Sólo un 15% de los 24,6 millones de puntos de suministro de electricidad existentes en España tienen un contador de la luz en propiedad. El resto son alquilados. El negocio para las eléctricas en los últimos años no es desdeñable. Las distribuidoras cobran a cada cliente entre 54 y 87 céntimos de euro al mes […]
Sólo un 15% de los 24,6 millones de puntos de suministro de electricidad existentes en España tienen un contador de la luz en propiedad. El resto son alquilados. El negocio para las eléctricas en los últimos años no es desdeñable.
Las distribuidoras cobran a cada cliente entre 54 y 87 céntimos de euro al mes por el alquiler, en función del tipo de aparato, aunque el precio más habitual es el primero, que corresponde a los más antiguos. Estos (con más de 15 años de vida, y muchos de ellos en malas condiciones) son cerca de la mitad del total.
Si se considera el número de contadores en arrendamiento, y sólo en función del precio mínimo que se cobra, el alquiler supone unos ingresos anuales de, al menos, 40 millones para las eléctricas. Teniendo en cuenta la antigüedad de buena parte de los contadores, lo lógico es que al menos la mitad de esos equipos ya estén sobradamente amortizados.
En el caso de que su precio fuera, en su momento, de 20 euros (algo improbable hace 15 años), las eléctricas habrían recuperado su inversión en apenas tres años. El resto del tiempo serían ganancias.
Según esas estimaciones, en el caso de un contador con 15 años de antigüedad, las eléctricas se habrían embolsado, libres de polvo y paja, la respetable cifra de 480 millones de euros en ese periodo.