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Entrevista a Pedro Montes, economista y miembro del Frente Cívico

Los derechos de una vida de trabajo en las pensiones: peligros futuros y daños actuales para la clase trabajadora

Fuentes: Rebelión

El derecho a una pensión digna es lo que nos pertenece o debería pertenecernos al final de la vida laboral, pero la situación a la que nos llevan los gobiernos habidos hasta ahora, así sean del psoe o del pp, ha sido y es en cada reforma más regresiva: empeoran constantemente el futuro del conjunto […]

El derecho a una pensión digna es lo que nos pertenece o debería pertenecernos al final de la vida laboral, pero la situación a la que nos llevan los gobiernos habidos hasta ahora, así sean del psoe o del pp, ha sido y es en cada reforma más regresiva: empeoran constantemente el futuro del conjunto de las clases trabajadoras y favorecen a la patronal y los banqueros, quiere decirse al capitalismo. Las pruebas se encuentran en la cimentación de lo que ahora nos hacen. Reforma tras reforma hasta llegar a cambiar la Constitución, y esto último sin tan siquiera cumplir con las reglas que ellos mismos habían escrito. Acuerdos de sindicatos oficiales y patronal han dado con el alargamiento de la vida laboral, los bajos salarios, la facilidad para despedir a trabajadores y trabajadoras, contratos basura, ahora ya ni eso, para terminar en el derribo de las pensiones actuales y dinamitar las futuras, todo en la dirección de sostener el sistema de injusticia para la clase trabajadora.

Hablamos con Pedro Montes, economista y luchador social, miembro del Frente Cívico, que si fue el primero en denunciar la catástrofe que nos preparaban con la entrada en el euro, ahora da la batalla contra el pensionazo del actual gobierno. Pedro Montes es una de las personalidades que han trabajado en el documento de los 24 en contestación a aquellos 12 «especialistas» que colaboran con quienes hoy firman las leyes para terminar en poco tiempo con el resultado de toda nuestra vida laboral. Pedro Montes lleva todas las explicaciones necesarias allí donde se le llame para que se sepa cuál es la situación actual de las pensiones y su futuro.

Nos atiende en una conversación en la que aparecen documentos sobre la mesa; el recorrido en la conversación es desde lo más básico hasta meollos intrincados.

¿Hay alguna duda sobre la subida o bajada de las pensiones?

Cabe poca duda. Reducirlas de modo inmediato a partir de este año y recortarlas continuamente en el futuro. Antes de que esté aprobada la reforma, ya se ha recogido en los presupuestos de 2014, con esa revisión del 0,25%, inferior a lo necesario para que las pensiones mantengan su poder adquisitivo. Por su importancia cuantitativa, las pensiones constituyen un bocado suculento para satisfacer la avaricia del capital.

¿Por qué hablan de «problema» en el aumento de esperanza de vida y la producción?

Lo del problema lo resaltan el gobierno y sus expertos, basándose en un esquema tan sencillo como falso. Dicen, como la tasa de natalidad es baja y la esperanza de vida se prolonga, con el tiempo la relación trabajadores activos/ pensionistas disminuirá a un punto en que será imposible hacer frente al pago de las pensiones. Pero basta considerar la capacidad de generación de renta almacenada en la sociedad para concluir que el «problema» está mal planteado y la solución desenfocada. Con un 26 por ciento de paro, con una tasa de actividad femenina alejada de los estándares europeos y con el crecimiento imparable de la productividad, la renta del país podría aumentar de modo extraordinario y por consiguiente la parte dedicada a sostener a los pensionistas no tendría que crecer significativamente en ningún caso. Destacar, para ver el sinsentido global de la reforma, que el porcentaje en nuestro país dedica a las pensiones, en una situación de economía sufriendo una larga depresión, esto es, con un PIB muy por debajo de lo que podría ser, es del 10% del PIB, dos puntos por debajo de la media de la UE.

¿A qué viene y qué significa la reforma que realizan, cuando habían implementado ya otras?

Tu pregunta suscita la respuesta: un gran engaño, esto es un atraco como se dice en las manifestaciones, un acto de piratería del gobierno contra los trabajadores. Todas las reformas que se han llevado a cabo, desde la primera en 1985 por el gobierno del PSOE hasta la penúltima, hace apenas dos años, también por el gobierno del PSOE, con el lamentable respaldo de las direcciones de CCOO y UGT por la que nada menos se aumentaba la edad de jubilación a los 67 años, han tenido siempre como objetivo recortar las pensiones y siempre también con la coartada de asegurar su futuro. Es evidente que sí era para asegurarlas y luego había que recortarlas de nuevo el argumento de la seguridad era falso. La nueva reforma se acomete sin haber dado tiempo a que la anterior surta sus efectos. Se sabe que los cambios en las reglas de las pensiones hay que valorarlos en décadas, luego la precipitación del gobierno en lo que se refiere a las pensiones no es más que un intento de imponer nuevos recortes de impacto tan rápido como sea posible y de aprovechar la crisis para lograr una redistribución de la renta contraria a los intereses de los trabajadores. Indudablemente además hay intereses relacionados con los fondos privados de pensiones en la medida en que la incertidumbre y la insuficiencia de las pensiones públicas harán que aquellas capas de la población que puedan permitírselo, y subrayo esto porque nivel de los salarios para la inmensa mayoría de los trabajadores no alcanza para ahorrar en fondos, ponga a disposición del sistema financiero nuevos recursos cuyo destino final está todo menos garantizado.

¿Qué buscan todos los «reformadores» que han sido y son, por qué caminos? ¿y la izquierda?

Hay una lucha despiadada por el excedente económico, la plusvalía marxista, que abarca y recorre todos los entresijos sociales. Ningún derecho de los trabajadores está salvaguardado, y es así como vemos la caída de los salarios directos, los salarios indirectos, o sea los gastos en servicios sociales, y los salarios diferidos, es decir, las pensiones. Nada está a salvo en esta época de ofensiva salvaje de la burguesía en la lucha de clases. Y para obtener ventajas económicas sustanciales, hay que previa o simultáneamente reducir el poder político de los trabajadores y la inmensa mayoría de los ciudadanos. De ahí la reforma laboral, el acoso a los sindicatos, la reforma de las pensiones, la represión contra las protestas: cuanto más inseguridad y miedo sientan las personas mejor se les explota. La izquierda tiene en esa evolución una enorme responsabilidad y detener el curso de los acontecimientos es su tarea prioritaria en estos momentos. La unidad no sólo es conveniente, sino históricamente inexcusable.

Luego las pensiones no son caras, ¿por donde va el futuro?

Lo he indicado antes, en torno al 10% del PIB, cuatro puntos menos que por ejemplo países tan próximos como Francia e Italia. Ese porcentaje depende en el numerador del número de pensionistas y de la pensión media. No hay respecto al número de pensionistas ningún rasgo a destacar con otros países de nuestro entorno, mientras que la pensión media es comparativamente baja con otros países europeos, como son los salarios. El denominador es el PIB, ahora muy bajo como lo revela el 26% de paro, y es fijándose en las posibilidades de crecimiento necesarias para acabar con esta dramática situación del empleo las que permiten afirmar que saliendo de la crisis no hay problema alguno de las pensiones. Este es el nudo de la cuestión y el error fundamental de la política del gobierno: se planea y proyecta a largo plazo el futuro de las pensiones cuando lo que hay que resolver es el futuro del empleo, o lo que es lo mismo, como se sale de la crisis.

¿Son pensiones o no son pensiones lo que suscribe quien paga y lo que organizan los bancos?

No cabe hacer una disputa semántica sobre si las pensiones privadas pueden considerarse realmente pensiones. Lo que sí hay es una concepción global, material y moral, muy distinta entre apoyar y estimular el llamado sistema de reparto, esto es si la sociedad garantiza en su proceso generacional la vida de los pensionistas cuando llegan a serlo después de haber sostenido con su trabajo y sus impuestos a las generaciones que le precedieron, y el apoyar el sistema de capitalización, donde cada uno tiene, como individuo aislado, en base a sus ingresos, si los tiene, que proyectarse su futuro. Como digo, son dos concepciones confrontadas de cómo debe funcionar la sociedad. Los bancos privados si recogen los ahorros de los fondos privados de pensiones disponen de una masa financiera a la que buscar rentabilidad. Su negocio aumenta, crecen sus beneficios, y no corren riesgos pues estos están asignados a los titulares de los fondos, que son realmente muy altos en las condiciones de inestabilidad financiera existente en el mundo. Y digo mundo porque, como es sabido, muchos de los recursos de los fondos privados están diseminados por los rincones más insólitos creados por la globalización financiera. En nuestro país, esos fondos privados se han estimulado enormemente por el trato fiscal de las aportaciones, que reducen la base imponible en el IRPF, otro rasgo del neoliberalismo imperante.

¿Y cuál debería ser la primera medida a tomar?

Como línea general, cuanto más impuestos paga una sociedad más igualitaria y redistributiva es. Es una forma de expresar que lo colectivo prevalece sobre lo individual. Por eso la derecha siempre está propensa a bajar los impuestos y la izquierda debería por el contrario estar dispuesta a subirlos, pero ya sabemos el desconcierto ideológico en el que se mueve el social liberalismo. Por supuesto, la cantidad no excluye la calidad, en el sentido de que los impuestos deben ser muy progresivos y los gastos públicos muy selectivos en cuanto a su destino. Ahora todo está patas arriba. Se suben los impuestos indiscriminadamente, o peor, regresivamente, y se acometen ajustes y recortes en gastos dedicados a servicios públicos esenciales. Es el signo de los tiempos, con el predominio del neoliberalismo y las exigencias de los poderes económicos, mercados financieros y Troika, que imponen un combate contra el déficit público totalmente injusto y antisocial, con el agravante de que cuanto más restrictiva es la política fiscal más se hunden la economía y la recaudación de impuesto y menos se progresa en el objetivo de reducir el déficit. No es necesario entrar en detalles sobre cuál sería la mejor política fiscal: bastaría tener la voluntad política y encargarle a los expertos que revisasen el sistema para dotarlo de suficiencia y progresividad. La lucha contra el fraude fiscal, desde luego, es un aspecto ineludible de toda reforma progresista.

Los doce «expertos» del gobierno se han visto rebatidos por los 24 que han puesto soluciones que ponen en evidencia su ligazón con los banqueros.

El documento de los 24 expertos independientes, en efecto, ha rebatido el informe de los doce expertos gubernamentales, dejando claro que los cálculos de dicho informe no abordaban el problema de las pensiones correctamente y que toda la visión del tema está distorsionada. Ya he comentado que la cuestión no es hacer proyecciones estáticas de la población sino vislumbrar a la sociedad de un modo dinámico considerando sus posibilidades de crecimiento económico. Por cierto, se suelen proyectar las pensiones del futuro sin tener en cuenta la degradación existente en el mercado de trabajo, de modo que los potenciales pensionistas del futuro lo serán con menos derechos que los actuales, en el caso de que lleguen a tener el privilegio de serlo. En el documento de los 24 se dejan algunos temas muy claros, que invalidan las conclusiones del informe de los expertos del gobierno, que este, ha utilizado tan maniqueamente. Se trata la seguridad social como un compartimento estanco de las administraciones públicas, cuando no cabe considerar aisladamente una quiebra de la seguridad social. Por otra parte, los ingresos específicos de la seguridad social se han utilizado en el pasado para financiar otros gastos públicos, así como en el pasado una parte de los gastos en pensiones que han cubierto con transferencias del estado. Es con esa visión global del papel del Estado como hay que valorar la seguridad social, que puede financiarse con cotizaciones u otros impuestos. Por consiguiente, hay que impulsar un sector público suficiente para atender, entre otros, los gastos sociales necesarios para garantizar las pensiones -no sé si es una broma referirse a que esto es un derecho fijado en la Constitución, con el desprecio y la ruptura del pacto constitucional llevada a cabo por la derecha por sus intereses y la estupidez del PSOE -. El Frente Cívico no ha tenido ningún papel singular en la elaboración del documento de los 24, salvo un cierto trabajo de coordinación que que he realizado yo, y salvo que son tres las personas, miembros de la Mesa Estatal, que han colaborado en su elaboración. Se trataba de producir un documento solvente y «despolitizado», en la medida de lo posible, para resaltar el engaño de los expertos gubernamentales. Eso sí, una vez hecho público y presentado en sociedad el Frente Cívico está siendo muy activo en la divulgación de sus contenidos y en torno a él esta tratando de construir un movimiento social de rechazo a la reforma de la pensiones. De hecho, el Frente Cívico, como movimiento organizado, ha hecho suyo el documento de los expertos, y trabaja para clarificar y elevar la conciencia social sobre el tema, y por supuesto para organizar una resistencia efectiva a la reforma que, sin estar aprobada, ya ha impuesto el gobierno en el Presupuesto de 2014.

¿Cuál es el problema para el informe de los 24 y por dónde pasa el camino para hacerlo más efectivo?

Como es sabido, el sistema tiene su coherencia interna, y se muestra bastante impenetrable cuando se trata de atacar los intereses preponderantes. Un documento de la solvencia técnica y la sensatez política que tiene el de los 24 expertos debería haber sido difundido y discutido con una gran amplitud social, pues el tema de las pensiones atraviesa de un modo u otro a toda la sociedad. Pero no ha sido así, hay que admitirlo. Los grandes medios lo han ignorado, si bien hemos tratado de infiltrarnos para darlo a conocer lo más ampliamente posible. El Frente Cívico y otras organizaciones estamos tratando de realizar el trabajo político que corresponde al momento y la gravedad de la agresión a las pensiones. No hay motivos para la desesperanza sino para la ilusión. Los problemas actuales nos brindan una gran oportunidad, que debemos intentar aprovechar.

Lucha contra la reforma de las pensiones ¿y qué más?

No me preocupa tanto los resultados de la lucha contra las pensiones como la lucha misma. El gobierno, por ahora, trata con un desprecio provocativo a los ciudadanos y se nos presenta como un muro infranqueable, pero eso es justo hasta el momento en que esté a punto de hundirse. Seguir golpeando es la tarea de la izquierda y tener la confianza de que si se avanza en la construcción de un poder popular todo es posible. Eso de «el pueblo unido jamás será vencido» hay que tomárselo en serio, no sólo por los ciudadanos de a pie sino sobre todo por los colectivos, organizaciones, movimientos y partido, que deben apostar sin titubeos y generosamente por la unidad. Se viven momentos excepcionales, y la forma de estar a la altura de las circunstancias es enlazar todos los brazos y avanzar unidos, firme y contundentemente.

Añade lo que creas importante y no hemos visto.

Gracias, Ramón. Aprovecho para tocar dos temas que me preocupan de la situación de la izquierda. El primero se refiere a la crisis y los esfuerzos demagógicos del gobierno de hacer creer que ha empezado la recuperación. No debe haber confusión: la crisis proseguirá durante mucho tiempo, es bastante probable que por cualquier circunstancia se desencadene una importante agravación, por todos los factores de inestabilidad existente, y que la ofensiva neoliberal sólo se podrá detener con la resistencia popular. La ingenuidad de caer en las trampas de los mensajes del gobierno se pagarán muy caros. El otro, se refiere a la necesidad de proponer una alternativa económica viable que rompa con la línea de los ajustes y austeridad que se viene imponiendo y que nos conduce a la ruina del país. Es el gran reto que tiene el conjunto de la sociedad y en particular la izquierda. Los lectores que conozcan mis posiciones sobre la cuestión europea entenderán lo que insinúo.

Muchas gracias, Pedro, por tus palabras.

Ramón Pedregal Casanova es autor de «Dietario de crisis», puedes bajártelo en Libros libres, de rebelion.org, y es autor de «Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios», edita Fundación Domingo Malagón.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.