Para quienes nos ven desde otros países, especialmente de nuestro continente, lo que ocurre en Chile; ciertamente los conmueve ; las ideologías que suponían muertas, vuelven, no son las de antes, son peores como la «ideología de la corrupción» descrita por «Chaulsón»(para seguir la forma en que lo menciona la CNN); la»ideología del engaño» que […]
Para quienes nos ven desde otros países, especialmente de nuestro continente, lo que ocurre en Chile; ciertamente los conmueve ; las ideologías que suponían muertas, vuelven, no son las de antes, son peores como la «ideología de la corrupción» descrita por «Chaulsón»(para seguir la forma en que lo menciona la CNN); la»ideología del engaño» que describe Allamand, la «ideología del poder», que denuncia un desconocido y que seguramente no será muy difundida, pues describe el comportamiento de muchas y muchos, que vestidos de autoridad transitoria, han encontrado en el viejo pulgar de los romanos, el modo de definir con arbitrariedad de monarcas, el deber ser, lo que corresponde: el bien y el mal.
La «ideología de la corrupción» y la «ideología del engaño», se presentan como nuevas, lo que en rigor es un error, pues la primera de todas fue la «ideología del poder por el poder».
En la primera fase de estas nuevas ideologías, la renuncia a principios y valores intangibles, fue sin duda su acto principal, luego de lo cual se hicieron del poder y de todos los valores materiales que encontraron a su paso.
Las empresas del estado pasaron a manos privadas, la administración de los fondos de pensiones, quedó en manos de gente de bien; bien dispuesta a financiar con el dinero de todos su acumulación de riqueza y poder.
Los recursos naturales fueron cultamente entregados a la inteligencia de las transnacionales, como una potente señal de apertura al mundo, de esa manera han contribuido a la contaminación, a romper los ecosistemas y a no dejar a las generaciones que debieran venir, más que un vacío de fertilidad, de manera tal de que la existencia, la vida, pruebe si en verdad viene del mundo de los milagros y de la fe.
La iglesia reclama, no le parece, no es bueno poner en prueba la paciencia de los santos, ni alterar el descanso de los pobres ni menos dejar a Dios en condición de probar su existencia.
Han vuelto nuevas ideologías, primero las malas, es su orden natural; lo primero siempre será una piedra bruta, luego, será el tiempo y la paciencia sabia de los trabajadores y empresarios simples y sencillos, los que irán dando la forma correcta a lo que con inteligencia universitaria, el hombre educado destruyó, simplemente para probar su pequeño poder.
La «teoría del engaño» es perversa como la que más, en estos días por ejemplo, la industria de la educación se aboca a la tarea de capturar al mayor número de estudiantes, en redes de mil carreras que no tienen empleabilidad y respecto de la cuales tampoco que se cumple con informar, que la rudeza del mercado no excluye a la educación ni a las universidades.
Dueños de pequeños saberes, excluyen la experiencia, la intuición y pronuncian como conceptos neutros los de diversidad y pluralidad.
Lejos del pavimento, de los aluminios y los vidrios, sigue la mirada de las culturas anteriores que advierten que la tarea de volver a cultivar la vida en todos sus sentidos, será posible, si se tiene la mano firme para esperar un poco más.
Todas las vidas son necesarias, por eso vale más la sabiduría que la violencia, aunque la prepotencia y la arrogancia inciten hasta el fastidio.
Otros contentos vienen para quedarse… hasta que alguna victoria nos alcance… y que sea antes de las nuevas ideologías.