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Un libro visibiliza estereotipos que afectan la salud de los hombres

Fuentes: SEMlac

Bajo el sello editorial del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), el libro es una valiosa aproximación al impacto de la construcción hegemónica de las masculinidades.

Colocar la mirada en las asignaciones y expropiaciones de género que han construido históricamente el modo de «ser hombres» y que afectan su salud y bienestar es un aporte fundamental del libro Primer Consenso Cubano sobre Salud Masculina y Masculinidades, coincidieron expertos.

El texto, coordinado por la sección de Masculinidades de la Sociedad Cubana Multidisciplinaria para el Estudio de la Sexualidad (Socumes), es el Tomo I del X volumen de la colección «Salud, malestares y problemas sexuales. Textos y contextos».

Bajo el sello editorial del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), el libro es una valiosa aproximación al impacto de la construcción hegemónica de las masculinidades y fue presentado el pasado 20 de abril en esa institución científica, en el contexto de la Feria Internacional del Libro de La Habana.

Al referirse al texto, la psiquiatra Ada Alfonso, especialista del Cenesex y una de las autoras del libro, consideró que desde la investigación no se ha dedicado el tiempo necesario para entender la salud de los hombres.

«Cuando hablamos de cualquier ámbito de la salud, siempre pensamos en las mujeres, la población adolescente, la infancia. Pero dedicarnos detenidamente a entender cómo los hombres construyen sus masculinidades y la forma en que esas concepciones afectan su vida, su salud, su desarrollo humano, es una deuda que tenemos», dijo.

Para la psicóloga María Teresa Díaz Álvarez, especialista del Centro Oscar Arnulfo Romero y una de las coordinadoras del libro, «la salud de los varones está atravesada por esa construcción hegemónica, machista, patriarcal, heteronormativa, binaria, que hace no solo que los hombres no sean guardianes de su salud, sino que incide en los modos de relacionamiento de estos con las mujeres y con personas de otras identidades de género».

«Haber podido recopilar un grupo de trabajos importantes, desde la construcción cultural y teórica sobre el tema de las masculinidades, sus vínculos con la salud, aristas de esa construcción masculina en diversas poblaciones, creo que ha sido una ganancia», refirió.

Con ello coincidió la doctora Beatriz Torres Rodríguez, presidenta de la Socumes y compiladora del volumen junto a Alfonso. En su opinión, la mirada multidisciplinaria de los textos que conforman el libro le confiere una gran utilidad y amplía también la visión sobre un área esencial de la vida de las personas: la salud sexual y reproductiva.

La variedad de autores, como médicos, antropólogos, sociólogos, psicólogos, biólogos, pedagogos, filósofos y comunicadores aportan diversidad de marcos teóricos y enriquecen el acercamiento al tema, trascendió en la presentación.

El texto declara aproximarse a los factores de orden histórico, político, social, cultural, sexual y económico que han colocado en lugares de privilegio a hombres con construcciones de género hegemónicas y en lugares de desprivilegio a los que construyen identidades y orientaciones sexuales no hegemónicas.

Ello, señala Alfonso Rodríguez, ha tenido impactos diferenciados, por ejemplo, ante la epidemia del VIH; el lugar que los procesos de socialización tienen en la apropiación de los mecanismos para el ejercicio de poder en las relaciones interpersonales y en las de pareja fundamentalmente, de las que emergen las diversas formas de violencias de género.

Como conclusiones de los más de 25 artículos que conforman el volumen, se declara que «el modelo de masculinidad hegemónica se impone como un mecanismo de control social que vulnera la salud y los derechos de todos los hombres que se alejen de su norma, sobre todo los homosexuales. La exclusión y violencia social a la que están expuestos genera consecuencias irreparables que, mientras no exista una real aceptación social y respaldo jurídico a la homosexualidad, solo podrán ser moduladas por procesos de resiliencia individual, de pareja y familiar».

Para Díaz Álvarez, tal como esboza en uno de los textos de la compilación, la palabra de los hombres es «resistir».

«En este ‘paraíso’ de hegemonías donde se sobrevalora la fortaleza física y psicológica de los hombres, no hay lugar para el llanto, el dolor, la queja, la debilidad y la búsqueda de ayuda; por consiguiente, se desarrolla una cultura de la ‘resistencia’ que supone sobreponerse a todo aquello que pueda conspirar contra esa ‘hombría’. Los significados que los varones otorgan a los paradigmas de lo que significa ser hombre, no favorecen una ética del cuidado y el autocuidado de la salud e impiden, en ocasiones, su desenvolvimiento saludable en diferentes esferas de la vida», señaló la autora.