Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
Habla despacio Brian Currin. Abogado, mediador del proceso de paz, experto en encontrar claves para la resolución de conflictos. Afrontó el caso de Sudáfrica, el de Sri Lanka y es un punto de referencia en el conflicto vasco. En Euskal Herria ha pasado varios años. Sus ojos azules y profundos otean el auditorio de la Biblioteca Marciana de Venecia. La sala es de tamaño mediano. Sólo un cordón la separa de los visitantes ocasionales. Se ve asomarse alguna cabecita que mira con curiosidad un grupo heterogéneo de vascos, curdos, mediadores y periodistas. Unos veinte chicos toman notas.
La Conferencia Internacional sobre los procesos de paz y resolución de conflictos ha llegado a su fin. Jone Gorizelaia, abogada y figura prominentes del movimiento de la izquierda vasca, ha lanzado la nueva propuesta para llegar a un proceso de paz. Siete puntos importantes, sustanciosos, sopesados con cuidado, que suponen una noticia importante en el marco del conflicto vasco-español. Batasuna, o la sigla que le sucederá, ha tomado una decisión fuerte y consciente: ninguna injerencia externa violenta podrá poner en peligro el próximo proceso. Se asumen por completo los puntos previstos por el Senador Mitchell, los mismos que llevaron a buen puerto la negociación en Irlanda.
Brian Currin ha hablado y escuchado. Le toca ahora clausurar la conferencia. Escoge con cuidado las palabras, las pronuncia con sentido. Se entiende inmediatamente que el significado de cada sustantivo, adjetivo o adverbio, para uno que trabaja en la mediación de conflictos, tiene un sabor y una eficacia especiales.
Currin agradece la apertura, el paso adelante de la izquierda vasca, y es que lleva meses visitando las tierras vascas. Pero tiene una preocupación: «No estoy muy seguro de que el gobierno español sienta como una necesidad principal en este momento el camino del diálogo. Está usando la política represiva como única herramienta, y con cierto éxito, ya que ha sido capaz de despuntar las armas de ETA. »
El mediador dirige sus felicitaciones a la ciudad de Venecia, que ha aceptado y patrocinado una conferencia internacional sobre conflictos, cuando el sentimiento que predomina en Europa ya no es el de las instituciones que promueven ideas y argumentos, sino el de proporcionar juicios y el de abrazar las líneas más rentables desde el punto de vista del consenso popular. La razón es obvia: el consenso genera votos. «Parece que la política del gobierno español funcione en todas partes salvo aquí, en Venecia – la ironía enciende sonrisas en la sala – porque en el resto de Europa Madrid ha conseguido que cuaje una imagen del conflicto que afecta a un solo grupo terroristas sedientos de sangre, sin motivación ni raíces políticas y que, por añadidura, no gozan siquiera de respaldo popular. »
Ahora la pregunta es cómo el gobierno español, la política, va a reaccionar a una propuesta valiente. Currin no es optimista: traza con rigor lógico y teórico lo que debería suceder. «Ante una propuesta como ésta cabría esperar que el gobierno de Madrid ponga enseguida en libertad a Arnaldo Otegi y a los otros dirigentes detenidos hace dos semanas, precisamente mientras discutían este documento. Luego -continúa el hilo lógico del discurso- cabría esperar que gobiernos como el francés, británico e irlandés puedan activarse en pro de una mediación internacional «.
Por último, la legalización de Batasuna. Sin una vía legal, política, este paso anunciado el 14 de noviembre en Venecia, a la vez en Navarra, no puede tener la fuerza para continuar. Así pues, concluye Currin, fuera la Ley de Partidos, esa ley deseada por socialistas y populares para dejar en la clandestinidad a Batasuna.
Finalmente, acaso esta sigue siendo la sorpresa que siempre sorprende. Al igual que hace tres años, cuando se lanzó la propuesta de Anoeta que dio lugar al último proceso de negociación, es una formación ilegal la que hace de motor, la que empuja, la que se persona aun a riesgo de su incolumidad para avanzar de manera clara y decidida por la vía política. Las bases del movimiento independentista tienen en sus manos ahora el documento estratégico. Su respuesta llegará a finales de enero. En el documento hay una frase extremadamente clara, que se recoge directamente en los siete puntos de Venecia, cuando se habla de un proceso que debe llevarse a cabo «pacíficamente, sin ninguna injerencia violenta externa».
Las últimas palabras de Currin son para ETA. «Por supuesto, como siempre digo, estoy convencido de que es esencial y necesario un alto el fuego: el diálogo debe tener lugar en una situación liberada de la violencia».
Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/18938/Le+preoccupazioni+di+Brian+Currin