Este jueves se presentó la Plataforma por la educación pública y laica de Alcalá de Henares. La organización nace para luchar contra la concesión de una parcela pública de 23.000 metros cuadrados a un colegio del Opus Dei en la ciudad cervantina por parte del Gobierno de Esperanza Aguirre. En el fondo, como siempre, se […]
Este jueves se presentó la Plataforma por la educación pública y laica de Alcalá de Henares. La organización nace para luchar contra la concesión de una parcela pública de 23.000 metros cuadrados a un colegio del Opus Dei en la ciudad cervantina por parte del Gobierno de Esperanza Aguirre. En el fondo, como siempre, se encuentra latente la estrategia de privatización de la educación por parte de la lideresa.
Aunque Alcalá de Henares haya sido pionera en acoger a una organización contra este plan sistemático de privatización, los casos no son de su exclusiva propiedad. También lo ha sufrido Alcorcón o el barrio de Usera.
Cantidad irrisoria
La flamante Plataforma por la educación pública y laica de Alcalá de Henares denuncia la cesión de un terreno público en el Ensanche de Alcalá para la construcción de un colegio concertado del Opus Dei. La crítica va en dos direcciones. Por una parte, el hecho de que el futuro colegio Alborada segregue a los estudiantes en función de su sexo. Por otra, el sistema de cesión, que consiste en regalar un terreno de 23.000 metros cuadrados a través de un canon por el que el centro pagará 12.500 euros anuales durante 75 años. Una cantidad irrisoria para una parcela que vale 15 millones de euros.
Alcorcón y Usera
El esquema se repite en Alcorcón y en Usera. Y siempre al calor de la construcción de ensanches de vivienda de protección oficial. Tras la creación de los nuevos barrios, llega el turno de los servicios. En el caso de los educativos, la Comunidad de Madrid se los concede a centros de estas características, con prioridad frente a la creación de centros públicos.
La lidereS.A.
El proceso de destrucción de la educación pública lo explica con todo detalle Alfredo Grimaldos en su libro La lidereS.A.. A la llegada de las familias al nuevo barrio, la ausencia de un colegio público les lleva a inscribir a sus hijos en el colegio concertado, en los que se cobran las famosas «cuotas voluntarias» que, obviamente, no son para nada voluntarias. Pequeños pagos de 80 ó 100 euros mensuales que sirven de filtro velado para apartar a quien no se lo puede pagar.
Centro de pobres
Cuando finalmente se construye el colegio público, con prestaciones normalmente pésimas, acoge «a los alumnos que no han pasado el filtro de los colegios privados: los hijos de las familias que habitan las viviendas sociales (…) y los emigrantes». De esta manera, según Grimaldos, el colegio público adquiere «una imagen de ‘centro de pobres'». Así las cosas, los padres que llegan de nuevas al barrio no tienen dudas a la hora de elegir entre un colegio público devaluado y el concertado del Opus Dei y sus pomposas instalaciones.