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Los efectos de las políticas de externalización de fronteras han provocado en Marruecos una nueva víctima mortal

Fuentes: Indymedia Estrecho

Una demandante de asilo congolesa ha fallecido en un hospital de Rabat. El parte médico explicará que sufría una enfermedad desde hacía años. La realidad que podemos constatar aquellos que la conocíamos es que sus condiciones de vida y la vulneración sistemática de sus derechos hizo empeorar una enfermedad que la ha conducido rápidamente a […]

Una demandante de asilo congolesa ha fallecido en un hospital de Rabat. El parte médico explicará que sufría una enfermedad desde hacía años. La realidad que podemos constatar aquellos que la conocíamos es que sus condiciones de vida y la vulneración sistemática de sus derechos hizo empeorar una enfermedad que la ha conducido rápidamente a la muerte. Había llegado a Marruecos huyendo de la guerra de la República Democrática del Congo. Vivía allí con su marido y su hija, todavía en la preadolescencia. Demandó asilo en la oficina de ACNUR en Rabat e hizo la entrevista de su demanda en noviembre de 2005, casi un año después su dossier aún no ha sido respondido. Ella pedía una resolución de su situación legal para evitar las deportaciones y las detenciones que le hacían empeorar día a día su enfermedad. ACNUR no respondió en vida a su demanda de asilo y como demandante no tenía derecho a ningún tipo de ayuda para medicamentos o para sostener a su hija. En Marruecos la inserción laboral o social de los subsaharianos es prácticamente imposible. La familia vivía de los esfuerzos que esta mujer hacía vendiendo pescado que salaba ella misma, el «macayabu», como le llaman en Congo. Evidentemente el pescado lo vendía a los propios congoleses que tampoco podían pagarle mucho dinero por la mercancía. La familia era consciente que sin una respuesta sobre su estatuto de refugiada y en las condiciones de vida de Marruecos no podría soportar mucho tiempo una enfermedad para la que no tenía ni los medicamentos. Sufrió esta mujer varias deportaciones a la frontera con Argelia, y una detención, la última, donde después de llevarla a un hospital por haber sufrido una crisis en la comisaría, la echaron a dormir a la calle como un perro. A la vez, las autoridades marroquíes habían ingresado a su hija en un centro de menores como si fuese una huérfana, donde la niña también sufrió violencia física y psicológica. Desde aquella detención y después de mil gestiones para recuperar a su hija, esta mujer no logró recuperarse totalmente y una enfermedad que en condiciones de normalidad no causa la muerte, se la ha llevado.

Esta mujer ha encontrado su final en un camino tortuoso de sufrimiento, porque: Como demandante de asilo no tuvo ni la asistencia ni la defensa adecuada de sus derechos. Se vulneraron repetidamente sus derechos humanos y sus derechos como mujer. Fue sometida a deportaciones ilegales. Fue sometida a violencia física y psicológica.

Ante esta situación sangrante seguimos pidiendo: Una protección eficaz de los derechos de los demandantes de asilo y refugiados en Marruecos. Un apoyo económico para los demandantes de asilo y refugiados en Marruecos, ante la imposibilidad de una inserción laboral y social. Un tratamiento diferenciado de los casos de mujeres refugiadas y demandantes de asilo, teniendo en cuenta la cuestión de género. Un tratamiento diferenciado de los casos de menores refugiadas. El derecho a la reinstalación de los refugiados y refugiadas de Marruecos en países terceros donde se respeten sus derechos humanos.

Nuestras condolencias a su hija y su marido que en este momento mendigan para poder enterrar a esta gran mujer de una manera digna.