Sin negar, en absoluto, la indudable importancia que reviste la encomiable y larga pugna de las asociaciones vecinales y ecologistas de Toledo, para demandar que se dé remedio a la situación creada por el vertido de residuos de amianto-cemento y de lodos de fabricación, procedentes de la desaparecida factoría de la empresa «Ibertubo», no obstante, […]
Sin negar, en absoluto, la indudable importancia que reviste la encomiable y larga pugna de las asociaciones vecinales y ecologistas de Toledo, para demandar que se dé remedio a la situación creada por el vertido de residuos de amianto-cemento y de lodos de fabricación, procedentes de la desaparecida factoría de la empresa «Ibertubo», no obstante, permítasenos resaltar, en esta oportunidad, la situación en la quedan las víctimas ocupacionales, ex trabajadores de la susodicha empresa, y que a grandes rasgos trataremos de describir seguidamente.
Tales víctimas ocupacionales, asumen, en estos momentos, situaciones de diversa entidad: hay quienes ya han fallecido de enfermedad laboral asbesto-relacionada (por ejemplo: de mesotelioma); hay quienes, aun sin haber fallecido todavía por dicha causa, el diagnóstico médico-legal correspondiente ya está establecido, y esos pacientes aguardan, entre sufrimientos físicos y psíquicos derivados de esa situación, a un más que previsible episodio fatal que les atañerá personalmente.
De entre estos últimos, tendremos también a aquellos -que los hay, por supuesto-, a los que, además, por parte del I.N.S.S. se les está negando o cuestionando el carácter laboral de su dolencia, con la consecuencia de que la negación de la condición de enfermedad profesional para la patología padecida, presupone la denegación del derecho a indemnización alguna, por el daño padecido.
Otros ex trabajadores, aun cuando todavía no cuentan con diagnóstico establecido, ello no es óbice para que ya hayan empezado a aflorar en ellos los síntomas reveladores, más o menos específicos.
Y tendremos, finalmente, a quienes, aun sin estar comprendidos en ninguna de esas categorías previamente señaladas, no obstante, por su mera condición de ex trabajadores de la misma fábrica, o de familiares de alguno de los alcanzados por la enfermedad (y eventualmente, en su caso, por el fallecimiento de ese familiar), soportan frecuentemente, al propio tiempo, su condición de actuales vecinos del mismo entorno, en proximidad con el riesgo medioambiental, desde su infancia (primero, con la fábrica en funcionamiento, y después de ya cerrada, a causa de la «herencia» medioambiental dejada), con la consiguiente carga psicológica que ello supone, en el actual ambiente de generalizada protesta contra la masiva, insufrible y angustiosa proximidad, de unos residuos potencialmente letales.
Hay quien se interroga acerca de por qué ahora, precisamente ahora, se evidencia en los medios de comunicación social, y en las actuaciones del activismo militante, tanto interés por al amianto y sus letales efectos, cuando tanto lo uno como lo otro han estado ahí, ya visibles, desde hace ya mucho tiempo.
La respuesta más obvia que se suele dar, es que dado el dilatado tiempo de latencia de las patologías asbesto-relacionadas (y, en especial, por lo que respecta al mesotelioma), que transcurre entre la exposición al maldito mineral y el afloramiento de síntomas o el diagnóstico, es precisamente ahora cuando arrecia la epidemia, de forma más ostensible.
Sin negar que todo eso sea cierto, sin embargo, también hay que tener en cuenta otro factor: paradójicamente, es el propio progreso de la medicina, el que lo propicia, por una doble vía: en primer lugar, por la evidente mejora en la capacidad de diagnóstico certero, pero en segundo lugar, también, porque ese progreso determina que ahora no se mueran de otras enfermedades, que nada tienen que ver con el amianto, quienes antes sí lo hacían (en vez de fallecer, por ejemplo, de mesotelioma), al hacerlo a unas edades en las que actualmente, de momento al menos, se han quedado libres de haberse muerto de esas otras patologías, y dando margen temporal como para que las enfermedades asbesto-relacionadas lleguen a surgir en quienes estuvieron expuestos a esa contaminación (laboral o medioambiental).
En relación con lo anteriormente expuesto sobre el progreso habido en el diagnóstico certero de las patologías asbesto-relacionadas, y para que en su respectiva opinión algunos resulten ya curados de espanto, añadiremos que en Beer & Heenan (2007), se menciona un caso de mesotelioma maligno (también los hay «benignos», pero no guardan relación con la exposición al amianto), al fin diagnosticado correctamente, después de que 166 patólogos, previamente, no lo hubiesen llegado a reconocer. Eso ocurrió, como evidencia la fecha de la fuente citada, en el año 2007, o sea, hace solamente once años, que no es poco, pero que tampoco es tanto…
Somos más de uno los que opinamos, que Toledo no cuenta, a día de hoy, con una estructura hospitalaria suficiente y adecuada como para poder afrontar airosamente la previsible situación que se avecina, a medida que el dilatado tiempo de latencia del mesotelioma y demás enfermedades relacionadas con la contaminación por amianto, vaya acercándose inexorablemente a su íntegro cumplimiento.
Entendiendo por todo ello, tanto a los medios materiales de diagnóstico y de tratamiento, como la suficiente dotación humana de facultativos adecuadamente formados con esa específica orientación en su formación académica, acorde con la índole de las patologías a las que enfrentarse en tal concreto contexto geográfico e histórico.
Se nos viene a decir, en efecto, que «existe TOTAL carencia de información y medios para tratar síntomas, revisiones y cualquier otra cosa relacionada con el amianto en el hospital Virgen de la salud, en concreto en Neumología y también en el servicio de urgencias».
Se nos enfatiza, en efecto, «la importancia de tener medios e información, ante síntomas producidos o provocados por la exposición al material, en centros de salud u hospitales, y que es algo que, justamente en Toledo, no existe, ni tan siquiera un protocolo de actuación».
Y se nos hace, finalmente, la siguiente reflexión: «Ojalá algún día, paguen otros con su libertad y su dinero, lo que en principio han pagado inocentes con su vida»…
Se suele decir, que nadie escarmienta en cabeza ajena, pero no obstante, nos ha parecido oportuno traer aquí a colación algo relativo a nuestra antigua empresa, «Uralita», en la cual en su día prestamos nuestros servicios como empleado, en la ciudad de Sevilla.
Para ello, echaremos mano del texto de una sentencia, de las muchas relacionadas con la susodicha compañía, que en un recuento sin refinar, en la web del Consejo General del Poder Judicial, a día de hoy cuenta con 5.621 resultados de búsqueda, esto es, otros tantos litigios que han tenido por protagonista a la susodicha empresa.
Se tratará, en esta oportunidad, de la resolución judicial STSJ AND 6442/2017, correspondiente a un litigio colectivo, interpuesto por ex trabajadores de la factoría de Uralita en Sevilla, barriada de Bellavista, y que es susceptible de ser recurrida en alzada, exclusivamente para unificación de doctrina, lo cual viene a significar, que, en la práctica, su resolución puede ser considerada ya como casi firme, porque en la mayoría de las oportunidades, tal específico tipo de recurso de alzada, no suele prosperar, en la inmensa mayoría de los casos.
Los diagnósticos y respectivas situaciones vitales, figurados en el susodicho documento legal, descritos de forma resumida, son los siguientes:
1 – Don Gerardo Primitivo: múltiples placas pleurales bilaterales, algunas de ellas calcificadas.
2 – Don Ismael Nemesio: múltiples y extensas placas pleurales muchas con calcificaciones evidentes tanto en la pleura bilateral, como en la mediastínica y en la diafragmática. FVC del 70%. Cardiopatía isquémica.
3 – Doña Susana Isabel: abundantes placas pleurales bilaterales, parcialmente calcificadas, parietales y diafragmáticas.
4 – Doña Regina Valle: asbestosis y múltiples placas pleurales muy extensas y calcificadas. FVC 83%.
5 – Don Mauricio Ezequías: broncopatía crónica, asbestosis y placas pleurales difusas, algunas calcificadas.. Con prolapso valvular mitral, varices en miembros inferiores y hernia de hiato.
6 – Don Tomás Julio: placas pleurales y asbestosis pulmonar. El actor ha sufrido un rápido empeoramiento, no relacionado con el hábito tabáquico.
7 – Don Augusto Gerónimo: asbestosis pulmonar. FVC del 54%.
8 – Don Arturo Onésimo: asbestosis pleuro-pulmonar. FVC del 72%.
9 – Don Agustín Rodolfo: asbestosis pulmonar. Engrosamientos pleurales bilaterales. ATELECTASIAS redondas en LSD Y LSI. FVC del 79%.
10 – Doña Aida Tania: asbestosis pulmonar y placas pleurales calcificadas.
11 – Don Teodoro Ovidio: ya fallecido de mesotelioma pleural, con afectación del cordón espermático, estadio IV, con derrame pleural izquierdo recidivante y placas pleurales bilaterales.
12 – Don Cornelio Evelio: asbestosis. Cardiopatía isquémica.
13 – Doña Guillermina Eufrasia: engrosamientos pleurales, algunos calcificados. No se le pudo realizar la prueba funcional respiratoria, a pesar de los intentos. Cardiopatía isquémica.
14 – Don Vicente Antonio: asbestosis pulmonar.
15 – Don Mauricio Rubén: asbestosis; placas pleurales bilaterales, parietales y diafragmáticas. Arteriosclerosis aórtica. EPOC de tipo mixto.
16 – Don Demetrio Isidro: placas pleurales. FVC del 84.
17 – Don Eugenio Teodosio: asbestosis. Bronquitis crónica. Calcificaciones pleurales múltiples. Nódulo pulmonar solitario. FVC del 75%.
18 – Don Mario Ildefonso: asbestosis pleuro-pulmonar. Calcificaciones pleurales múltiples. Nódulo pulmonar solitario.
19 – Don Matías Urbano: asbestosis. EPOC GRAVE. FVC del 62,45%. Cardiopatía isquémica crónica.
20 – Don Ovidio Valentín: asbestosis pulmonar.
21 – Don Cornelio Héctor: EPOC, enfisema y placas pleurales calcificadas. FVC del 73%.
22 – Don Marcos Nicanor: asbestosis y EPOC grado 4 de la Gold. Calcificaciones pleurales múltiples. Nódulo pulmonar solitario. FVC del 45%. Bronco-neumopatía crónica obstructiva.
23 – Doña Juana Brígida: asbestosis, con intensa fibrosis pleural. Insuficiencia respiratoria crónica, por Restricción ventilatoria importante. FVC del 53%.
24 – Don Teodosio Diego: carcinoma de pulmón, estadio IV, placas pleurales, síndrome de apneas obstructivas del sueño (SAOS), severo.
25 – Don Cornelio Urbano: PLACAS PLEURALES BILATERALES, algunas calcificadas.
26 – Don Doroteo Urbano: asbestosis. Placas pleurales bilaterales Calcificadas. FVC del 53%, por síndrome mixto restrictivo y obstructivo. EPOC estadio II de Gold. Insuficiencia respiratoria. Derrame pleural.
27 – Don Arsenio Iván: Asbestosis. Trombosis venosa profunda, bilateral. Carcinoma microcítico de pulmón, extendido. Es esta la enfermedad que le causa la muerte.
28 – Doña Agustina Maribel: mesotelioma maligno de tipo epitelial derecho, irresecable. Falleció a causa de la patología maligna correspondiente a este diagnóstico.
29 – Don Melchor Olegario: enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
30 – Don Raimundo Higinio: asbestosis asociada a broncopatía crónica. FVC del 62%.
Como puede apreciarse, la mayoría de los demandantes presentaban un cuadro de poli-morbilidad, eventualmente incluso con resultado de muerte, ya acaecida cuando se estableció la sentencia.
Estas suelen ser, en suma, las secuelas habituales que emergen entre los trabajadores y ex trabajadores de las industrias del amianto, pero también entre sus familiares, con los que han convivido, y así han quedado también contaminados, y con los habitantes del entorno de las factorías de tales industrias (incluyendo astilleros, zonas portuarias, grandes garajes, fábricas de textiles de amianto, de productos de amianto-cemento, de vagones de ferrocarril con aislamiento de amianto, etc., etc.).
Y también, por supuesto, a quienes su proximidad, como es el caso de Toledo, a grandes vertidos «salvajes» de lodos de fabricación (con presencia de amianto friable), y de residuos de amianto-cemento, los expone igualmente a tales riesgos.
Por consiguiente, adelante todos, con la lucha por la liberación definitiva de esa grave amenaza, pero sin dejar en el olvido, ni mucho menos, a los irreversibles peligros, potenciales o ya manifiestos, padecidos por los sufridos ex trabajadores de «Ibertubo» y por sus familiares, vecinos, al propio tiempo, muchos de ellos, de la ciudad de Toledo, y más específicamente, del entorno más o menos inmediato, de los lugares de asentamiento de tales siniestros vertidos.
Y que nadie pretenda, con esto nuestro de ahora o con otras futuras iniciativas similares, que lo uno venga a tapar a lo otro (el formidable desaguisado medioambiental y su calamitosa gestión); que se hable de esto (las víctimas laborales y sus graves dolencias e inquietudes), para que no se remueva lo otro y sus eventuales responsabilidades actuales, respecto de su adecuada gestión, o de la falta de ella. Si alguien ha llegado a caer en la tentación de hacerse ese cálculo, que se olvide de ello, porque eso… no llegará a suceder.
Bibliografía sucinta
http://atletismotoledano.blogspot.com.es/2010/08/medio-ambiente-las-fotos-del-amianto-en.html
https://www.eldiario.es/clm/mapa-focos-amianto-Toledo_0_649185573.html
http://www.rebelion.org/docs/240451.pdf
https://www.dropbox.com/s/nfc8gg5xmfimrew/videoreportajes-amianto.doc?dl=0
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