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María San Gil, fue una de las más vehementes a la hora de insultar

Los «democratas» del PP revientan el pleno de Azkoitia.

Fuentes: Gara

El pleno celebrado ayer en Azkoitia finalizó a puerta cerrada, después de que el alcalde Asier Aranbarri ordenara desalojar el Consistorio justo antes de comenzar a tratar dos mociones sobre la situación de los ex presos Kandido Azpiazu e Iñaki Zuazolazigorraga. El motivo de tal decisión: los gritos e insultos de un grupo de «demócratas». […]

El pleno celebrado ayer en Azkoitia finalizó a puerta cerrada, después de que el alcalde Asier Aranbarri ordenara desalojar el Consistorio justo antes de comenzar a tratar dos mociones sobre la situación de los ex presos Kandido Azpiazu e Iñaki Zuazolazigorraga. El motivo de tal decisión: los gritos e insultos de un grupo de «demócratas».

La moción presentada por PNV-EA de Azkoitia en relación a la situación de Kandido Azpiazu e Iñaki Zuazolazigorraga tuvo que ser votada, y aprobada, a puerta cerrada. El alcalde Asier Aranbarri ordenó el desalojo del salón de plenos municipal debido a los gritos e insultos de quienes habían acudido «a respaldar a Pilar Elías» hacia el resto de las personas presentes y hacia parte de la Corporación.

El pleno previsto para la tarde de ayer en Azkoitia desató una gran expectación. Uno de los puntos del día hacía referencia a los dos ex presos cuyos bienes han sido embargados y sus cuentas bloqueadas. Todo ello tras una denuncia en ese sentido de Pilar Elías, concejal del PP en esta localidad y cuyo marido, concejal de UCD, murió en atentado en 1980.

La polémica se centraba en «el derecho que tienen a reorganizar sus vidas» Azpiazu y Zuazolazigorraga, quienes ya cumplieron una extensa condena por este hecho.

En los alrededores del ayuntamiento, la Ertzaintza ya tenía desplegadas varias dotaciones bastante antes de las 19.00, hora de inicio. Decenas y decenas de personas formaban cola para asistir como público. Muchas se quedaron fuera, ante la imposibilidad física de que todas cupieran en el recinto plenario.

Dentro, el primer altercado lo protagonizó María José Usandizaga. La presidenta del PP de Gipuzkoa tuvo que ser conminada por la Policía Municipal a sentarse en el lugar destinado al público, aunque ella pretendía ponerse delante de dos de las ediles de la plataforma ilegalizada Kimue.

Usandizaga pidió explicaciones al alcalde, quien le respondió que ambas «pertenecen a una plataforma registrada en el Ayuntamiento y asisten a todos los plenos». Por lo demás, la sesión comenzó y transcurrió con normalidad hasta llegar al punto «caliente» de la jornada.

Dos tipos de carteles

Nada más ser anunciado, buena parte de los asistentes se pusieron en pie con carteles en la mano. En unos se podía leer «Eraso eta mendekurik ez. Konponbide demokratikoa orain», y en los otros frases como «Asesinos alde hemendik» y «Pilar Elías herria zurekin».

Pero mientras que los primeros permanecían en silencio, el segundo grupo comenzó a co- rear «asesinos, asesinos». Subida en un banco, María San Gil era una de las que más énfasis ponía. A este primer lema le siguieron otros como «cobardes», «fascistas», «Pilar, valiente, aquí estamos tu gente» o «sin pistolas no sois nada». Tampoco se libraron los ediles de PNV-EA, que fueron acusados de «cómplices». En ese grupo se veían otros rostros conocidos, como el de Maite Pagazaurtundua o el del miembro del Foro Ermua Iñaki Ezkerra.

La tensión fue in crescendo y algunas personas de ambas partes comenzaron a increparse e insultarse mutuamente. En vista de ello, el alcalde ordenó el desalojo, que fue llevado a cabo por la Ertzaintza sin ningún tipo de incidente.

San Gil, junto a la puerta, espetó el calificativo de «asesino» o «asesina» a prácticamente todas las personas que portaban los carteles «contra los ataques» a los dos ex presos . Pero el colofón lo puso una mujer diciendo que «nos vamos, pero volveremos y venceremos. No vamos a tolerar vuestra dictadura sabiniana».

Los integrantes de este grupo bajaron a la plaza, donde unas doscientas personas tomaban parte en una concentración en la que se corearon lemas como «Errepresioa ez da bidea», «Hau al da zuen bakea?» o «Eman hitza Euskal Herriari».

En cuanto al otro grupo, una parte salió a la calle y se quedó en los soportales del ayuntamiento, pero otra permaneció dentro, en las escaleras, hasta el final del pleno.

Restablecida la «normalidad» en el interior, se procedió al debate y votación de las dos mociones existentes. La primera, rechazada, fue presentada por el concejal abertzale Asier Larrañaga y contaba con el respaldo de numerosos organismos de la localidad.

«Venganza»

En este texto, que fue rechazado, se manifestaba que los dos ex presos «ya cumplieron una extensa condena», que el caso «está prescrito» y que las medidas en su contra se basan en «un impulso de venganza».

Por ello, se instaba al Consistorio a que reclamara a la Audiencia Nacional el archivo del caso, a que asumiera los costes que esta situación ha causado a Azpiazu y Zuazolazigorraga y a sumarse a la manifestación que se celebrará mañana en Azkoitia a partir de las 19.30.

PNV-EA había presentado hace unos días una moción alternativa mostrando su «firme compromiso con todos los derechos humanos» y defendiendo el derecho de los ex presos «a reorganizar sus vidas». Pero las presiones, provenientes de los más diversos sectores, llevaron a la coalición a presentar un segundo texto, aprobado con sus votos favorables ­goza de mayoría absoluta­, la oposición de Kimue, Batera y el PP, y la abstención del PSE.

En esa nueva moción se ratificaba la condena al atentado de 1980 y se declaraba la solidaridad con sus familiares y se repetía la adhesión para con «todos los derechos humanos». Respecto a la situación de Azpiazu y Zuazolazigorraga, se reclamaba a ambos «que reconozcan el daño causado, se arrepientan y cumplan la Ley. Es entonces cuando la reinserción tendrá sentido».

Antes, el alcalde había recordado, al margen del texto aprobado, que nadie ha pedido perdón ni ha declarado su arrepentimiento por los vecinos de Azkoitia víctimas del franquismo o de otras violencias.

Ya fuera del Ayuntamiento, Asier Aranbarri denunció la «inaceptable presión político-mediática que ha sufrido el municipio», aunque aseguró que éstas no han afectado a la modificación del texto.

María San Gil, tras ser una de las más vehementes a la hora de insultar, culpó a José Luis Rodríguez Zapatero de los incidentes, ya que a su juicio el presidente español ha permitido el «envalentonamiento de Batasuna». –