Sartaguda es un pequeño pueblo del sur de Nafarroa, cercano a la ribera del Ebro. Después de la guerra civil el pueblo fue conocido como «el pueblo de las viudas». 84 personas fueron asesinadas por la chusma fascista durante el conflicto. Fueron enterrados en fosas comunes privando a sus familiares de poder ofrecer un entierro digno y un último adiós.
Con la muerte del dictador fascista, los familiares de los asesinados empezaron a buscar esas fosas comunes olvidadas e iniciaron un movimiento popular que se propuso desenterrar de la historia la memoria y los restos de los represaliados. Cientos de personas, especialmente en la Ribera, se pusieron manos a la obra.
Se agruparon en pequeñas organizaciones autogestionadas como la Asociación «Pueblo de las Viudas» de Sartaguda. Este movimiento ha vivido un día muy especial este pasado sábado. La inauguración del Parque de la Memoria de Sartaguda» supone un hito en el camino para estas organizaciones populares. 7000 personas venidas de toda Nafarroa y de otras partes del país y del estado homenajearon a los 84 asesinados de Sartaguda y a los 3420 navarros asesinados.
No debemos olvidar que en Nafarroa no hubo ninguna batalla. Los asesinados fueron cazados y fusilados por la basura fascista sin mediar juicio alguno, simplemente por pertenecer a sindicatos, partidos u organizaciones defensoras de la República o por haber manifestado algún mínimo apoyo al gobierno legítimo del estado. Un caso representativo de la injusticia de estos asesinatos es el fusilamiento del padre del presidente de la Asociación «Pueblo de las Viudas» asesinado por haber llamado a su hijo Progreso.
Este movimiento ha realizado una autentica travesía en el desierto, sin ningún tipo de apoyo institucional en los años posteriores a la muerte del Dictador, su labor resultaba molesta para algunos partidos y sindicatos que habían cedido todo lo imaginable en aras de la «reconciliación». La ley de punto final que supuso la Transición quiso echar más tierra en las fosas de los represaliados. Con la excusa de la reconciliación intentaron borrar de la historia la memoria de estas víctimas. Para la falsa democracia española solamente hay unas victimas en el estado que merecen respeto y consideración, todos sabemos cuáles.
Afortunadamente el tesón de los familiares de los asesinados no ceso a pesar de las tremendas dificultades. Han sido decenas las fosas comunes desenterradas y cientos de cadáveres han recibido un entierro justo. Pero queda mucho camino por hacer, especialmente en el monte San Cristóbal de Iruña que albergo una gran cárcel donde murieron cientos de republicanos.
Este sábado sin embargo las víctimas del franquismo si estaban arropadas por una fuerte presencia institucional, un acto tan multitudinario en un caramelo y todos quieren salir en la foto. Este apoyo tardío no tapa la desidia de los comienzos y no resuelve los problemas de las víctimas. La Ley de Memoria Historia es una ley cobarde y claramente insuficiente que nos muestra a unos políticos que han sido obligados a actuar por la presión popular en el estado pero que intentan frenar estos movimientos.