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Huelga de los trabajadores del Servicio de Limpieza de Metro de Madrid

Las empresas dificultan un acuerdo

Fuentes: Rebelión

Veinte días de pulso y lucha son los que mantienen los trabajadores de las empresas concesionarias del Servicio de Limpieza de Metro de Madrid. Veinte días tras los que los trabajadores y sus familias siguen sacando pecho convencidos de lo justo de sus reivindicaciones a pesar de los intentos de criminalizar su lucha. Veinte días […]

Veinte días de pulso y lucha son los que mantienen los trabajadores de las empresas concesionarias del Servicio de Limpieza de Metro de Madrid. Veinte días tras los que los trabajadores y sus familias siguen sacando pecho convencidos de lo justo de sus reivindicaciones a pesar de los intentos de criminalizar su lucha. Veinte días que se dejan notar en las instalaciones donde ya no solo se acumula la basura, también la rabia por salir de ese tipo de precariedad que es el empleo basura.

Hablamos con Iván, miembro del Comité de Huelga, que nos sitúa en el comienzo de un conflicto caracterizado por la dejación de la Administración pública, la codicia sin límites de las grandes empresas y el deseo de unos trabajadores de conseguir un empleo y una remuneración justa. Metro de Madrid es la empresa de transporte público suburbano de la capital, una empresa que ha ido deshaciéndose de sus trabajadores con un empleo estable subcontratando gran parte de sus actividades a otras empresas. Es el caso de la limpieza que, en este caso, fue adjudicada a tres empresas: Sacyr Vallehermoso, Ferrovial y Dragados y Construcciones. Tal vez alguna de ellas les suenen. Por tanto, hacia donde primero se deben dirigir las miradas para buscar responsables de este conflicto es hacia los responsables políticos de la Comunidad de Madrid por mucho que incordien a través de la megafonía con sus lamentos de que «el servicio de limpieza de las instalaciones no se realice de forma normal por los paros convocados por los trabajadores de las empresas concesionarias». Y, en segundo lugar, hacia estas empresas que siguen creyendo, al igual que quienes defendían el esclavismo, que quien trabaja con la basura debe vivir en la basura.

Nos dice Iván que la lucha de los trabajadores surge cuando comienzan a reivindicar la equiparación de los salarios y los derechos laborales entre todos los trabajadores con el fin de conseguir una tabla única y donde prime el lema de a igual trabajo, igual remuneración. Porque, continúa, como son empresas diferentes, los sueldos son diferentes y en algunos casos llega hasta una diferencia de 300 euros. En este aspecto, las empresas concesionarias también están de acuerdo pero equiparando los sueldos y los derechos de todos a aquellos trabajadores más precarios. Además los trabajadores exigen la estabilidad en el empleo ya que es un sector con mucho empleo eventual pero consideran que el servicio que prestan es susceptible de contratos indefinidos.

Ahí no termina todo, porque estas tres grandes empresas han subcontratado el servicio a 9 empresas filiales por lo que existen 9 Comités de empresa diferentes. Algo que no ha supuesto una dificultad para los trabajadores que han conseguido aunar esfuerzos y constituir un único Comité de Huelga.

Iván se muestra preocupado porque tras la reunión del pasado jueves con los representantes de las empresas salió con la impresión de que éstas se cierran cada vez más. «Así me pareció, salí con la sensación de que encima nos estaban pidiendo dinero». Y es que las empresas estaban proponiendo a los trabajadores la equiparación de las tablas salariales congelando los salarios y homogeneizando los derechos y los sueldos. «Homogeneizar es una palabra engañosa porque pretenden hacerlo a la baja; y nosotros lo que exigimos es la equiparación con los compañeros con tablas más altas.»

El pasado miércoles, 2 de enero, una gran manifestación recorrió las calles de Madrid entre Atocha y Tirso de Molina. «El apoyo ha sido increíble a pesar de la actitud de los medios de comunicación oficiales que no solo han silenciado nuestra lucha sino que además publicaron que tan solo éramos 800 los manifestantes. Éramos más, creemos que sobrepasábamos los 2.000. Y hay que tener en cuenta que somos 1.500 trabajadores».

Le pregunto por el intento de criminalizar su lucha tras los vídeos que Telemadrid divulga a todas horas con supuestos compañeros rociando aceite, esparciendo polvo de extintores o lanzando por las escaleras contenedores de basura. «Creemos que es un montaje para echarnos encima a la opinión pública». Pero 20 trabajadores han sido inculpados y se enfrentan a despidos aunque desde el Comité de Huelga denuncian que en esos vídeos no se puede identificar a nadie, que no les han dejado estar presentes durante la rueda de identificación y que en ningún momento se ha notificado quién es el denunciante. «Creemos que es un montaje para reventar la huelga. Pero a pesar de lo anormal del proceso para culpabilizarnos, no se puede encasillar a 1.500 trabajadores con una lucha ejemplar por la acción de 20 vándalos que nada tienen que ver con nuestra manera de luchar por nuestros derechos».

«No estamos solos», me dice tras preguntarle por el apoyo de las fuerzas sindicales. «Hemos recibido la solidaridad de mucha gente excepto de las cúpulas sindicales de Comisiones Obreras y de UGT. Y digo de las cúpulas porque en nuestras empresas hay delegados de CCOO que siguen estando con nosotros».

¿Hasta cuándo aguantarán? Estas movilizaciones suelen ser carreras de fondo y los trabajadores parecen dispuestos a mantener el ritmo con vistas a una larga carrera. De hecho ya han constituido una Caja de resistencia. «Aguantaremos todo lo que podamos a pesar de que todos somos trabajadores humildes y con sueldos bastantes bajos. Ya veremos…»