Externalizaciones, hasta 109 sanciones por cesión «ilegal» de trabajadores en un año y medio, impago de horas extraordinarias, diferencias entre trabajadoras «temporales» y con contrato indefinido en las libranzas; contrataciones en fraude de ley y a la seguridad social, incumplimiento de las categorías profesionales en las tareas, negativas a la renovación de las empleadas eventuales […]
Externalizaciones, hasta 109 sanciones por cesión «ilegal» de trabajadores en un año y medio, impago de horas extraordinarias, diferencias entre trabajadoras «temporales» y con contrato indefinido en las libranzas; contrataciones en fraude de ley y a la seguridad social, incumplimiento de las categorías profesionales en las tareas, negativas a la renovación de las empleadas eventuales durante la baja por enfermedad; mutuas que actúan como «aliadas» de las empresas y gestionan precipitadamente las altas laborales; contratos de formación «indiscriminados» y «abusivos»… La Asamblea de Camareras y Limpiadoras de Hotel -«Las Kellys»- de Benidorm informaron el 25 de enero de esta retahíla de irregularidades a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social de Alicante. ¿Cuál fue la respuesta? Se está ejerciendo un control sobre la duración de la jornada laboral en los hoteles y las cesiones «ilegales» de trabajadoras por parte de las (empresas) subcontratistas. La Inspección de Trabajo señaló la importancia de que los sindicatos de los hoteles realicen las correspondientes denuncias. Sin embargo, la cobertura sindical alcanza con muchas dificultades a las camareras de las plantas hoteleras, sobre todo las que trabajan a través de subcontratas.
«Las Kellys» de Benidorm aportaron en la reunión todo tipo de documentos que acreditan las denuncias. Por ejemplo, un contrato temporal de «limpiadora» formalizado en 2015 por la empresa de «externalización» de servicios Exeo Gestion Integral, que se dedica a las tareas de limpieza en hoteles y con particulares. La persona que firmó este contrato trabajó en un hotel como camarera de piso, pero se le remuneró de acuerdo con la categoría de «limpiadora», lo que implicaba un salario inferior. La clave radica en que a las trabajadoras de las subcontratas no se les aplica el convenio del sector de la hostelería de la Costa Blanca, como sí ocurre con las empleadas en plantilla de los hoteles. Sin embargo, realizan las mismas tareas. En los casos de los contratos de formación se observan las mismas diferencias salariales. Además «Las Kellys» mostraron a la Inspección de Trabajo los partes de las habitaciones, que dan cuenta de la sobrecarga laboral que afrontan las trabajadoras: una media de 25/30 habitaciones en seis horas, incluida las tareas de pasillo y la preparación de los carros.
Un ejemplo prototípico del sector es el de una trabajadora que ha demandado a la empresa Serveis Integrals Lafuente de Torrellano (Alicante), cuyo objeto es la limpieza de edificios y locales; y al hotel de cuatro estrellas Bonalba Golf en el municipio alicantino de Mutxamel. La demandante fue contratada como «auxiliar de servicios» entre abril y octubre de 2016 por la primera de las mercantiles, aunque trabajó en el hotel como camarera de piso. La diferencia en la nómina que implica la «cesión» no es baladí: como «auxiliar de servicios» percibía 25,54 euros al día, cuando le corresponderían 47,32 euros por el trabajo de camarera desarrollado. Las diferencias entre la remuneración obtenida en mayo de 2016 y lo que le correspondería en función del convenio colectivo y la tarea realizada, según argumenta la trabajadora en la demanda, asciende a 653,50 euros. «Las Kellys» acompañaron a la trabajadora en el acto de conciliación con las empresas; «practicamos el apoyo mutuo», afirman. Al no alcanzarse un acuerdo, el conflicto se dirimirá en un juicio del que no hay fecha anunciada. Fuentes de la asamblea informan que son siete las trabajadoras del hotel Bonalba Golf en la misma situación.
«Las Kellys» cuentan con núcleos organizados en Madrid, Barcelona, Mallorca, Cádiz, Fuerteventura y Lanzarote. El grupo de Benidorm surgió en junio de 2016, y en las asambleas ya participan en torno a un centenar de personas. Calculan que en los hoteles de Benidorm trabajan cerca de 3.000 camareras de piso. La primera concentración en la calle tuvo lugar el pasado 16 de agosto, en la plaza Triangular de la ciudad alicantina, en la que participaron 300 trabajadoras. A los siete meses de constituirse, la asamblea general se reúne una vez al mes, aunque «Las Kellys» mantienen operativo un grupo de trabajo para el día a día. Cuentan asimismo con el apoyo de un abogado laboralista.
El pasado nueve de diciembre se concentraron frente al Hotel Madeira de Benidorm, para protestar contra la «externalización» del trabajo de las camareras de piso. «No a la precariedad ni a la esclavitud laboral», fue una de las consignas. Repartieron octavillas en inglés y en castellano, en las que explicaban la tabla de reivindicaciones. «La empresa pretendía ‘externalizar’ el departamento de pisos a primeros de 2017», apunta Yolanda García, activista y miembro de la asamblea. Finalmente la iniciativa se pudo paralizar. Tal vez influyó la campaña de más de diez días en las redes sociales y los escritos de denuncia en los foros de las web hoteleras. También se han dirigido a las puertas de los hoteles de Benidorm, en grupos de cinco personas, para informarles a las compañeras sobre las asambleas de «Las Kellys». Lo hicieron en las inmediaciones de los hoteles Bali, Madeira, Rosamar, Dynastic y Sol Pelícanos Ocas, entre otros.
Asimismo han denunciado la existencia de «listas negras». Una trabajadora escribió en diciembre de 2016 un correo electrónico a la asamblea de «Las Kellys», en la que contaba lo que le ocurrió al reclamar sus derechos en uno de los hoteles ubicado en Benidorm, de la cadena Industrias Hoteleras del Mediterráneo SL. La empleada -camarera de piso- pretendía librar los dos días que le correspondían y que no le cambiaran los turnos de trabajo, para poder estar con sus hijos. «No consiguió que le respetaran este derecho», señala Yolanda García en conversación telefónica. Debido a la negativa de la empresa hotelera, terminó abandonando el puesto de trabajo. La segunda parte de la historia ocurrió en otro hotel de la misma cadena, en el que la citada trabajadora ya había estado empleada. Empezó a desempeñar su trabajo, pero el gobernante del hotel le llamó para decirle que el ordenador mandaba una señal de aviso: no era aconsejable su presencia en el hotel, al figurar antecedentes reivindicativos en otra empresa de la cadena. Así las cosas, no se formalizó el contrato. Esta trabajadora, madre soltera, no oculta su miedo, pero se ha sobrepuesto y planteado una denuncia por la existencia de «listas negras» ante la Inspección de Trabajo. «A todas las que damos la cara sabemos que nos costará mucho encontrar trabajo en un hotel de Benidorm», subraya Yolanda García.
Actualmente «Las Kellys» planean concentrarse ante los hoteles que promueven «externalizaciones» de camareras, principalmente en el Rincón de Loix, la zona de mayor concentración hotelera de Benidorm. Entre los señalados figura el Dynastic, «uno de los que empezó con las subcontrataciones», destacan las activistas. También los hoteles Flash, Rosamar, Albir Playa y Sun Palace. En cuanto a la sobrecarga de tareas, «es una realidad generalizada en los complejos hoteleros de Benidorm», aseguran. Le sucedió a MC. L.M., de 56 años y empleada en 2011 durante tres meses en el Hotel Venus de la Cadena Servigroup. En aproximadamente seis horas tenía que acondicionar 24 habitaciones. En las fiestas navideñas cada pieza podía disponer de tres o cuatro camas, «y las tenías que ‘montar’; esto suponía tener que arrastrar todo el material, incluidos los colchones, somieres y las camas supletorias que a veces se hallaban en otro edificio». Además, «sólo podía librar un día a la semana, aunque a veces pasara 10 o 12 días sin jornadas de descanso». Tan fuerte era el ritmo en el tajo («he visto a compañeras desencajadas y llorando»), y además sin pausa, que MC. L. M. no quiso continuar. ¿Cómo es posible en esta coyuntura la resistencia? Asegura que con la ayuda de antiinflamatorios, Nolotil, Paracetamol, ansiolíticos o pagando a un fisioterapeuta para que les aplique masajes.
«Es una pesadilla ir a trabajar todas las mañanas», concluye MC. L. M., veterana en el sector, empleada durante 28 años en 15 hoteles diferentes de Benidorm. Las secuelas de tantos años en la batalla es un «síndrome de túnel carpiano» en la muñeca («lo tenemos muchas camareras de piso», subraya), la rotura de tendones en el brazo derecho y tener que dormir con dos cojines debajo de las extremidades. Además, apunta esta «Kelly» de Benidorm, «muchos hoteles niegan el parte de lesiones y dolencias a las camareras para que éstas puedan ir a las mutuas». En caso de baja por enfermedad, añade la activista, «olvídate de renovar si eres una empleada eventual del hotel, y todavía peor si trabajas a través de una empresa ‘externalizada'». Yolanda García ha laborado 13 años como camarera de hotel, siempre con contratos temporales. Necesitaba «psicológicamente» un descanso, afirma, después de tantos años en la hostelería. Una de las experiencias que le marcó ocurrió en el hotel Sha Wellness, en la playa de El Albir (Alfaz del Pi). Corría el año 2014 y tenía un contrato a media jornada como «auxiliar de piso», con la salvedad de que algunos días no limpiaba habitaciones las cuatro horas diarias estipuladas en el contrato, sino durante cinco o más. No le abonaban las horas extraordinarias.
Llegó el día que sufrió un accidente laboral: un automóvil le atropelló cuando circulaba en motocicleta diez minutos después de que acabara la jornada en el hotel. En el hospital le trataron de una torcedura de tobillo, moratones en la espalda y otras lesiones. El accidente derivó en baja laboral, y la mutua le prescribió 35 días de sesiones de rehabilitación. Al cumplirse nueve, recibió la carta de despido remitida por la empresa en la que se alegaba «baja productividad». En el contrato figuraban seis meses, pero Yolanda García sólo laboró tres en el hotel. «El despido era improcedente, explica, pero les salía a cuenta despedirme y contratar a otra persona». Ante el paisaje descrito, una de las respuestas de la patronal hotelera de Benidorm y la Costa Blanca -HOSBEC- trascendió el pasado 15 de diciembre por boca de su presidente, Antonio Mayor. «No es de recibo que se nos tache de maltratar los derechos de nuestros trabajadores, porque no es cierto». En un acto navideño ante empresarios del sector hotelero, el alcalde de Benidorm y el secretario autonómico de Turismo, Mayor negó que la crisis hubiera implicado una devaluación salarial en la hostelería. Tres días después «Las Kellys» le respondieron con una carta pública que recordaba la cotidianeidad en las plantas hoteleras: contrataciones con empresas externas en peores condiciones, contratos de media jornada que se convierte en completa, cargas laborales que deterioran la salud, automedicación para lograr los objetivos…
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