Se iniciaron a final de la ultima semana de junio, continuaron el lunes 28 pero fue el martes 29 cuando los cortes del fluido eléctrico se sucedieron en casi toda la ciudad: los vecinos y comerciantes del Centro Histórico, Macarena, Polígono San Pablo, Parque Alcosa, Nervión, y otras barriadas conocimos como se vive, se sobrevive, […]
Se iniciaron a final de la ultima semana de junio, continuaron el lunes 28 pero fue el martes 29 cuando los cortes del fluido eléctrico se sucedieron en casi toda la ciudad: los vecinos y comerciantes del Centro Histórico, Macarena, Polígono San Pablo, Parque Alcosa, Nervión, y otras barriadas conocimos como se vive, se sobrevive, en una ciudad sin ascensores, sin agua corriente, sin aire acondicionado bajo temperaturas de 40 grados a las 5 de la tarde, hora aproximada en que se inició el gran corte de energía que duraría hasta las 10 de la noche, con excepciones como las de Alcosa donde el martes los cortes ya duraban 20 horas. Mas de 60.000 ciudadanos fueron afectados en su confortabilidad y en su salud, para los ancianos y enfermos la situación adquiriría tintes mas próximos a la tragedia que la que afectó a las numerosas heladerías y bares de la ciudad, cuyos propietarios vieron como literalmente se derretían su mercancía y sus ventas.
El miércoles 30, la tercera jornada de apagones masivos se saldó con más de 35.000 afectados a distintas horas. Cinco cortes dejaron sin suministro eléctrico a más de 37.000 clientes en la capital. Las zonas afectadas en diversos momentos de la jornada fueron parte del Casco Antiguo, Nervión, Avenida de la Palmera, Amate, Rochelambert, los Pajaritos, Arroyo, Ronda de Capuchinos, Avenida de la Cruz Roja y Pino Montano. En esta ultima barriada, los vecinos, hartos de soportar horas y horas sin luz, cortaron el tráfico como acto de protesta entre las 3 y las 6 de la tarde, colocando contenedores de basura en la calzada.
El diario ABC, en su edición local, se hace eco en titulares de primera página de las declaraciones del presidente de la Confederación de Empresarios de Sevilla, Fernando Guerrero, quien «cuantifica» el coste de la jornada del martes 29 como «el equivalente a una huelga general», pirueta periodístico-patronal que cual efecto boomerang convierte a las victimas en verdugos, desde luego en sintonía con la información gráfica a la que le viene mas a mano una vitrina de helados derretidos o un bar en penumbra echando el cierre que la trabajosa ascensión de una anciana a la 6 planta, o el sufrimiento invisible de ancianos y bebés asfixiados y cocidos a fuego lento.
Las explicaciones a estos cortes de electricidad de la compañía suministradora, Sevillana-Endesa, en un primer momento no se cortaban de insinuar la responsabilidad de los usuarios, poco menos que por ponerse de acuerdos para conectar los aparatos de aire acondicionado al mismo tiempo, y no precisamente a las 6 de la mañana, en paralelo Sevillana aprovechaba la ocasión para recordar la oposición vecinal y ecologista a la construcción de una central eléctrica de ciclo combinado en la Punta del Verde, en las inmediaciones del Puente del V Centenario, a escasos cien metros de la barriada Los Bermejales.
El tono agresivo-autojustificativo de los comunicados de los responsables de la compañía eléctrica cambió ligeramente a última horas del martes, en el trascurso del mayor apagón, así manifestaron que un poste de alta tensión en la central de El Empalme (frente al hospital San Lázaro) había caído sobre las líneas, a consecuencia del cual habían colapsado y ardido varios transformadores menores en diversas zonas de la ciudad, a partir de entonces la palabra «avería» resalta en todos los comunicados en unión de la superación de todos los records de consumo eléctrico en estas jornadas. Sin duda deben haber caído en la cuenta de que entre las victimas de su gestión, precisamente aquellos de los que mas deben temer, hay centenares de empresas de hostelería y de todo tipo, así se entienden las explicaciones de la compañía, que trató ayer de disculparse ante los sevillanos y a admitir su responsabilidad ante la dramática situación: el director general de Negocio Eléctrico de Endesa, José Bogas, admitió que «no ha sido una cuestión de gasto, creo que no habíamos hecho los deberes», no obstante, Bogas hizo un llamamiento a los vecinos de la ciudad, «aunque sé que no es de recibo», -dijo- para que qué hagan «un esfuerzo heróico» e intenten apagar los aparatos de aire acondicionados durante las horas de máximo calor para ayudar a reconducir la situación, lo que añade un plus entre absurdo y ridículo a la gestión empresarial de la crisis y del que no se halla exento el cinismo como la falta de empatía ante el sufrimiento de una comunidad que está viviendo en barriadas en absoluto diseñada para una ciudad que soporta temperaturas superiores a 35 grados mas de tres meses al año.
Nadie parece recordar que Sevillana-Endesa exige a sus usuarios-victimas la instalación de limitadores de consumo en sus viviendas que funcionan perfectamente a poco que la cocina eléctrica coincida en su funcionamiento con el aire acondicionado y el televisor, nada pues que reprochar individualmente a los consumidores.
Colectivamente, y representando legalmente a miles de asociados, la asociación de consumidores, FACUA, por boca de su presidente Francisco Sánchez Legrán, dijo que «sospechosamente, a lo largo de los últimos tres años, se suelen ir dando apagones en distintas zonas de la ciudad» y «los efectos que estamos viviendo pueden ser producidos, porque los equipos de distribución no tienen capacidad para el suministro», «tenemos derecho a suponer que si en algún momento determinado todos los clientes de Sevillana solicitasen la potencia contratada, la compañía no tendría energía suficiente para darla» y «lo que podrían hacer serían apagones, buscando sitios donde el daño sea menor». Mas o menos como si todos los clientes de un banco solicitaran el reintegro de buena parte de sus ahorros en fecha fija, por donde se infiere que los capitales o watios deben hallarse en otros lugares.
En efecto, lo que se pone hoy en Sevilla en evidencia es el fracaso de un modelo de liberalización del sector que ha permitido que «las compañías dejen de un lado las inversiones en la distribución eléctrica para centrarse en otros ámbitos supuestamente más rentables como la generación, la comercialización, las inversiones en otros negocios (telefonía, suministro de gas, agua, seguros…) y en Latinoamérica», tal como denuncia FACUA, asimismo, demanda una modificación de los índices de calidad establecidos en el Real Decreto 1.955/2000, de 1 de diciembre, por el que se regulan las actividades de transporte, distribución, comercialización y suministro de energía eléctrica, en virtud del cual los niveles de calidad exigidos a las eléctricas resultan demasiado laxos por lo que «deben aumentarse de forma considerable, al tiempo que exige revisar el ambiguo concepto de fuerza mayor con el que las compañías pueden eludir responsabilidades ante los cortes de suministro. Asimismo, es necesario reducir el número de cortes y horas sin luz anuales que un usuarios debe sufrir para que tenga derecho a una indemnización, al tiempo que hay que aumentar la cuantía de las mismas. En este sentido, tampoco es aceptable que deba esperarse hasta el año siguiente al que se producen los cortes para recibir esas indemnizaciones, por lo que hay que habilitar un procedimiento mucho más ágil y eficaz para que los consumidores sean resarcidos de los cortes de suministro».
Al igual que el pasado año en los EEUU y en Italia, como en el fracaso de la privatización de los ferrocarriles en Gran Bretaña, cada día está mas claro que solo el Estado puede y debe garantizar el funcionamiento de los servicios públicos esenciales, en este sentido responsables municipales ya han alzado las primeras voces en Sevilla a favor de la nacionalización de las redes electricas.
La situación pues, está actualmente en un impasse en el que resulta previsible que sin una fuerte movilización ciudadana que neutralice la mala gestión de Sevillana-ENDESA y su chantaje a la Junta de Andalucía y al gobierno municipal, serán de nuevo los dineros públicos los que sufraguen el mantenimiento de la desatendida red local de distribución, soportaremos en breve plazo una nueva central térmica altamente contaminante en la Punta del Verde y habrán ganado audiencia y complicidad en pro de la reapertura de licencias para la construcción y puesta en funcionamiento de centrales nucleares.
http://www.nodo50.org/reformaenserio/articulos/julio04/cortes.htm