Se publicaron hace unos días los resultados de la encuesta anual Publiscopio sobre creencias. El titular en Público era «Uno de cada cinco españoles es ateo o no creyente», lo cual a algunos les parecerá preocupante y a otros esperanzador. En cualquiera de los dos casos, el dato en sí resulta creíble. Pero estudiando con […]
Se publicaron hace unos días los resultados de la encuesta anual Publiscopio sobre creencias. El titular en Público era «Uno de cada cinco españoles es ateo o no creyente», lo cual a algunos les parecerá preocupante y a otros esperanzador. En cualquiera de los dos casos, el dato en sí resulta creíble. Pero estudiando con atención el desglose de las respuestas, las cosas no cuadran. El 77% de los encuestados se declaran católicos. El 52% cree en Dios (el 48% restante se reparte entre los que no creen, dudan, no saben o no contestan). No hace falta tener grandes aptitudes matemáticas para quedarse un tanto atónito, pues un sencillo cálculo nos lleva a concluir que al menos un 25% de los católicos no creen en Dios. Decía Benjamin Disraeli que hay tres tipos de mentiras: pequeñas mentiras, grandes mentiras y estadísticas. Pero yo no pienso que en este caso estén fallando los métodos estadísticos, ni que los datos estén manipulados. El propio gráfico nos muestra, con detalle, como se reparten, por creencia, los que no creen en Dios: son la práctica totalidad de los no creyentes y ateos, son el 44% de los católicos no practicantes, y el 8% de los católicos practicantes. Paso de atónita a perpleja. Yo pensaba que creer en Dios era algo consustancial a ser cristiano y concretamente católico. Pero no, aquí en España, se puede ser católico sin creer en Dios. Claro, es que son no practicantes: no practican la creencia en Dios. Bueno, y luego está ese 8% que no practica la creencia en Dios, pero practica otras cosas, no sé, tal vez practican la primera comunión y la boda por la iglesia. (Además, hay un 17% de católicos practicantes que no tienen claro que Jesús fuera Dios o hijo de Dios.)
Reflexionando un poco sobre el tema, he llegado a la conclusión de que lo que ocurre es, por una parte, que algunos no se toman demasiado en serio las preguntas y responden un tanto a la ligera. (De lo cual se deduce que no se toman demasiado en serio la religión.) Pero sobre todo, que no hay unanimidad en cuanto a qué se entiende por «ser católico». Aparentemente, muchos españoles que no creen en Dios, pero fueron bautizados por la Iglesia católica, prefieren declararse católicos antes que ateos o no creyentes. Tal vez la palabra «ateo» les suena mal. O quieren dar a entender que su cultura, su educación, es católica (y no musulmana, por ejemplo). En cualquier caso, es natural que Rouco y compañía estén preocupados. Ellos arremeten contra el aborto y los homosexuales, pero lo que debe preocuparles más es que la mitad de los españoles no creen en Dios.
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