El pasado sábado miles de personas -así lo recogía la inmensa mayoría de medios de comunicación- se manifestaron en Donostia y a los de «Vocento» les pareció fatal. En realidad a los de «Vocento» siempre les parece mal que la gente se manifieste. Con la excepción de los requetés, claro. Según el editorialista de «Abc» […]
El pasado sábado miles de personas -así lo recogía la inmensa mayoría de medios de comunicación- se manifestaron en Donostia y a los de «Vocento» les pareció fatal. En realidad a los de «Vocento» siempre les parece mal que la gente se manifieste. Con la excepción de los requetés, claro.
Según el editorialista de «Abc» «la manifestación convocada por la izquierda proetarra el pasado sábado en San Sebastián contra `el estado de excepción’ que, a su juicio, vive el País Vasco no produjo incidentes, ni tuvo la asistencia ¯fue más bien escasa¯ de años anteriores». Repasen lo que dijo el año pasado el mismo rotativo y comprobarán que el texto es casi idéntico en lo referido a la asistencia.
Y a continuación desgrana un rosario de contradicciones que hacen dudar sobre el estado del escribiente. No hubo incidentes, dice, pero «los asistentes, en cambio, sí lanzaron consignas explícitas de apoyo a la independencia, aunque evitaron referencias directas a ETA». ¿Dónde está, pues, el delito?
No puede ocultar su frustración el amanuense por el mero hecho de no haber sido prohibida: «Lo que, de haberse acordado, tampoco habría sido exceso alguno». Esta sí que es buena.
Y mejor, la explicación: «porque la manifestación tenía un claro propósito de propaganda proetarra, al margen de que sus convocantes y asistentes midieran el contenido de sus eslóganes». Lo de leer la mente ajena tiene su mérito, ¿verdad?
No se quedaba ahí la lumbrera de «Abc». Según su extraña visión de las cosas, lo más grave es que diversas personas vinculadas en su día a ANV «tuvieron un protagonismo activo en la manifestación, incurriendo en lo que, a simple vista, podía constituir una vulneración de la prohibición a ANV de realizar actividades políticas».
Se olvida el alto pensador de «Abc» que las personas vinculadas en su día a ANV no tienen limitados -al menos en puritita teoría- sus derechos civiles ni tampoco los políticos. Ya sabemos que en la práctica no sucede así, pero hasta ahora no se atrevían a escribirlo. Cuestión de formas, sin duda.