La OCU quiere llegar a la subasta del día 16 con 400.000 miembros adscritos al grupo de compra. El ahorro que pueden lograr las subastas es mínimo, señalan los especialistas, pero es un desafío a las grandes empresas. La agrupación de usuarios para comprar a mejor precio puede extenderse a los carburantes o a la […]
La OCU quiere llegar a la subasta del día 16 con 400.000 miembros adscritos al grupo de compra. El ahorro que pueden lograr las subastas es mínimo, señalan los especialistas, pero es un desafío a las grandes empresas. La agrupación de usuarios para comprar a mejor precio puede extenderse a los carburantes o a la telefonía.
El próximo día 16 de octubre, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) va celebrar una subasta entre empresas comercializadoras de electricidad para suministrar electricidad a 400.000 consumidores durante 12 meses. Ganará la empresa comercializadora que ofrezca el precio más barato. La iniciativa, por dimensión y características es una novedad. La OCU, señala su portavoz, Ileana Izverniceanu, se plantea extender la fórmula del grupo de compra a los carburantes o la telefonía. Ahorros al margen, la iniciativa supone todo un toque de atención a las grandes empresas tradicionales.
La agrupación de compradores de energía, con distintos objetivos, no es nueva en España. Desde hace tres años proliferan las cooperativas de energía que intentan romper las reglas de un mercado sin apenas competencia, según señaló la extinta Comisión Nacional de la Competencia (CNC). Son iniciativas como Som Energía, Goiener Cooperativa de Generación y Energía Renovable, Zencer, Eco o Enerplus.
Las iniciativas que proliferan en España tienen como modelo experiencias probadas en Europa por sociedades como EWS (Alemania), Ecopower (Bélgica) o Enercoop (Francia).
Todas tienen como fin salir de los canales de producción y comercialización que controlan las mismas grandes empresas. En España, Endesa, Iberdrola, EDP-HC, Gas Natural Fenosa y E.ON controlan más del 90% de la producción y de la distribución y tres cuartas partes de la comercialización. Fue el actual presidente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y entonces secretario de Estado de Energía, Fernando Martí, el que calificó de «oligopolio» al mercado eléctrico. Lo hizo en el Senado.
Liberalización fallida
Martí apellidó en el Senado un sistema y una forma de actuar en el mercado que ha defraudado muchas de las expectativas que se vendieron con la liberalización eléctrica iniciada a finales de los 90 y teóricamente culminada con la libertad de elección de compañía, en el año 2003.
La prueba de que el sistema defrauda y no funciona bien está en los números: las tarifas eléctricas de los hogares han subido más de un 80% desde 2006, el déficit generado supera los 26.000 millones, no hay ofertas competitivas y el mayor ahorro al que puede aspirar un usuario doméstico ronda los 12 euros al año (datos de la CNE).
Las nuevas iniciativas de agrupar para comprar más barato no son tanto una cuestión de ahorro como una forma de plantar cara a un modelo ineficiente. «El ahorro potencial» sostiene Jorge Morales (Plataforma por un Nuevo Modelo Energético) es mínimo, efectivamente. Los márgenes de comecialización son los que son y los descuentos no superarán más allá del 3%, pero lo importante es que demuestran que la gente despierta». Además, las cooperativas están dando un paso más allá, invirtiendo en proyectos renovables, si bien, en estos momentos todo está en un paréntesis angustioso. Marc Roselló, de Som Energía explica que la cooperativa, nacida hace tres años, con siete empleados, 10.000 socios que han aportado un mínimo de 100 euros y una apuesta por la energía limpia, mantiene ocho instalaciones fotovoltaicas sobre cubierta y una planta de biogás en la comunidad valenciana.
Som Energía factura 400.000 euros mensuales y no ofrece rebajas de precio sobre la tarifa doméstica regulada. Lo que ofrece, explica Roselló es la garantía de que se maneja energía limpia. Exige «certificados verdes» a la electricidad que compra: 24 Gigawatios/hora/año.
A las manos del ciudadano La presidenta de la cooperativa que nació en Girona, Ana Marco, lo tiene muy claro: «se trata» dice «de ir trasladando el suministro hacia las manos de la ciudadanía, sin depender de las grandes empresas». Marco adelanta que el proyecto de Som, limitado ahora a clientes con consumos inferiores a los 15 kilowatios, se ampliará en breve.
Poco a poco, sostiene el coordinador técnico de Zencer, José Luis Torres, los proyectos van cuajando. Zencer (250 socios cooperativistas), que funciona desde enero de 2013, cuenta entre sus convencidos dos municipios, Villamanrique de la Condesa (Sevilla) y Ardales (Málaga).
La OCU decidirá entre las ofertas que reciba en la subasta el 4 de noviembre. Izvenirceanu asegura que la iniciativa ha causado cierta inquietud en el sector.«No les gusta (a los grandes grupos) que entren las pequeñas comercializadoras». Pero por algo se empieza.
«Portugal ha conseguido con iniciativas similares descuentos para usuario de a pié de 158 euros al año, en Bélgica, en gas, los descuentos han llegado a 450 euros anuales y en Reino Unido, los clientes se han ahorrado en los contratos de electricidad hasta 158 euros por año». ¿Mucho? «No» admite la portavoz, «pero en nuestro caso, se cubre un doble objetivo, intentar un ahorro individual y cuestionar una reforma, la energética, que no sirve».
Pero no todos tienen una visión positiva de la inciativa de la OCU. Es el caso del Observatorio Crítico de la Energía. «Tiene poco recorrido a la hora de atacar la raíz de los problemas» señala en sus documentos. Y lo que es peor, sostiene: «podría incluso posponer su solución si consigue una rebaja que apacigüe los ánimos de los consumidores».