Una nueva edición del Gazte Topagunea abrirá hoy sus puertas en Oarsoaldea, bajo el lema «Etorkizuna independentzia», para acoger durante los próximos cuatro días a miles y miles de jóvenes de todos los herrialdes vascos, reivindicando la independencia. Lezo se convertirá a partir de hoy, y a lo largo de los próximos cuatro días, en […]
Una nueva edición del Gazte Topagunea abrirá hoy sus puertas en Oarsoaldea, bajo el lema «Etorkizuna independentzia», para acoger durante los próximos cuatro días a miles y miles de jóvenes de todos los herrialdes vascos, reivindicando la independencia. Lezo se convertirá a partir de hoy, y a lo largo de los próximos cuatro días, en el país independiente y socialista que defienden sus promotores para Euskal Herria. Miles y miles de jóvenes de todo el país se darán cita en la octava edición del Gazte Topagunea para convertirla en el reflejo de la Euskal Herria que construyen.
Pero no sólo una independencia entendida como liberación territorial, sino una independencia que comienza desde el cambio individual y prosigue en el cambio social, en una revolución cuya última parada reivindican que sea el socialismo. Para estos jóvenes la palabra utopía no cabe en el diccionario. Nunca ha tenido sitio en él. La edición de este año será la octava desde que en 1994, de forma pionera en el país, la primera edición de Etxarri-Aranatz encandilara tanto a los autóctonos como a los foráneos. A partir de entonces, la bianual Gazte Topagunea se ha convertido en una cita ineludible.
«Ahora, las nuevas generaciones tenemos que decidir». De esta forma dieron a conocer los promotores del Gazte Topagunea la nueva edición que se celebra a partir de hoy y hasta el lunes en Lezo. Y es que estos jóvenes, además de ofertar a las miles de personas que responderán a la cita una gran variedad de actos, talleres, charlas, mesas redondas y conciertos musicales, también albergan una visión crítica y llevan consigo la reivindicación política.
Defienden una Euskal Herria independiente y socialista, libre de «la imposición» de los estados francés y español y, libre también, de toda una política social que prima el capital sobre las personas. Sostienen que un país así es factible y realizable, y cada dos años lo ponen en práctica. Lezo será la plasmación de ese proyecto de un pueblo ecologista, feminista, euskaldun y construido sobre las bases de una verdadera justicia social en la que estos jóvenes trabajan día a día en sus pueblos, pensando en la Euskal Herria de mañana.
«Un colectivo que construye su futuro»
El representante de los jóvenes independentistas Jon Telleria entiende que Gazte Topagunea se convierte en el escaparate de la lucha diaria que se lleva a cabo durante todo el año pueblo a pueblo. Una prueba de que la independencia de Euskal Herria es posible; una muestra de que el independentismo sigue regenerándose, una y otra vez, cada vez que una nueva generación de jóvenes toma el testigo de organizar el mayor evento festival y reivindicativo de la juventud vasca. Una prueba de que existe «un colectivo que piensa y funciona como tal, y que está dispuesto para construir su futuro».
La denuncia contra el Tren de Alta Velocidad, el proceso universitario Bologna, los macroproyectos en ciernes en todo el país, la turistificación de la costa labortana, las políticas lingüísticas que infravaloran el euskara, las dificultades de los agricultores y los pescadores vascos, la unificación territorial de Euskal Herria, el Estado vasco, el derecho de autodeterminación, la lucha contra la violencia de género (han habilitado un número de teléfono para recoger las posibles denuncias de acoso sexual que se puedan dar en estos días), la universalidad y el carácter gratuito de la cultura, el empleo de las nuevas tecnologías, la comunicación… Un sinfín de reivindicaciones que se entremezclan durante todo el año se darán cita también en estos cuatro días en Lezo, para mostrar a los miles de jóvenes vascos que acudirán qué es lo que se esconde detrás de cada proyecto, cómo repercute en el país y, también, cuál es el modelo o proyecto político que defienden estos jóvenes para el país: la independencia y el socialismo.
Tampoco es ninguna casualidad que generación tras generación nuevos jóvenes opten por tomar el testigo y lleven a cabo nuevas ediciones del Topagunea. Hace catorce años, cuando la organización juvenil Jarrai decidió romper moldes con la primera edición de Gazte Topagunea, perseguían los mismos objetivos que ahora.
Joseba Kamio recuerda que el primer Gazte Topagunea pretendía mostrar, enseñar todo lo que habían conocido, todos sus pensamientos, las personas con las que entablaron contacto, después de permanecer cerca de dos años enfrascados en un debate interno que revolucionó por completo la organización juvenil. «Queríamos hacer un punto de encuentro de todo lo que habíamos aprendido en esos dos años, de toda la gente con la que entablamos contacto.
Y, a la vez, que fuera una plataforma para nuevos contactos, debates y cruce de ideas. Era algo muy vital. Además, experiencias similares ya se estaban produciendo en Europa, y también tenía que llegar aquí», prosigue Kamio, que asegura que «desde el comienzo ya sabíamos que iba a ser un éxito. Veníamos con mucha fuerza y estábamos convencidos. Sabíamos, además, que estábamos metiendo un nuevo concepto en Euskal Herria, el del punto de encuentro, y fue muy asombroso para mucha gente».
Un concepto que, a su juicio, mantiene todavía en su personalidad el Gazte Topagunea. Pero también la capacidad de amoldarse a los cambios propios de la sociedad, y, por extensión, de la juventud misma. La apuesta por impulsar los conciertos musicales, las nuevas tecnologías o el desarrollo imaginativo y novedoso que han marcado en el ámbito comunicativo son un buen botón de muestra de ello.
Encuentros internacionalistas
Ese cruce de experiencias, además de ejercerlo con otros jóvenes vascos, también se practica con organismos juveniles extranjeros, en clave internacionalista. Como cada año, en esta edición del Gazte Topagunea también se llevarán a cabo los encuentros internacionalistas; en esta ocasión serán cerca de una treintena los representantes de organismos juveniles que se den cita en Lezo para explicar de primera mano las diferentes luchas que desarrollan en sus paises. Así, invitados por Kamaradak -que tendrá un lugar propio en el Topagunea-, en Lezo se darán cita jóvenes de Sudáfrica, Venezuela, Palestina, Kurdistán, Irlanda, Suiza, Flandes, Andalucía, Italia, Alemania, Bretaña, Córcega, Repúblia Checa, Grecia, Eslovenia, Holanda o Portugal, entre otros.
Pero si el internacionalismo que practican estos jóvenes independentistas tiene una doble vertiente, una experiencia basada en la solidaridad práctica con un camino de ida y de vuelta, esa dualidad también se desarrolla entre los jóvenes vascos. Las experiencias de jóvenes de distintos pueblos y distintos herrialdes fotografían la pluralidad de Euskal Herria, a la vez que van definiendo las sendas a seguir para la consecución del proyecto político que defienden. Un proyecto que construyen día a día en todos los pueblos del país, desde una óptica local hacia una estrategia con perspectiva de una nación de siete herrialdes.
Más de 3.000 jóvenes voluntarios
Un retrato que finalmente se convierte en un valor añadido y característica propia del Gazte Topagunea: un evento autogestionado y organizado por, para y con la juventud vasca. Y es que difícilmente se podrá encontrar en Euskal Herria y sus paises vecinos un acto que se asemeje al Gazte Topagunea. Muchos son los festivales o conciertos que se pueden encontrar, pero ninguno que se lleve a cabo gracias al trabajo voluntario que desarrollan miles de jóvenes.
Todas las instalaciones, todos los talleres, los conciertos, las carpas, el camping y el sinfín de quehaceres que necesita un acto de tal calibre ha sido organizado de forma autogestionada por estos jóvenes independentistas. Como cada edición, el «auzolan» es una de las claves para el éxito del mayor festival de la juventud vasca. Sólo durante los cuatro días que dura el Gazte Topagunea serán alrededor de 3.000 los jóvenes que de forma voluntaria ocupen los diferentes turnos.
Turnos que se convierten en decenas de quehaceres, forzados por el montaje de una carpa de 2.400 metros cuadrados, el habilitar una zona de acampar de más de 24.500 metros cuadrados, o, entre otros ejemplos, el tener que cercar los recintos con más de 4.000 metros de vallado.
Durante estos días se impartirán más de 25 talleres y 35 conferencias de diversos temas, y se podrán escuchar más de 30 conciertos musicales de grupos de primera línea. Además, se podrán encontrar ocho txosnas en el recinto festivo, junto a los 62 sanitarios que velarán por la salud de los jóvenes que, teniendo en cuenta las anteriores ediciones, serán unos 20.000.