Llegó al cargo de alcaldesa argumentando una posición de centro izquierda a la que, por supuesto es ajena. Y lo digo porque sus actuaciones riñen con lo que pregona. Su más reciente “metida de pata” en la larga cadena de errores y contradicciones, fue ordenar que 90 mil empleados de la Alcaldía retornaran a sus puestos, sin haber tomado ninguna medida de bioseguridad para asegurar el regreso.
No es coherente porque ella misma ha asumido posiciones radicales en contravía del también errático presidente, Iván Duque, en cuanto a aperturar espacios de trabajo. Y el mandatario le jaló las orejas y dejó claro que no es procedente, tras recordarle que ella ha insistido en el riesgo que representa para la ciudad la utilización de muchas personas en el sistema de transporte público.
Francisco Maltés Tello, miembro del Ejecutivo Nacional de la Central Unitaria de Trabajadores, consideró este un gran equívoco de varias formas. “En primera instancia, pedir al gobierno nacional que amplíe el confinamiento y ella disponer que los empleados salgan a trabajar. No ha dispuesto medidas de bioseguridad. Este tipo de medidas, se deben concertar con el movimiento sindical que representa a la base de trabajadores los protocolos para que luego los avalara la Secretaría de Salud. Igualmente concertar qué tipo de elementos son necesarios y, si para garantizar el desplazamiento, se pondrán rutas de buses. Las decisiones deben ser concertadas”, insistió.
De hecho, el director del Departamento Administrativo de la Presidencia, Diego Molano, cuestionó, sin mencionar a la funcionaria su decisión al trinar lo siguiente: «Las entidades públicas del orden nacional, de acuerdo con Directiva Presidencial 02 del 12 de marzo 2020, durante esta emergencia deben privilegiar el teletrabajo para proteger su vida, seguir cumpliendo sus funciones y no congestionar transporte público«.
Por supuesto, no es la única medida en la que dice y no hace, en una ciudad donde el Escuadrón Móvil Antidisturbio (ESMAD) ha respondido en varias ocasiones con represión a quienes salen a pedir comida porque, o se contagian de coronavirus o se mueren de hambre.
Claudia López que restringió la salida a la calle para adquirir alimentos, por esas contradicciones que le asisten, salió junto con su esposa de “compras”, fue en procura de víveres pasando por alto las mismas instrucciones que había impartido.
Sin que haya sido jamás ni vaya a ser el santo de mi devoción por su posición neoliberal, uno entendería que la oposición de Claudia a Iván Duque, obedece a que está haciendo campaña para, en un futuro, cobrar los réditos y pretender materializar su aspiración de llegar a la presidencia.
Dice muchas cosas, con ese prurito populista que la caracteriza, pero sus palabras distan mucho de los hechos.
Los que votaron por ella, en los barrios populares, creyendo en sus discursos mesiánicos, han descubierto muy tarde, que ella va por lo suyo. En pocas palabras, los tres PY: “Primero yo, segundo yo y, tercero yo”.
No ha llegado a sus primeros seis meses de gobierno y ya ha brillado el cobre. ¡Santo Dios, todavía faltan algo más de tres años y medio de desgobierno! Cada día uno se pregunta: ¿Con qué nuevas saldrá hoy?
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