Las profesores de filosofía de enseñanza secundaria, una especie en extinción en el país de Ortega, Zubiri, Sacristán, Pilar Fibla, Paco Fernández Buey, Maria Rosa Borràs y María Zambrano, solían (solíamos) tener alguna dificultad para encontrar ejemplos de discusiones reales para ilustrar concretamente la explicación sobre las falacias y sus clasificaciones. Brindo dos ejemplos para […]
Las profesores de filosofía de enseñanza secundaria, una especie en extinción en el país de Ortega, Zubiri, Sacristán, Pilar Fibla, Paco Fernández Buey, Maria Rosa Borràs y María Zambrano, solían (solíamos) tener alguna dificultad para encontrar ejemplos de discusiones reales para ilustrar concretamente la explicación sobre las falacias y sus clasificaciones.
Brindo dos ejemplos para ello. El tema en esta ocasión es la elección de Carme Forcadell como presidenta del Parlament de Catalunya el pasado lunes 26 de octubre. Contó con 77 votos: 62 de Junts pel sí, 10 de las CUP, los sabidos y anunciados, y 5 de «Catalunya sí que es pot». La pregunta se impone: ¿por qué CSQES que no se presentó a las elecciones como fuerza independentista votó, con nocturnidad y alevosía y sin indicar nada previamente ni a la opinión pública ni a sus votantes, a favor de CF, una independentista monotemática que tiene como lema central y discurso básico-esencial la tríada identitaria Catalunya, Catalunya, Catalunya?
Las razones esgrimidas:
Según Lluís Rabell, el cabeza de lista de CSQES que a pesar de declararse no nacionalista y no independentista votó a favor de Forcadell como votara SÍ-SÍ el 9N, fue uno de los cinco votos favorables de la coalición, achacó esos votos favorables a razones de equilibrio entre los grupos. ¡Vaya por Bujarin! Añadió que él creía que la presidenta sería ecuánime en el futuro y quitó importancia al discurso independentista presidencial del día de la votación señalando que fue una declaración de intenciones, que no tenía ninguna importancia. Vale, será eso. ¿Razones de equilibrio entre grupos de una candidatura (rebosante de independentistas según parece) que se presentó a las elecciones del 27S como no independentista? ¿Ecuanimidad en el caso de una política profesional independentista, sin apenas más añadidos, como Carme Forcadell? ¿Se pasó un pelín en el discurso pero ya nunca más, siempre se ubicará en un racionalismo bien temperado? ¡Por favor!
¿Cómo clasificar esta falacia? Podemos crear una nueva casilla taxonómica: falacia de la tomadura de pelo (objetiva, no forzosamente consciente) al ciudadano o ciudadana.
La explicación de Pablo Iglesias ha sido mejor si cabe. Tal como se reproducen sus declaraciones en la prensa: «Estamos dispuestos a escuchar. Ningún problema en que las instituciones funcionen, ningún problema en ser los únicos en Cataluña que vamos a poder hablar con todos. Por eso, seis de nuestros han votado en blanco y cinco han dicho: «No hay problema para que el Parlamento funcione». Eso sí, que nadie le quepa ninguna duda: Podemos jamás va a apoyar a un Gobierno en el que esté una de las formaciones políticas que se han convertido en una trama corrupta. Ninguna duda al respeto». ¡Vaya caña, qué cañero! ¡Ningún apoyo a un gobierno con convergentes…! ¡Qué menos! ¡Pero ya veremos, ya veremos! ¡Por los actos nos conoceréis! Hay formas de apoyar: confusión, enfermedad repentina, etc etc, «equilibrio entre grupos de la candidatura».
Más allá de todo esto: ¿funcionamiento de la sinstituciones, que las instituciones funcionen? ¿Y qué tendrá que ver eso con el apoyo a Carme Forcadell? ¿No iba a funcionar el Parlament de Cataluña sin los cinco votos a favor de CQSQP? ¿Y eso por qué, desde qué cómputo? ¡Venga ya, que sabemos sumar y restar!
¿Cómo clasificar a esta falacia? Una posibilidad, hay varias, sería la sigueinte: la falacia de la desinformación. Otras posibilidades: falacia de la justificación de lo injustificable, falacia del sin-sentido, falacia, versión bis, de la tomadura de pelo..
En síntesis y a lo que importa: que a las votantes de CSQES se nos ha engañado (como podíamos de hecho imaginarnos, tenemos alguna experiencia con Barcelona en comú en el tema-monotema) y ahora nos toman por tontas pretendiendo que nos traguemos una píldora que sólo merece nuestro mayor rechazo y nuestra mayor indignación.
¿En qué sede, en qué lugar, podemos reclamar nuestro voto traicionado? ¿Me dan alguna pista por favor?
PD: Un ejemplo del hacer de la señora Forcadell. Entrevistada por Àngels Barceló para la gran cadena del SER del pasado lunes 26 de octubre, señaló que el asunto del 3% y Mas y CDC no importaba, que era cosa vieja, de hace unos diez años, asunto, además, que todos los catalanes conocen, y que, por lo tanto, no va afectar al «proceso». El hijo político del gran estafador, añadió (no lo hizo con estas palabras), es el único candidato posible a la Presidencia de la Generalitat. Desconoce doña Forcadell, o no quiere recordar, que en su papel como presidenta del Parlament, es neutral (sin serlo) y que no puede opinar sobre la elección de Mas y la posición «adecuada» de la CUP. Doña Carme no se cortó ni un pelo y afirmó que el acuerdo es necesario, imprescindible, que es lo mejor, y que nadie quiere volver a hacer elecciones en marzo, que eso es muy malo. CF dixit. Vamos, lo que decía Lluís Rabell: un ejemplo de ecuanimidad.
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