El pasado 12 de marzo se cumplía el treinta y seis aniversario del NO de Canarias a la OTAN. Resulta pertinente recordar que aquel referéndum ha sido el único en el que los y las canarias hemos tenido ocasión de participar tras la colonización por la monarquía hispánica.
Una consulta que se orquestó con engaños en tiempos del “felipismo” de mayoría absoluta para tratar de imponer, con el respaldo de muchos medios, el mantenimiento de España en aquella organización militar. Nuestro rechazo a la OTAN junto al de los pueblos catalán y vasco cayó como una losa para el establishment.
Pues hete aquí que unos meses después de la efemérides, se presenta en sede parlamentaria el presidente del autónomo gobierno de Canarias para compartir con la oposición los deseos de reforzar “el flanco sur de la OTAN” no sea se desmadren las gentes de color y otras creencias que habitan el Sahel (Mauritania, Senegal, Malí, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad, Sudán, Eritrea y Etiopía)
La opinión del presidente canario, quien dice hablar en nombre del Ejecutivo (a la espera quedo de conocer la opinión de los “socios” del gobierno de las flores) dista una enormidad del sentir de las gentes de nuestras islas, abiertas a tres continentes y amantes de la Paz.
De más está recordar la complicada situación general que se vive en este planeta exhausto que habitamos. La historia nos enseña que ante las crisis de acumulación, el Capital suele responder generando guerras. Más aún en estos tiempos en los que se viene produciendo la caída del hegemón norteamericano y la emergencia de un mundo multipolar.
No debemos olvidar que la OTAN es una organización militar -los pueblos por ella masacrados la consideran terrorista- creada por EEUU tras la 2ª Gran Guerra para establecer un cordón sanitario que impidiese el acercamiento de las poblaciones europeas al mundo soviético; y para prevenir ante cualquier subversión interna.
Respecto al continente vecino, África, parece que los grupos paramilitares/yihadistas que intervienen en la región del Sahel (Al Qaeda en el Magreb Islámico -AQMI-; Ansar Dine; Frente de Liberación de Macina -FLM-; Jama´at Nasr al-Islam wal Muslimin -JNIM-; Estado Islámico en el Gran Sáhara) lo hacen bajo diversas franquicias pero operan con armamento fabricado especialmente por países otánicos. De hecho, la guerra librada en 2011 por la OTAN contra Libia (desde entonces, un Estado fallido) dejó muchísimo armamento en manos de grupos diversos integrados por individuos dispuestos a matar… por dinero, creencias religiosas, poder o cualquier otra majadería.
La Operación Barkhane (una de las varias ocupaciones militares en la región) que durante casi una década comandó Francia en Mali, tan solo facilitó que los grupos yihadistas se expandieran por otros países de la región: Níger, Burkina Faso, Benin. Mirada desde el prisma del complejo industrial-militar, la operación fue todo un éxito; aunque las muertes y la miseria se hayan ampliado. “Business first”.
El interés que muestran los países occidentales en la región dista de ser humanitario, como es obvio; y, por suspuesto, no viene la OTAN a ese espacio a defendernos. ¿Qué enemigos se inventarán?
Resulta curioso observar cómo EEUU mueve a sus vasallos europeos, OTANmediante, en aquellos territorios por donde se vienen desarrollando las Nuevas Rutas de la Seda chinas. El gigante asiático opera mediante la puesta en marcha de importantes infraestructuras para comerciar; los norteamericanos, decadentes, a través del “séptimo de caballería”.
Pienso que podría haberse callado el Sr. Ángel Víctor sobre este tema del USAFRICOM en sede parlamentaria; habría seguido así la estela de sus predecesores; pues ninguno (fuese del PSOE, del CDS o de CC) se pronunció en favor de hacer respetar lo que el pueblo canario votó en el referéndum OTAN de 1986. Y es que “para decir lo que le dicen que diga” están los loros.
Como docente que fue debiera recordar el presidente canario el expolio sistemático que Occidente ha realizado históricamente en el continente vecino. ¿Apuesta a seguir con el mismo fatal juego?
La opinión del presidente en sede parlamentaria es manifestación trágica de la dependencia que se muestra hacia el imperio usamericano declinante; y ello, en sintonía con lo que expresa el gobierno de La Moncloa, al parecer exultante como anfitrión de la cumbre otánica de junio en Madrid. Una muestra, esa dependencia, del carácter periférico -y depredador- del Estado español en el contexto global. No deja de ser un éxito figurar entre los diez primeros países exportadores de armamento, pensarán. Aunque sea para destruir y matar. “Business as usual”.
Mientras tanto, las personas de a pie, con una poca de dignidad, vamos a seguir reclamando para nuestra tierra canaria un Estatuto de Neutralidad, con una declaración formal del Archipiélago Canario como territorio neutral según los términos del derecho público internacional. Y lo exigimos, antes que destruyan lo que queda del derecho internacional.
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