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Lecciones andaluzas

Fuentes: Cuarto Poder

En un análisis de urgencia sobre los resultados de las elecciones autonómicas andaluzas (ver gráficos) se puede vislumbrar las siguientes tendencias y conclusiones. El bipartidismo está herido pero no muerto: la suma de PSOE-PP ha pasado de ser un 80% a un 62%. El bajón es considerable, pero les da para mantener el establishment (monarquía, […]

En un análisis de urgencia sobre los resultados de las elecciones autonómicas andaluzas (ver gráficos) se puede vislumbrar las siguientes tendencias y conclusiones.

El bipartidismo está herido pero no muerto: la suma de PSOE-PP ha pasado de ser un 80% a un 62%. El bajón es considerable, pero les da para mantener el establishment (monarquía, políticas neoliberales, no modificación de la Constitución, etc.). Con esto ya duermen tranquilos Felipe VI, Rajoy, Felipe González, El País, ABC, la banca, etc.

Nadie tiene mayoría para gobernar. Se pasa de un escenario a tres partidos a otro más plural de cinco partidos en el parlamento andaluz. Se abre, pues, una etapa de pactos de gobierno o de gobiernos en minoría con apoyos ad hoc, con la amenaza permanente de convocar elecciones. La proximidad de las elecciones de mayo y de las generales va a condicionar las estrategias y negociaciones de los partidos, haciendo muy difícil los acuerdos hasta que éstas no pasen.

El PSOE es la fuerza vencedora pero ha hecho un pan como unas ostias con el adelanto electoral. Ha aguantado el tipo y mantiene el número de escaños (47), pero ha bajado un 4% en porcentaje de voto y un 8% en votos. Bien es verdad que ha impedido que Podemos se organizara más. Pero de un gobierno estable con IU probablemente pasará a gobernar en solitario y en minoría. Quería huir de la inestabilidad y la que ha creado seguramente es mayor para Andalucía. Así las cosas, Susana Díaz no está para competir por el liderazgo estatal del PSOE a corto plazo. Por ello, el cartel para las generales será Pedro Sánchez, si no se produce un hundimiento espectacular del PSOE, algo poco probable porque 2011 fue su peor marca en mucho tiempo.

El hundimiento del PP es brutal y nos vamos a cansar de oírles repetir que los datos no son extrapolables. Pierde 17 escaños y baja un 14% en porcentaje de voto y un 32% en votos en la comunidad de los EREs. El batacazo es multicausal: líder de bajo perfil, irrupción de Ciudadanos, pero sobre todo por la factura por la corrupción y las políticas de recortes del gobierno central. Rajoy se la jugaba en Andalucía, por eso ha ido hasta seis veces y sus nervios le han llevado a utilizar el día de reflexión para insultar a los rivales (zascandiles y amateurs). Los datos de la derrota son incontestables y han empezado a sonar las campanas por Rajoy. Si se repiten estos resultados en las elecciones de mayo se abrirá el melón sucesorio si todavía es un partido vivo. Aunque no es fácil que cristalice para las generales, teniendo en cuenta que controla todos los hilos en su mano sin permitir la menor disidencia. Qué buen presidente de diputación, pero qué mal presidente de Gobierno que va a durar una legislatura a pesar de haber contado con mayoría absoluta.

Éxito de Podemos, aunque por debajo de las expectativas. Pasar de la inexistencia a 15 diputados y a un 14,8 % es muy importante, pero insuficiente para hacer realidad los anhelos de profundo cambio existentes. Con resultados así, será la primera fuerza de la izquierda, pero no la fuerza transformadora de la realidad que el país necesita. Pelotazo electoral, pero no ha sido para tanto porque así no se cambia el país ni se asaltan los cielos del poder real.

Ciudadanos es el receptáculo de una parte de los votos perdidos por el PP, y ha funcionado cierto sistema de vasos comunicantes: el PP baja un 14% y Ciudadanos saca un 9%.No les ha salido del todo la jugada a determinados poderes políticos, económicos y mediáticos, que intentan que los votos que pierda el PP por la puerta de la corrupción y los recortes entren de nuevo por la ventana de los posibles pactos con Ciudadanos. En el caso de Andalucía están lejísimos de poder gobernar. UPyD no saca nada y probablemente entre en crisis por los personalismos que impidieron alcanzar acuerdos con Ciudadanos.

Izquierda Unida pierde más de la mitad de sus escaños. Aguanta el tipo a duras penas gracias auna campaña inteligente, a la unidad interna y hasta por un vídeo brillante y conmovedor. Su pérdida electoral es de más del 4% en porcentaje de votos y un 38% en votos debido al tsunami de Podemos y probablemente por el impacto negativo de la participación en el gobierno del PSOE.

Aunque las campaña de IU y Podemos han sido bastante elegantes, siempre hay rivalidad y se da una imagen de división de la izquierda. La pregunta a hacer es ¿qué hubiera pasado si hubieran ido juntos y se hubiera sumado el tirón electoral y la ilusión que despierta Podemos con los cuadros, la organización y la memoria que aporta IU? En mi opinión, la izquierda no ha hecho los deberes. El principal deber era generar una gran ilusión de cambio que permitiera un salto electoral que lo hiciera posible, y no varias ilusiones y en competencia ente ellas.

La principal lección es que ni las leyes electorales son neutrales, ni la división de la izquierda es inocua. La aplicación de la Ley D’Hondt ha beneficiado al PSOE y al PP. Si Podemos e Izquierda Unida hubieran ido juntos habrían obtenido 6 escaños más (26), el PSOE tres menos (44), el PP dos menos (31) y Ciudadanos uno menos (8). Vaya si hubiera cambiado el panorama político sin mayoría absoluta entre PSOE y Ciudadanos (NOTA 4)

Ahora ¿qué va a pasar?La proximidad de las elecciones de mayo será una dificultad añadida a la hora de alcanzar pactos de gobernabilidad. Nadie querrá enseñar sus bazas y sufrir un quebranto electoral por ello. Ni el PSOE puede pactar ahora la gran coalición; ni Podemos pactar con el PSOE porque se le caería el discurso; ni Ciudadanos acordar con el PSOE porque daría argumentos al PP; ni IU con el PSOE porque no dan los votos y por la experiencia sufrida de ruptura del acuerdo anterior. Por ello, la perspectiva es que gobierne Susana Díaz en minoría y con dificultades para sacar adelante sus políticas y en una situación de inestabilidad permanente. Más allá de las burbujas del champán de hoy, no lo tiene fácil Susana Díaz.

En Andalucía, como en el resto de España, se entra en un nuevo escenario político de mayor pluralidad, que va a exigir muchos acuerdos y pactos y que debilitará las posiciones de mayor intransigencia política. Pero la necesidad de avanzar en cambios profundos para la recuperación del bienestar social, los derechos y libertades y el inicio de un proceso constituyente solo será posible con un impulso transformador que surja de la unidad de toda la izquierda. Porque si no cambia nada después de todas las elecciones de 2015, la frustración y la melancolía aplastarán a la sociedad. No estamos para jugar a quién tiene la hegemonía en la izquierda. La disyuntiva está en cambiar el país o meter la cabeza en las instituciones. La urgencia de dar soluciones a los problemas de la mayoría social hace que solo valga lo primero.

Fuente original: http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/2015/03/23/lecciones-andaluzas/924