En un escenario impensable hace solo tres años, Chile está en vísperas de aprobar este domingo 4 de setiembre una nueva constitución.
Más de 14 millones de ciudadanos, por primera vez con voto obligatorio, aprobarán o rechazarán la propuesta redactada por 154 miembros de una Convención Constitucional elegida directamente por la ciudadanía, paritaria y con representantes de los pueblos originarios.
Lo que está en juego es el fin de la Constitución impuesta en dictadura (1980) que garantizó –aún en democracia- la continuidad del modelo neoliberal-extractivista. Los chilenos llegan al plebiscito con un alto flujo de informaciones falsas -lanzadas por la derecha- sobre esta nueva constitución: desde que se expropiarían bienes privados hasta la instalación de un gobierno indigenista (con bandera propia).
La derecha hizo bien su trabajo de desinformación, abundando en discursos inciviles, invirtiendo fortunas en inundar con fakenews y shit-news las redes sociales y la franja televisiva. La meta era polarizar a los ciudadanos, instándolos a enfrentamientos de violencia verbal pero también física.
El país vive una veda legal a las encuestas, que daban por ganador al Rechazo, usando un diseño que dejó afuera a dos millones de personas en extrema pobreza (no se los considera “consumidores”)”, obvió que el voto es obligatorio por primera vez y que se rediseñaron los centros de votación para privilegiar la cercanía con el electorado.
La campaña del Rechazo para evitar el cambio de la constitución dictatorial defendida por la derecha y la ultraderecha en los últimos 32 años pareció agotada en la última semana. El rechazo sobrevaloró el impacto mediático y las estrategias de ocultamiento de una derecha desprestigiada en condiciones de creciente desconfianza hacia ambos.
Aunque el gobierno tiene prohibido legalmente apoyar una opción concreta, el presidente Gabriel Boric visitó en dos meses 38 comunas desde Arica en el norte a la región de Los Lagos en el sur, destacando la importancia del voto, de la necesidad de transformaciones del país e incluso firmando ejemplares del nuevo texto constitucional que se ha vendido en librerías pese a que se reparte gratuitamente.
Pareció mucho más masivo el apoyo al Apruebo: donde un vasto arco iris, desde movimientos y organizaciones sociales, hasta nuevos y viejos partidos asociados al progresismo, conformaron un frente para contrarrestar las falsas informaciones; mostrar las virtudes del texto constitucional y neutralizar al partido del orden.
El Descocierto recuerda que la elite que ha dominado la escena social, económica, política y mediática estos 50 años, se resiste a ceder su poder construido a partir de una Constitución inspirada en el pensamiento totalitario de Jaime Guzmán, que se fraguó y plebiscitó bajo dictadura.
Las brasas del arresto y prisión preventiva del dirigente mapuche Héctor Llaitul Carrillanca siguen ardiendo. Según fuentes oficiales Llaitul hablaba de tomar las armas pare hacer sabotajes a las forestales y recuperar las tierras que le pertenecen a su pueblo. Su detención es la expresión más reciente del fracaso del presidente Boric en persuadir al mundo indígena a establecer una mesa de diálogo, pese a sus permanentes llamados y a reconocer que desde el Estado hubo un despojo histórico que merece reparación.
Llaitul siempre se mostró bien crítico hacia el proceso constituyente y al gobierno de Boric y a los escaños reservados mapuches los maltrató con un discurso bastante violento diciendo que representan un indigenismo trasnochado y parte del círculo del colonialismo. En ese sentido, el escenario no se modifica con su detención, pero una victoria del rechazo dinamitaría la confianza sobre los espacios institucionales y radicalizaría a los pueblos indígenas.
En Chile tanto el nuevo oficialismo progresista como la oposición derechista, hablan de la importancia del día después al 4 de septiembre, a 52 años del día en que el socialista Salvador Allende fuera electo presidente en 1970.
Si la victoria es por un margen estrecho, el clima político será de creciente polarización. El Rechazo acrecentará la incertidumbre política e institucional, la discusión sobre el destino del proceso constituyente puede tardar años, concluyendo con un paquete de reformas a la Constitución pinochetista actual. En caso de ganar el Apruebo por un amplio margen, se fortalecería el gobierno y la coalición promotora y dará fuerza para el inicio del programa de reformas constitucionales.
Cecilia Vergara Mattei. Periodista chilena, asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
Fuente: https://estrategia.la/2022/08/30/llego-la-hora-de-la-verdad-para-la-nueva-constitucion-chilena/
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