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Libros «secuestrados» en Miami

Fuentes: Granma Internacional

        Como en las antiguas «novelas por entrega», vuelve un nuevo capítulo de la guerra desatada contra la «amenazadora» presencia, en las bibliotecas de Miami, de otro libro escolar que intenta ofrecer informaciones sobre la isla. Discovering Cultures, Cuba, el tercer título que entra en la discordia, trata de explicar a los […]

 

 

 

 

Como en las antiguas «novelas por entrega», vuelve un nuevo capítulo de la guerra desatada contra la «amenazadora» presencia, en las bibliotecas de Miami, de otro libro escolar que intenta ofrecer informaciones sobre la isla. Discovering Cultures, Cuba, el tercer título que entra en la discordia, trata de explicar a los infantes el principio martiano de la vinculación del estudio y el trabajo en las escuelas en este lado del estrecho.

 

Enseguida comenzaron a bufar los sectores de la ultraderecha cubano americana y los ejemplares fueron «secuestrados» de una primaria por un autotitulado «Comité de Padres Preocupados», sin el consentimiento de las autoridades educativas, así lo constata la edición de ayer de El Nuevo Herald.

 

Antes, la ira emprendió contra Vamos a Cuba y Cuban Kids, que desde el pasado año organizaciones anticubanas pretenden retirar de los centros de enseñanza en esa ciudad del sur de la Florida.

 

En junio último, la Unión Norteamericana por las Libertades Civiles (ACLU) de ese estado presentó una querella contra la Junta Escolar de los colegios públicos del condado de Miami-Dade. ¿La razón?: Una demanda que cuestionó a esa instancia por deponer y censurar manuales de las bibliotecas escolares, cuando lo sensato es, según ACLU, que los niños estadounidenses «aprendan toda la verdad de cualquier nación».

 

Pero más allá de precisiones u omisiones, los textos, sin duda, rompen un cerco. Tienen el mérito de hacer el viaje a la Mayor de las Antillas sobre el lomo de los libros, para vulnerar un bloqueo que distorsiona y niega la realidad de un país que, por encima de dificultades y estrechez, asume a la infancia como su más grande tesoro.

 

Es así que los pequeños de allá podrían ver cómo los de acá ríen, sueñan, son saludables, se forman en programas integrales para la vida. Y eso es más que un «lavado de cerebro», como arguyen los censores miamenses.

 

De seguro los quejosos son los mismos que se autoproclaman defensores de la llamada libertad de expresión. Los que apuntalan prejuicios, odios y proponen más «Plan Bush» para asfixiarnos.

 

Paradójica esta noticia de que retiren libros en aquel condado, mientras la fiebre de la lectura recorre esta Isla. Una feria internacional sigue confirmando que leer es crecer. Mas, ¡qué pena!, con semejantes actitudes en Miami le vetan a los pequeños ese sublime derecho.