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Lo legal y lo político en la manifestacion de San Sebastian

Fuentes: Rebelión

En agosto de 2002 fue publicado en Rebelión un trabajo titulado «Batasuna peligrosa», que aunque ya no figura en su archivo, fue reproducida en varias Webs, continuando en alguna de ellas. Adjunto el enlace de esta que lo reproduce para no necesitar extendernos en este trabajo sobre las razones que ya se dieron del por […]

En agosto de 2002 fue publicado en Rebelión un trabajo titulado «Batasuna peligrosa», que aunque ya no figura en su archivo, fue reproducida en varias Webs, continuando en alguna de ellas. Adjunto el enlace de esta que lo reproduce para no necesitar extendernos en este trabajo sobre las razones que ya se dieron del por qué de la ilegalización de Batasuna. http://del-sur.org/SecOpi/opinion.php?id=o2731.txt

Aunque erramos nuestra previsión sobre el error de Garzón al adelantarse a la ilegalización antes de ser promulgada la ley de partidos, el fondo del problema expuesto ha sido ratificado tras la acción represiva sobre una parte de los ciudadanos vascos, y los posicionamientos de los «demócratas» de diferente pelaje.

Confirmando lo anteriormente expuesto, los tertulianos de la SER, salvo Javier Pérez Royo, que coincidía con nosotros sobre la ilegalidad de la ley de partidos políticos aplicada a Batasuna según la Constitución del «Estado de Derecho» español, los demás coincidiendo con el moderador y la prensa más y menos ultra defendiendo la ilegalización de la manifestación; imposibilitados de rebatir los aspectos legales constitucionales se extendían en la consabida justificación por la necesidad política de no permitir la manifestación y de reprimirla.

En general los «demócratas» y los reformistas defensores de las diferentes vías al socialismo desde los «Estados de Derecho» capitalistas, al hacer abstracción de la base económica que los determina, se incapacitan para poder darse cuenta de las contradicciones que encierran esos estados con sus diferentes formas: monárquicas, republicanas y sus diferentes democracias más o menos liberales. Ninguno de los contertulios pudieron rebatir a Pérez Royo en su argumentación sobre la ilegalidad del derecho de manifestación recogido en la constitución, que incluso provocó el voto particular del presidente del Tribunal Superior de Justicia Vasco. Pero es que los defensores al saltarse su propia legalidad, se convertían en los ilegales al estilo Bush, cuando las razones políticas hacen que se salten incluso las leyes internacionales como sucedió con la invasión de Iraq, o con las razones de sus antecesores fascistas cuando se saltaron las leyes internacionales existentes entonces en la Sociedad de Naciones, antecesora de la actual ONU, invadiendo países en la II Guerra Mundial. Si bien es cierto que de forma descarada nos ofrecen su cara fascista con sus argumentaciones de «necesidad política», lo cierto es que los «Estados de Derecho» capitalistas no son democráticos, salvo para la clase social en el poder, aunque sean reconocidos como democráticos por los reformistas que se auto-titulan comunistas.

Al intentar rebatir a Pérez Royo, el moderador intentó contraponer como argumentación la constitución de Alemania, donde los partidos nazis no pueden ser legalizados. A lo cual le respondió que en su constitución existe un artículo que sí lo reconoce, mientras que en la española, que se redactó en gran medida siguiendo el ejemplo de la alemana, no figura ese artículo donde expresamente se limita por razones políticas la exclusión de determinadas ideologías. Si a los alemanes después de su reciente experiencia les llevó a la imposibilidad de legalización de partidos nazis, en la española no asustaba el resurgir nazi, aunque no preveían el resurgir de organizaciones que instrumentalizasen las instituciones de democracia burguesa para desde ellas hacer agitación y potencial la lucha alternativa popular desde la calle. Y eso que en el proceso de transición sin ruptura del franquismo a la monarquía, estaba un Fraga Iribarne, buen sabedor de cómo se puede instrumentalizar la «democracia» burguesa para generar democracia alternativa popular desde abajo, desde los centros de producción y los barrios populares, lo que le llevó a siendo director del Instituto de Estudios Políticos en 1961, a editar un folleto sobre la transición del capitalismo al socialismo. En su preámbulo Fraga comentaba: «Hoy la rapidez y volumen de los cambios nos abruma. En medio de ellos, información y criterios son necesarios.

Hoy el mundo es objeto de una empresa gigantesca: la del comunismo empeñado en una conspiración y una conquista, a la escala mundial. No es la única fuerza que presiona sobre nuestras sociedades, y sería injusto pretenderlo, ni servirse de ella como excusa cómoda para nuestros errores; pero sería ciego no reconocer que su estrategia global se extiende a todos los órdenes del pensamiento y de la acción, en lo político, en lo económico, en lo militar. Toda ingenuidad puede pagarse cara, y todo error ser irreparable.

El presente texto, (Se trataba del informe de Jan Kozak, miembro del CC. del PCCH, donde se relataba como fue posible la transición pacífica del capitalismo al socialismo en Checoslovaquia, combinando la acción y la presión desde arriba, desde las instituciones burguesas, y desde debajo con los sectores populares organizados de forma alternativa) que habla por sí solo, es un eficaz aviso de incautos, de los que creen en la vuelta al siglo pasado; no se entere quien no quiera. Al presentarlo al público de habla española, el Instituto de Estudios Políticos agradece las facilidades dadas para su publicación al Centro Independiente de Información de Londres.»

El marxismo como guía para la acción revolucionaria que es, nos permite desde cada situación concreta analizarla y plantear la alternativa revolucionaria correspondiente. La burguesía como nos enseña Fraga con su aviso a los incautos, sabe como su falsa democracia puede ser instrumentalizada revolucionariamente y dar al traste con su «Estado de Derecho». Son conscientes de que no pueden preverlo todo, por ello su discurso a la democracia en abstracto es impuesto incluso a intelectuales de la talla de Chomsky y Saramago, y por supuesto a «revolucionarios» como Llamazares. Y cómo cuando a pesar de ello la realidad en línea revolucionaria se impone, entonces se toman las medidas políticas necesarias para imponerlas y atajar el avance de cada caso concreto, aunque para ello tengan que saltarse su propia legalidad constitucional. En definitiva las principales características de los Estados capitalistas que nos dijera Lenin siguen siendo la burocracia, y el ejercito permanente, cuando la burocracia de su Estado de Derecho falla la característica descarada represora se impone drásticamente.

Resulta incomprensible para cualquier mentalidad con un mínimo de coherencia ideológica, comprender cómo se ilegaliza a una organización política, a la forma en que se organizan las personas con una ideología política a fin porque se las consideran terroristas, cómo se ilegaliza al ente abstracto que sin personas detrás no es nada, y sin embargo a las personas, supuestos terroristas no se les aplica la ley antiterrorista, lo que evidencia que es una medida política contra las personas que instrumentalizan la legalidad burguesa para desarrollar su fuerza de forma alternativa desde abajo. La ley de partidos políticos será aplicada a cualquier organización revolucionaria que intente instrumentalizar revolucionariamente las instituciones de democracia burguesa. Ese el mensaje, que siguiendo el llamamiento de Fraga, los incautos revolucionarios tenemos que tener en cuenta para ser más eficaces en nuestra lucha por la revolución socialista. De ahí nuestra permanente insistencia en la necesidad formativa con base científica sobre el mundo existencial, que solo se nos puede dar desde el marxismo y el leninismo.