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A 260 años de la invasión británica a La Habana

Los defensores del Morro, libro de Gustavo Placer Cervera

Fuentes: Rebelión

Amanecimos con un regalo. El Dr.C. Gustavo Placer Cervera (La Habana, 1941), quien fuera presidente de la Unión de Historiadores de Cuba en la capital, miembro de la Academia de la Historia de Cuba, nos reenvió copia de su libro «Los defensores del Morro» que fue publicado en 2002.

Nos recordaba nuestro amigo y colega que el lunes 6 de junio se cumplirán 260 años del inicio del ataque inglés a La Habana en 1762.

Al estudio de la invasión británica a La Habana, le hemos dedicado atención, por su significación histórica, cultural y política. Convocado por la UNHIC realizamos en el 2012 un taller de especialistas, donde discutimos la propuesta de denominación del acontecimiento, en la defensa del criterio de asumir la denominación de invasión británica (o inglesa) en lugar de la existente de “toma” en la historiografía heredada. Precisamente trabajamos por completar la obra de descolonización del saber, que iniciaron nuestros más insignes historiadores antes y después del triunfo de la Revolución en 1959. El perfeccionamiento en la escuela nacional, incorporó la categoría invasión en los libros de texto de Historia de Cuba, y esta decisión del Ministerio de Educación, más que congratularnos, nos compromete para continuar la labor que realizamos en la investigación, el estudio histórico y la reflexión epistemológica.

Buena parte del conocimiento que tenemos sobre el acontecimiento, se lo debemos a las obras publicadas por el doctor Placer Cervera. Tradición familiar, Marina Revolucionaria, oficio de historiador mayor, y mucha inteligente dedicación, se integran en el autor, que en nuestra opinión es desde la academia cubana el más avezado especialista del tema.

Como afirma Placer: “La toma de La Habana por fuerzas británicas en 1762 constituye un hecho trascendental de la Historia de Cuba y de la región del Caribe y uno de los puntos culminantes de la Guerra de los Siete Años, conflicto que, rebasando las fronteras regionales, tuvo importancia mundial”. En nuestro criterio, y se puede demostrar por la extensión geográfica y la trascendencia geopolítica de las acciones militares, esta fue la primera guerra mundial desatada por las potencias europeas. El colonialismo de matriz capitalista inició así su ciclo de confrontaciones planetarias. Y Cuba, nuestro pequeño y hermoso archipiélago fue escenario particular de la confrontación. No sería esta la primera vez, hasta hoy, que los ejes de la geopolítica internacional crucen nuestra insularidad, y nos impongan tareas y responsabilidades globales.

Continúa Placer explicándonos que: “Dentro de los acontecimientos bélicos de la campaña de bloqueo, cerco y captura de la capital de la mayor de las Antillas, la operación contra el Castillo de los Tres Reyes de El Morro desempeñó un papel decisivo tanto desde el punto de vista estrictamente militar como en los aspectos sicológico y moral”.

“Los historiadores cubanos –afirma Placer- han destacado siempre la gesta de la defensa del castillo de El Morro contra los ingleses y las figuras de sus esforzados capitanes”. Y lo característico en esta y en otras obras del autor, es que se destaca el protagonismo y la perspectiva de los defensores de masa: soldados, milicianos capitalinos y “de tierra adentro”, la “gente de machete”. Destacamos por demás, la objetividad de revelar y colocar el papel de los negros libertos y esclavos en la defensa.

Un valor que apreciamos en «Los defensores del Morro«, es que la pericia del historiador nos permite formar nuestras propias opiniones sobre el valor de los defensores, de los capitanes y soldados españoles, y entroncar esta realidad de militares profesionales, con el arrojo y el valor de los milicianos, pobladores peninsulares, criollos, negros y mulatos libertos y esclavos. Lo inexplicable en el orden operacional de ordenar a las fuerzas milicianas la realizaciones de acciones combativas de máximo riesgo, donde se necesitaba de la preparación y experiencia de la que se carecían, nos dibuja la doblez e irresponsabilidad del mando de la plaza, incapaz de brindar un apoyo efectivo a los defensores de la fortaleza. El libro refuerza con evidencias, el juicio de acusación ya expresado en la época, de que se perdió la ciudad por cobardía e ineptitud, y probablemente por la traición de la máxima jefatura española.

Bien por Placer al reenviar y recolocarnos con su libro a los defensores de El Morro, por dibujarnos a los milicianos que a pecho y coraje cumplieron misiones de inmolación, por rescatar los nombres y dar honor a esclavos que murieron en combate, por recordarnos de dónde venimos los cubanos, y en particular los capitalinos.

Once meses de ocupación, lo fueron de resistencias y hostilidades. Hubo lacayos, oligarcas y mercaderes dispuestos a venderse al nuevo amo, pero por cada genuflexión de tales especímenes, sobresalió la dignidad de quienes no renunciaban a sacudirse la presencia invasora. Y fueron unánimes las complicidades y rechazos: el Cabildo y la sociedad de peninsulares y criollos acaudalados, la Iglesia, la Universidad, sus profesores y estudiantes, los colegios, la naciente intelectualidad criolla, la gente proletaria y humilde, los artesanos, vendedores ambulantes, carretilleros, meseros de cantina, las prostitutas… El ataque y asalto armado a los “mameyes” dado el color de los uniformes, el engaño y el abucheo, la sátira, la cancioncilla pícara, la fértil imaginación criolla… “Se formó… a la hora de los mameyes…” era el gran alboroto, para correr en burla cuando llegaban los soldados invasores… todo valía para hacer que los ocupantes se sintieran molestos, irrespetados y acechados.

Esa historia bicentenaria de la invasión británica nos recuerda y confirma que la preparación para el combate es la única posibilidad que tenemos si queremos vivir en paz. Hoy nos preparamos para la defensa del país y la ciudad, con puño unido y bien ejercitado, con una doctrina de guerra de todo el pueblo, forjada en la historia de resistencias frente a invasores extranjeros, apátridas y mercenarios. En esta voluntad el libro que Placer Cervera nos reenvía, enseña y acompaña, porque la historia continúa su dialéctica de tejidos profundos. Hace un año nos intentaron tomar La Habana con mercenarios, lacayos, delincuentes y confundidos. Y la respuesta del pueblo combatiente fue rápida y contundente.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.