Hay centenares de aproximaciones posibles al discurso de la Nochebuena del nuevo Rey Borbón, el hermano de la Infanta imputada, el cuñado del que acaso siga siendo Duque de Palma. Izquierda Unida habló de «continuismo con énfasis» y del diseñado cuidado de las formas y de un mejor decir. Sustantivamente, lo de siempre, otra arista […]
Hay centenares de aproximaciones posibles al discurso de la Nochebuena del nuevo Rey Borbón, el hermano de la Infanta imputada, el cuñado del que acaso siga siendo Duque de Palma.
Izquierda Unida habló de «continuismo con énfasis» y del diseñado cuidado de las formas y de un mejor decir. Sustantivamente, lo de siempre, otra arista de la operación «cambios casi nada para que todo siga igual». La representante de Podemos hizo énfasis en el olvido de tantos jóvenes españoles obligados a emigrar que verían o escucharían el discurso, si así lo hicieron, en tierras lejanas no elegidas por voluntad propia en un acto verdadero de autodeterminación.
Se ha hablado también de la insistencia reiterada en la Constitución de 1978 sin referencia alguna a su reforma, de las naderías Reales, de la falsa de definición de corrupción, del uso exclusivo del castellano, aparte de las palabras finales, a lo largo de la exposición, de la calculada ambigüedad de algunos pasos, de la inexistencia en el discurso del caso «Cristina de Borbón», de la retórica conocida y más que vacía sobre los desempleados, las condiciones de trabajo, el Estado de bienestar y las crecientes desigualdades, mientras colectivos de parados en lucha -¡viva el Campamento de la dignidad!- se encerraban en iglesias y catedrales. Etc. Hay más interpretaciones y comentarios. Hablo aquí de una ausencia clamorosa.
¿Cómo es posible que en tiempos lampedusianos de aparente reforma-estafa -cuyo guión haremos bien en no volver a creer- no se hiciera ninguna referencia a las mujeres asesinadas en nuestro país? ¿Cómo es posible que en un país en el que más de 800 mujeres han sido asesinadas en esta última década no haya referencia a unas barbarie de estas dimensiones? ¿No son las 60 o más muertes de este año un asunto de Estado? ¿Siguen siendo las mujeres ciudadanos de segunda en este Estado borbónico?
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