Emilio Botín, presidente del Banco de Santander, salió ayer a la palestra para tranquilizar a la población y reforzar al debilitado gobierno español ante su anuncio de una posible ampliación a los 67 años de la edad de jubilación. Lo lógico, en cambio, habría sido echarse a temblar. Porque si no fue la última, la […]
Emilio Botín, presidente del Banco de Santander, salió ayer a la palestra para tranquilizar a la población y reforzar al debilitado gobierno español ante su anuncio de una posible ampliación a los 67 años de la edad de jubilación. Lo lógico, en cambio, habría sido echarse a temblar. Porque si no fue la última, la aparición pública más sonada de Botín para tranquilizar a la población a favor de nuestros gobernantes se produjo justo antes de las elecciones de 2007 asegurando que España no se hallaba frente a una crisis. El resto de la historia lo conocen.
Pocos meses después el gobierno de Rodríguez Zapatero retiraba el impuesto que tasaba el patrimonio. Pero qué tendrá que ver una cosa con la otra, se preguntarán. Pues igual nada, pero lo cierto es que con esa «rebaja de impuestos» como la vendió el ejecutivo, que supuso que el Estado dejara de ingresar alrededor de 9.000 millones de euros, ni usted (a menos que sea un gran potentado) ni yo dejamos de pagar un euro, aunque el señor Botín seguro que se ahorró un pico. Aquella «rebaja» a los ricos llegó cuando ya agonizaba la época de «bonanza» -disculpen tanto asqueroso eufemismo- pero ahora, cuando las estamos pasando magras y hay que apretarse el cinturón, las medidas que se anuncian como «coyunturales» -que son para aplicar en este momento, aunque si la cosa cambia podrían retirarse (dicen)- no se pide que arrimen el hombro esos mismos ricos a los que se premió. Debemos hacerlo todos, como apunta la subida del IVA dentro de unos meses y que afecta más a los que están en los peldaños más bajos; o también este globo sonda del cambio de las jubilaciones, que ahora apunta al alza -valoración de los 25 últimos años de cotización en lugar de 15- para luego dejarlo en un término medio y que creamos que es un regalo.
De la coyuntural medida de retomar el impuesto de patrimonio, aumentar la carga fiscal a las rentas más altas o gravar mínimamente cada movimiento en esa ruleta que es la bolsa no se dice ni pruna. Seguramente, de solo insinuarse, Botín no saldría a felicitar la «valentía» del gobierno. O igual no, igual es que yo soy un conspiranoico. Solo hay que ver los resultados de la última encuesta del CIS, en la que los ciudadanos encuestados castigan la derechización del ejecutivo de Rodríguez Zapatero mostrando sus simpatías en opciones aún más derechistas (Rosa Díez, Durán i Lleida, el PP en pleno como recambio del actual gobierno…). Aún nos pasa poco.
Fuente: http://www.linformatiu.com/nc/