El ingreso de inmigrantes africanos a las colonias españolas de Ceuta y Melilla ya había despertado el interés del ex presidente español, José María Aznar, quien construyó la doble valla que actualmente separa a estas dos ciudades de Marruecos Las dos vallas de casi seis metros de altura están provistas de frondosos alambres de púas […]
El ingreso de inmigrantes africanos a las colonias españolas de Ceuta y Melilla ya había despertado el interés del ex presidente español, José María Aznar, quien construyó la doble valla que actualmente separa a estas dos ciudades de Marruecos
Las dos vallas de casi seis metros de altura están provistas de frondosos alambres de púas en su extremo superior y se encuentran separadas entre sí por un corredor de cinco metros. Dentro de este corredor y hacia ambos lados de las vallas los guardias vigilan permanentemente la zona.
Para cruzar estas vallas sin ser alcanzados por la guardia los inmigrantes deben trepar rápidamente una primera valla y de inmediato saltar la segunda. Esta operación requiere del uso de cientos de escaleras que deben ser armadas previamente con ramas. Si bien las posibilidades de pasar al otro lado son casi inexistentes, el gran número de personas que lo intentan, junto con la táctica repetida de tratar de tomar por asalto dos puntos distantes entre sí al mismo tiempo, ha sido una de las maneras de aumentar estas posibilidades, aunque sin mejores logros.
Durante la madrugada del jueves 6 de octubre se produjo uno de los intentos más fuertes de los últimos meses por cruzar esta frontera. El hecho coincidió con la arribo a Melilla de la vicepresidenta española, Teresa Fernández de la Vega, quien le comunicó alegremente a la prensa que solo uno de los 500 africanos que lo intentaron logró pisar suelo español. De la Vega destacó además el «magnifico trabajo» desarrollado por las fuerzas de seguridad del Estado y del ejército «en la labor que tienen encomendada de la defensa de nuestras fronteras».
Entre tanto la única persona que había logrado cruzar se hallaba en el Hospital Comarcal, en silla de ruedas, con numerosos cortes y contusiones en el cuerpo. Para entonces más de 290 subsaharianos ya habían sido detenidos por uniformados marroquíes, 6 personas habían muerto del lado marroquí aplastadas por la avalancha y al menos otras 30 resultaron heridas.
Pero esta no es la única forma de cruzar. Algunos lo hacen a nado, con embarcaciones muy precarias, o bien caminan por el borde de un acantilado, lo cual es aún más peligroso.
Pero a pesar de todas estas restricciones hay quienes logran traspasar la frontera.
Las irregularidades que se cometen con quienes han alcanzado suelo español son numerosas, una de ellas tiene que ver con la represión por parte de la Guardia Civil española, que en ocasiones ha causado serias heridas a los inmigrantes que trataban de cruzar la frontera. Otra de las más flagrantes irregularidades son unas «puertas» que se improvisaron en las vallas, que legalmente no deberían existir y que permiten devolver a los inmigrantes a Marruecos sin más ni más, lo cual viola la Ley de Extranjería española. Esta ley prevé que como inmigrantes indocumentados deben ser llevados a una comisaría y posteriormente identificados.
Mientras que una pequeña parte de los inmigrantes que cruzan las vallas son devueltos a Marruecos por estas «puertas», el destino de la mayoría suele hallarse en los llamados «centros de acogida para inmigrantes».
Debido a que España no tiene acuerdos bilaterales con los países del África subsahariana que les permitan a los inmigrantes retornar a su lugar de origen, estos son trasladados a los centros de acogida. Solo los nombres de estos centros pueden ilustrarnos la imaginación mejor que una descripción detallada: «Centro San Antonio de Ceuta» y «Fuerte de la Purísima Concepción de Melilla».
Desde estos «centros de acogida», donde permanecen en libertad, los inmigrantes posteriormente pueden dirigirse hacia otros sitios de España o de Europa en general. En el caso de los adultos, pasan a ser carne de explotación a buen precio. En el caso de los menores, su suerte puede ser aún peor.
Diferentes agencias, diarios, programas, todos serios, tratan el tema con rigor meteorológico: la marea sube, la temperatura está en ascenso, los negros mueren en la frontera… Entienden que el asunto es de orden natural.
Las mismas agencias, diarios y programas, hablan del «problema de la frontera». Pero el problema no es que los africanos crucen el cerco, sino que crucen el límite de su situación de vida. El problema español es que los inmigrantes africanos crean que tienen derecho a una vida en España. Este problema español es un problema europeo.
Por esta razón es que la respuesta de la Unión Europea a su problema consiste sobre todo en cercenar los derechos de quienes han logrado cruzar sus fronteras. Puesto en otras palabras: «aquí estos inmigrantes solo tienen derecho a morir de otra manera».
Sin embargo los negros de África tenían derecho a una vida en América, por eso los que no murieron en los barcos llegaron a estas tierras como esclavos.
Pero el «problema de la frontera» no es nuevo. Human Rights Watch realizó investigaciones acerca del trato a los inmigrantes en España durante julio, octubre y noviembre de 2001, y posteriormente en marzo, mayo y octubre de 2002. El trabajo señala particularmente el abuso del que son víctimas «los niños inmigrantes no acompañados de Ceuta y Melilla».
Según este informe los chicos que inmigran desde Marruecos son llevados a los centros de acogida para inmigrantes, que es lo reglamentado por el artículo 157 de la Ley de Extranjería de España. En estos «centros» son golpeados y maltratados tanto por el personal español como por el resto de los inmigrantes mayores.
En general, al momento en que se realizó esta investigación, los centros de acogida para inmigrantes se hallaban en muy malas condiciones, e incluso uno de ellos, el Centro San Antonio, disponía de una «celda de castigo» en la que los niños podían permanecer recluidos en aún peores condiciones por períodos de hasta una semana.
Clarisa Bencomo, investigadora de la División de Derechos del Niño de Human Rights Watch, precisa al respecto que «los funcionarios españoles violan los derechos humanos de estos niños migrantes para forzarles a regresar a Marruecos y los funcionarios marroquíes los castigan por haberse ido».
Recientemente el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero ha propuesto crear una tercera valla en la frontera, operación en la que se vería involucrada la empresa española Indra.
Al mismo tiempo un diplomático español ha señalado a la prensa que la Unión Europea destinó al desarrollo de África durante los últimos 10 años unos 2.150 millones de dólares. Sobre lo que les ha costado -y les sigue costando- a los africanos el desarrollo europeo no existen cifras.
FUENTES:
«España y Marruecos maltratan a los niños migrantes». Human Rights Watch, Madrid, 7 de mayo de 2002.
«La ONU debe examinar política inmigratoria». Human Rights Watch, Nueca Cork, 12 de noviembre de 2002.
Alicia Fraerman; «Otro salto a la esperanza y la represión». IPS, Madrid, 27 de septiembre de 2005.
Tito Drago; «Del muro de Berlín a Ceuta y Melilla». IPS. Madrid, 5 de octubre de 2005.
Sara Sanz; «Seis inmigrantes mueren en el lado marroquí de la frontera en una avalancha». Melilla Hoy, 7 de octubre de 2005.