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Las Obama´s girls en La Habana

Fuentes: Rebelión

Tal parece no necesitar de partido único, ni de Estado fuerte, para reproducir sus mitos. Han acumulado tanto subdesarrollo en sus contrarios y suficientes sueños de ser ricos en sus voluntarios defensores que consiguen «in-ponernos» placenteramente un Mercado Único -con régimen y resultado único-, al 99% de los homos videns. Cada segundo de nuestro tiempo […]

Tal parece no necesitar de partido único, ni de Estado fuerte, para reproducir sus mitos. Han acumulado tanto subdesarrollo en sus contrarios y suficientes sueños de ser ricos en sus voluntarios defensores que consiguen «in-ponernos» placenteramente un Mercado Único -con régimen y resultado único-, al 99% de los homos videns. Cada segundo de nuestro tiempo de trabajo y de ¿nuestro? tiempo «libre». Y hasta nos creemos haberlo escogido con un clic. Porque nos gusta, nos resulta pop, light y super.

Con tan eficiente unicidad, que no hacen más que retocar – y solo de vez en cuando-, su credibilidad democrática con una cierta dosis de verdad normalizada, un barniz «antisistema» o una falsa disidencia financiada desde su fachada filantrópica. Ah, y lo mas importante, mucha banalidad para lubricar y lubricar la mente de los subordinados; libres de elegir lo que consumen, pero no a los que le consumen su mente.

Para ello el Imperio del Capital cuenta con las más productivas de las industrias, las del ocio y el entretenimiento. Las únicas que han logrado eso que de este lado de la orilla deseamos y expresamos con una consigna: «hacer más con menos». Entiéndase, maximizar la espontaneidad de lo que multiplica ganancias, con la menor sospecha de dominación.

De modo que no hace falta, «darle la tarea» a las «Obama´s girls»; como se hizo por allá por la década de los 50, 60 y 70, con los «Embajadores del jazz» [1]. Las «embajadoras del Pop», vienen a La Habana a celebrar sus cumpleaños, a hacer turismo con fachada «people to people» y/o a incrementar la cotización en Wall Street con el último coro de La Moda.

Bastó la «espontánea» visita en abril del 2013 de la afamada estrella estadounidense Beyoncé con su rapero Jay Z, para instaurarla. Pese a «la perreta» de los «mal nacidos» representantes Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, de origen neocolonial. Porque en un final, según comprobó la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro (OFAC), existió un «itinerario completo de actividades educativas» que resultaron en una «interacción significativa entre los viajeros y las personas en Cuba». Porque sí, hubo people to pueblo, pero también pueblo a people: Colmenita a Beyoncé, Jay-Z to ISA y Danza Contemporánea a to´ la pareja.

Entonces vino el primer aluvión, y otra ola in crescendo luego del 17D.

Hasta que vino Rihanna en mayo de 2015 y me creció… la sospecha, la revolucionaria y la paterna.

Rihanna me «sonaba» a un instrumento barbadense que posando para la Vanity Fair -entre carne y curvas-, publicitaba la imagen más ruinosa y vintage del Cerro y de la Habana Vieja. Y en frecuencia con el Obama que vendría, «rememoró» el Lincoln Continental 1956 Mark II, perteneciente -nada más y nada menos- que a Martha Fernández de Batista, la esposa del dictador de una Habana toda prostíbulo y toda ruleta hasta que «llegó el Comandante y mandó a parar».

Siguiendo «La Moda», cenó en un restaurante privado y colgó su imagen en las redes, se «despelotó» como los nativos y provocó varios «tumultos» de selfies. Aunque con su visita aprendimos algo nuevo, sobre «pinchazos guardaespaldas» anti-paparazis [2].

Flashazos que impidieron a los que le consumen la mente con rihannas, ver a su fotógrafa -pese a ser la fotógrafa mejor pagada del mundo-, a la artista del lente y ex-Vogue, Annie Leibovitz. La del retrato de la Yoko y el John desnudo -el Lennon de «Gimme Some Truth»-, horas antes de morir. A la que pagaron por retratar a Mijaíl Gorbachov sentado dentro de un automóvil con los restos del Muro de Berlín al fondo.

Ni detrás de las fotos, a la editorial Condé Nast Publications Inc.- propiedad de una importante familia judíoestadounidense-, que publica mensualmente a las transnacionales revistas Vanity Fair y Vogue. Un buen ejemplo  de la industria cultural de la que hablábamos, cliente y productora de una política invisibilizada que reproduce a través de la moda, la cultura del american way of thinking.

En un final, tampoco saben- y tal vez ni se interesen-que la estrella del Pop  es apadrinada por el multimillonario Jay-Z y este la manda hacer solo un poquito más que a su propia esposa. O que esta «reina absoluta del videoclip mainstream», en pocos meses ha conseguido con tres vídeos («Bitch Better Have My Money»- Zorra, mejor que tengas mi dinero-, » Work» y «Kiss It Better») llegar a la cifra de 350 millones de visualizaciones en YouTube, pero en los tres hace topless, es decir muestra sus senos [3].

Pero no la culpemos, la estrella del «pornoopop» tiene como su ídolo a Madonna, y la estadounidense, siendo ya una estrella allá en 1986, mostró un pezón durante unas fracciones de segundo de un plano general de su videoclip «Papa Don’t Preach» [4].Y fue pionera en llevar a estos productos visuales los movimientos propios de los clubs de striptease y espectáculos de burlesque americano [5].

Y cual ha dicho Jon E. Illescas, «Rihanna es prisionera de sus propios pezones, convertidos en punta de lanza de las ubres del capitalismo internacional». Solo la dejan aparecer con un vestido transparente en un evento público si allí mismo la nombran Ícono de la Moda [6].

Si desafía una y otra vez la política anti desnudez de Instagram o en Londres la Autoridad de Estándares Publicitarios (ASA) censuró el cartel de la fragancia «Rogue», por su provocativa poca ropa y sus piernas al aire [7]; esa es la «única manera» que le dejan para competir, ganar y poder retribuir filantrópicamente [8] a la pobre islita del Caribe donde dio sus primeros gritos al mundo subdesarrollado y sub-marinable del que huye sin parar.

De tal modo tendrá para no extinguirse en el escenario, que emular hasta enseñarlo todo como en su censurado «Pour it up», con sus contrincantes Nicki Minaj y Miley Cyrus, que se las traen en eso de mostrar carne y moverse «salvajemente». Otros de los instrumentos de la banalización -videoclip mediante- con el atractivo gancho de la sexualización de la imagen.

Funcional también para la diplomacia pop-cultural, que en la estrategia de smart power para Cuba, se ha diseñado por los Think Tank del Imperio. Como bien conocen los asesores de marketing de la industria cultural hegemónica, contratados también por los políticos.

Asumiendo las consideraciones de Joseph S. Nye que ha dicho: «Cultural diplomacy is an important tool in the arsenal of smart power». «At the personal level, it is the power of attraction and seduction» [9] Aunque la Cyrus lo ha dicho mejor: «Hay algo liberador en el hecho de que no haya discurso».

Así, justo la semana después de venderse en medio mundo el número de Vanity Fair con Rihanna, llegó la capital cubana otra de las celebridades del pop, la adictiva, Katy Perry, con sus pegajoso estribillos y letras tan «liricas» como: «¿Eres lo suficientemente macho como para dejarme ver tu pavo real?/ ¿A qué estas esperando?/ es hora de enseñarlo,/No seas el típico hombre vergonzoso,/seguro que es preciosa,/Venga chico, déjame ver lo que escondes ahí debajo…» (» Peacock»). Poco antes de venir, la cantante había compartido por Instagram una serie de fotografías, pertenecientes a una campaña de la marca Moschino, en las que mostraba las partes más sexualizadas de su cuerpo.

Las «celebrities» París Hilton y Naomi Campbell, vinieron alrededor de la Feria Internacional del Habano. L a multimillonaria recién había mostrado su trasero para la revista Paper. Por su parte, la «diosa de ébano» a los 45 años posó desnuda para la edición brasileña de Vogue.

También a inicios del año llegó el «otro cuerpo del deseo», la modelo de origen polaco Anja Rubik, portada entre otras revistas de la Vogue española.

Y siguiendo a Obama otra ola más «calentona» y desarropada.

Pisándole los pasos, llegaron las estrellas de la telerrealidad, las Kardashians, para cenar en la misma «paladar» que el presidente y a quejarse por la mala conectividad en la isla. Es que esta comparsa se hace viral en las redes sociales tatuándose el trasero y documentándolo todo en Snapchat o publicando en su cuenta de Twitter, la foto de su «recuperada figura», después de una cirugía, de espaldas con su trasero en primer plano (La Kim).

La Kim, además de sus recurrentes desnudos en Instagram, ha posado para las revistas Play Boy, GQ, Paper y para varias ediciones internacionales de FHM. Recientemente, apareció desnuda, de espaldas y mostrando «lo que más brilla y vale» de su cuerpo en el video clip «Famous» [10], de su esposo el rapero Kanye West. Rihanna es otro de los doce iconos culturales que aparecen en la cama junto a West.

Luego, siguieron arribando otras actrices, modelos y símbolos sexuales del mainstream occidental, cada vez más multiétnico. Michelle Rodríguez, de origen latino y Charlize Theron, sudafricana, estuvieron varios días para las filmaciones de Rápido y Furioso 8; como parte de la fiebre «Habanawood» que también trajo a Transformers.

Poco antes que Chanel, arribó la sexy modelo británica Emily Ratajkowski; tan polémica por sus recurrentes desnudos en Instagram, en aquella mítica escena de la película «Perdida» y en el videoclip del hit «Blurred Lines» de Robin Thicke, donde para más el cantante escupe: «Sé lo que quieres, eres la zorra más caliente, te daré algo suficientemente grande que partirá tu c… en dos».

Entre las «celebrities» que nos visitaron para la pasarela de Channel en el Prado habanero, estuvo la «supermodelo» brasileña Gisele Bündchen. En el 2014 -unas semanas después que lo hiciera Rihanna-, la brasileña posó desnuda para la portada de la revista Lui y tiempo después para una edición especial de la Vogue brasileña.

A celebrar su cumpleaños, y realizar una sesión fotográfica para la revista People en español, viajó en junio, la actriz estadounidense de ascendencia dominicana y puertorriqueña Zoe Saldaña. Zoe posó desnuda en el 2013 para la revista Allure, también editada por la Condé Nast Publications Inc.

Finalmente, el 12 de agosto vino a celebrar su cumpleaños la cantante estadounidense Madonna. Quien como exreina de pornopop e icono de Rihanna y de Nicki Minaj, calentó a los 56 años las redes sociales con su topless para la portada de la revista Interview. Por tanto, una «Obama`s girl» más.

Para evidenciar -en su «pleno desarrollo»- este nuevo capítulo de la diplomacia cultural estadounidense, haciendo uso esta vez de unas embajadoras atractivas y sexualizadas. Potencialmente funcionales en el contexto cubano y con un exótico glamour, que ahuyenta cualquier sospecha de su instrumentalización, como agentes políticos para la conquista y el control de las mentes de los jóvenes cubanos.


Notas

1. https://www.arts.gov/NEARTS/2006v2-all-jazzed-2006-jazz-masters-awards/cool-jazz-and-cold-war .

2. http://cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/40232-de-las-primeras-pero-no-las-ultimas .

3. http://www.elviejotopo.com/topoexpress/los-pezones-de-rihanna/

4. Según Illescas en diferentes momentos del metraje, entre el 1:36 y el 1:39. Ob. cit.

5. http://www.elconfidencial.com/cultura/2016-02-22/como-hemos-llegado-a-la-era-del-porno-pop_1153835/

6. http://www.politicayestilo.com/moda-y-belleza/

7. Ibidem.

8. http://www.actitudfem.com/celebridades/famosos/enterate/rihanna-dona-dinero .

9. Ver de Joseph S. Nye, Jr, http://publicdiplomacymagazine.com/soft-power-and-cultural-diplomacy/

10. https://culturayresistenciablog.wordpress.com/2016/07/24/kanye-west-y-el-penultimo-round-del-pornopop-por-julio-martinez-molina/.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.