En la edición digital de El País de hoy, 26 de diciembre, podemos leer un artículo que encabeza la sección de Economía y que lleva por título: «Las más respetadas» (1). El planteamiento es el siguiente, se trata de una encuesta entre ciudadanos de a pie a los que se les pregunta: si un amigo […]
En la edición digital de El País de hoy, 26 de diciembre, podemos leer un artículo que encabeza la sección de Economía y que lleva por título: «Las más respetadas» (1).
El planteamiento es el siguiente, se trata de una encuesta entre ciudadanos de a pie a los que se les pregunta: si un amigo suyo extranjero le preguntase cuál es la empresa española que le inspira más respeto y confianza, es decir, la que en mayor medida le haría a usted sentirse orgullos de que representase a España, ¿qué respondería?
El artículo asegura que entre las cien empresas mencionadas en las respuestas, solo 12 alcanzan el 1%, y atención, asegura que este 1% vendría a equivaler a unas 350.000 personas, es decir, que en el artículo se vendría a hablar de una encuesta sobre 35.000.000 de personas, lo que viene a superar el número de personas del censo electoral (2). Sorprendente universo. Aunque no tan sorpredente si atendemos a la verdadera intención de este folleto publicitario que escribe Toharia.
La primera de las doce empresas «mas respetadas» por los supuestos encuestados es Telefónica, con un 21% y dice el artículo: «es decir, por unos siete millones de españoles«. Está claro que esos supuestos siete millones de españoles estarían de acuerdo con la política laboral de esta «respetada» compañía que consigue que el poder político le apruebe un «respetable» ERE de 6.500 empleados mientras obtiene beneficios superiores a los 10.000 millones de euros anuales, y eso en uno de sus peores años.
En el segundo lugar de la supuesta encuesta aparece el Banco Santander (15%), esa «respetable» entidad bancaria que cree mucho más «respetable» echar de sus casas a las familias no pueden pagar la hipoteca, que negociar una salida mucho más respetable y humanitaria. Hay que recordar también que el presidente de esta «respetable» empresa «aboga porque Rajoy haga una reforma laboral muy exigente» (3).
Aparece en tercer lugar Repsol (12%), los supuestos 4,2 millones de españoles que respetarían a esta compañía, ¿lo harían a sabiendas de lo poco que respeta a su vez los derechos humanos y el medioambiente? (4), no parece una opinión muy respetable, ciertamente.
El cuarto lugar de la supuesta encuesta es de traca: Inditex, con un 11%, es decir, que según la supuesta encuesta, 3.850.000 españoles confiarían en una compañía que aplica la esclavitud en su proceso productivo, como se reveló el verano pasado (5).
A continuación aparece El Corte Inglés con un 7%, o lo que viene a ser lo mismo, 2.450.000 confiarían en una empresa machista como pocas (6) y que entiende los derechos laborales como algo molesto y, desde luego, prescindible y pisoteable.
Otras mencionadas son: Iberdrola, BBVA, Mercadona, Endesa, La Caixa, Gas Natural-Fenosa y ACS
La ya de por sí débil argumentación termina de desplomarse cuando el autor, José Juan Toharia, presidente de Metroscopia, concluye que «la notable dispersión de las respuestas quizá pueda ser interpretada en el sentido de que existe una confianza muy generalizada en los españoles respecto de nuestro tejido empresarial, lo que vendría a dificultar su decisión sobre qué empresa elegir». Notable resulta el empeño de Toharia en concluir que los ciudadanos españoles confían en las empresas españolas, sea como sea, aunque sea mentira. Parte de ese que usted llama «nuestro tejido empresarial», amigo Toharia, paga (o tampoco) sus impuestos en otros países donde la mano de obra es mucho más barata y tiene menos derechos que en España, por favor ¿aclare a qué «nuestro» se refiere?
También demuestra notable empeño en aseverar que las respuestas de los supuestos encuestados eran espontáneas y que no se les suministró información previa de a qué empresas elegir como más fiables. Dice Toharia: «las respuestas son espontáneas» , «no se les suministró un listado previo» , «mención libremente elegida entre los nombres que, al oír la pregunta pudieron venir -más directamente y sin sugerencia externa alguna- a la mente de las personas entrevistadas» . Qué empeño, Toharia, qué empeño. Conocerá usted la frase latina que dice: «Excusatio non petita, accusation manifesa» , que viene a decir que quien da muchas explicaciones sin que se las pidan, trata de ocultar una culpa.
Desvela Toharia que de los supuestos encuestados, más de un tercio (34%) no supo que contestar, y que un 1% respondió «ninguna», pero nos tranquiliza Toharia asegurando que este 1% «debe corresponderse a la fracción de nuestra población que usualmente emerge como público menos atento a los distintos avatares de nuestra vida social colectiva» .
Parece más bien, Toharia, que el 99% de la población que no ha contestado «ninguna», es el típico 99% que menos atenta está a las noticias sobre la cruda realidad de las empresas españolas, tal vez porque ya se ocupan estas empresas, mediante sus abultados presupuestos de publicidad, de que en los medios no salgan nunca sus trapos sucios. Y porque además cuentan esas empresas con personas como usted que son capaces de traspasar todos los límites para hablar bien de ellas.
Notas:
(1) http://www.elpais.com/
(2) http://www.ine.es/oficina_
(4) http://www.
(5) http://www.
(6) http://impresionesmias.com/
Blog del autor: http://
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