Los miles de barcos turísticos que circulan por el Caribe generan hasta 1,200 metros cúbicos de desechos por día, incluyendo agua usada en cocinas y baños y residuos peligrosos. No hay sistemas adecuados para procesarlos.
La industria de la navegación moviliza en el Caribe cantidades multimillonarias de dólares, fundamentales para la prosperidad de las pequeñas naciones insulares del área, pero también produce grandes cantidades de desechos que no se manejan de forma adecuada.
El Caribe tiene «el tráfico marítimo más intenso del mundo», con unos 50 mil barcos anuales que transportan 14,5 millones de turistas, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Un típico buque para cruceros con tres mil pasajeros produce de 400 a mil 200 metros cúbicos de desperdicios húmedos por día, que incluyen el agua usada en cocinas y baños, según el PNUMA.
«No hay instalaciones adecuadas para recibir la basura de los barcos, y lo más grave es que también se carece de recursos y estructuras organizativas para controlar a las propias embarcaciones» de carga y de pasajeros, dijo a Tierramérica el vicepresidente de la Autoridad Portuaria de Jamaica, Ian Blair.
Eso significa grandes problemas relacionados con los residuos, incluyendo los líquidos oleosos que se acumulan en la sentina (cavidad inferior dentro del casco, sobre la quilla), y el agua de lastre que las embarcaciones llevan en depósitos para ser más estables y maniobrables durante sus travesías.
El agua de sentina y los desperdicios contaminan el mar y afectan la vida marina, mientras que el agua de lastre, que se carga en un puerto y muchas veces se descarga en otro muy lejano, puede transportar organismos que alteran los ecosistemas y la biodiversidad, explicó a Tierramérica Cowell Lyn, consultora de un proyecto de rehabilitación del puerto de Kingston.
Las especies invasoras amenazan la existencia de las endémicas, es decir de aquellas que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo y que están ya bajo enorme presión debido a la deforestación y la urbanización.
República Dominicana registra 186 especies invasoras, el mayor número en el área. Le siguen Puerto Rico con 182 y Bahamas con 159.
Los cruceros también arrojan al mar hasta 70 litros al día de residuos peligrosos, entre ellos químicos usados en procesamiento fotográfico, pinturas, solventes y baterías, que amenazan la vida animal tanto como la humana, pues 70 por ciento de la población caribeña vive en áreas costeras.
La región se ve afectada además por un intenso tráfico de buques petroleros. Varios de los mayores productores de crudo del mundo están en el Gran Caribe, entre ellos Venezuela, México, Colombia y Trinidad y Tobago.
Una gran cantidad de hidrocarburos es vertida en aguas caribeñas, a causa del errático manejo de desechos o de derrames accidentales. La bahía de La Habana registra la mayor contaminación con más de 1,200 miligramos de hidrocarburos por kilogramo de sedimento seco, mientras que la bahía de Kingston, en Jamaica, tiene niveles de 578 miligramos por kilogramo de sedimento seco, según el PNUMA.
La Convención Internacional para Prevenir la Contaminación del Mar por Buques, establecida en 1973 y reformada en 1978 (también conocida como Marpol 73/78), regula el modo de deshacerse de petróleo, sustancias nocivas y residuos.
El Anexo Cinco de esa Convención, vigente desde el 31 de diciembre de 1988, se refiere a la basura y prohíbe por completo arrojar al mar cualquier tipo de plástico.
Una enmienda de 1993 define al Gran Caribe como «área especial» por su vulnerabilidad a la contaminación causada por barcos, e impone restricciones especiales a las descargas de desechos en esa zona.
Esa enmienda no ha entrado en vigor porque la Organización Marítima Internacional (IMO son sus siglas en inglés), que es parte del sistema de las Naciones Unidas, no ha podido acceder a información suficiente acerca de las instalaciones en la región para procesar desechos procedentes de barcos.
«Es posible que las instalaciones existan pero no nos hayan informado sobre ellas», dijo a Tierramérica Curtis Roach, asesor de la IMO para la región.
El secretario general de la IMO, Efthimios Mitropoulos, instó a los gobiernos del área a «redoblar los esfuerzos para asegurar que las previsiones del Área Especial se cumplan sin más demora», durante un encuentro realizado en julio en Barbados.
El Gran Caribe abarca las islas caribeñas y todo el litoral de ese mar, desde México a Guyana Francesa, además de El Salvador, que tiene costa sólo sobre el océano Pacífico.
Su expresión institucional es la Asociación de Estados del Caribe, creada en 1994, con 25 Estados independientes como miembros plenos, más Aruba, Antillas Holandesas y Francia (a título de Guadalupe, Guyana Francesa y Martinica).
El informe Perspectiva Ambiental Caribeña, preparada por el PNUMA para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Pequeños Estados Insulares en Desarrollo que se realizó en Mauricio del 10 al 14 de este mes, destacó que los nueve miembros de la Organización de Estados Orientales del Caribe reportó «políticas y leyes armonizadas acerca de basura generada en buques y puertos».
Santa Lucía informó sobre mejoras en sus instalaciones para recibir desechos de barcos, y Jamaica realiza trabajos de envergadura con la misma finalidad.
Dionne Jackson Miller es colaboradora de Tierramérica