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Entrevista a Mónica Chamorro, del Secretariado General Gitano

«Los gitanos en la Universidad son invisibles»

Fuentes: Diagonal

La comunidad gitana es la sociedad minoritaria en nuestro Estado con mayor presencia en el tiempo. Tras 500 años, todavía se siente en «ligera desventaja».DIAGONAL: Las aulas viven hoy un gran diversidad, tanto por la migración como por los nuevos modelos familiares. ¿En qué situación se encuentra el alumnado gitano? MÓNICA CHAMORRO : Actualmente viven […]


La comunidad gitana es la sociedad minoritaria en nuestro Estado con mayor presencia en el tiempo. Tras 500 años, todavía se siente en «ligera desventaja».


DIAGONAL: Las aulas viven hoy un gran diversidad, tanto por la migración como por los nuevos modelos familiares. ¿En qué situación se encuentra el alumnado gitano?

MÓNICA CHAMORRO : Actualmente viven una situación diferente a la del resto, en una ligera desventaja. Hace poco más de 15 años el gran problema educativo en la Primaria era el acceso a la educación. Hoy, sin embargo, eso está prácticamente conseguido y nuestro reto es el absentismo. Y en Secundaria es el paso de Primaria a Secundaria, la tasa de abandono rondaría el 80%, este problema afecta especialmente al sector femenino. Respecto a estas situaciones, la Administración es cada vez más consciente, ya sea a través de programas que contemplen la atención a la diversidad, la Educación Intercultural o los programas de compensación externa. Pero nos enfrentamos al lastre de la educación en el Estado español, la falta de dotación económica. Últimamente se han promulgado medidas interesantes como los Programas de Refuerzo, Orientación y Apoyo que incluyen medidas como la presencia de mediadores socioeducativos, especies de puente entre la familia y el centro, o el apoyo extraescolar. Pero no es suficiente para sustentar las cuatro patas de la educación: la atención al alumnado, a la familia, a los centros educativos y la coordinación con otras entidades sociales.

¿Cómo afrontan esta nueva realidad los profesores?

Cada vez demandan más información e información, porque se encuentran situaciones más difíciles. Es lógico que estén preocupados, se enfrentan a problemas para los que muchas veces no están preparados. Aunque todavía falta interés por parte de muchos de ellos.

¿Qué pueden realizar los colectivos sociales para colaborar en la educación intercultural?

Para comprender los problemas hay que apoyarse en las entidades que trabajan con las familias, con los grupos sociales excluidos. Dar respuestas que vayan más allá de lo que es el centro y potenciar espacios para tener contacto con la familia y no sólo cuando haya dificultades.

Una de las grandes problemáticas en el alumnado gitano es el absentismo. ¿Cómo se intenta evitar?

Nosotros nos centramos en cuatro aspectos: coordinarnos con los centros educativos y conocer a las familias, servir como puentes entre servicios sociales y los colegios; trabajar con la familia, hacerles ver las ventajas de la formación; colaborar con otras entidades sociales para participar en mesas redondas, talleres, actividades culturales…; y trabajar directamente con el alumnado tanto dentro como fuera del aula.

¿Qué cantidad de estudiantes llegan a cursos postobligatorios?

Nosotros intentamos potenciar esto, principalmente a través de becas, acciones tutoriales o con encuentros con alumnos y familiares. No sabemos cuántos gitanos hay en la Universidad, no hay datos recogidos por etnias, pero por los datos de algunos programas que llevamos a cabo, estarían en torno a los 250 y en todo el Estado puede haber un total de 700.000 personas gitanas. Lo que sí es cierto, es que muchos de los que llegan se hacen ‘invisibles’, sus características no coinciden con el estereotipo que la sociedad mayoritaria tiene de este grupo.

¿Y qué relación tiene la comunidad gitana con los nuevos flujos de migrantes?

Yo no hablaría en estos términos, sino que hay que trabajar en relación con los problemas sociales, económicos, laborales. Se viven auténticas situaciones de exclusión. Existe el rechazo a los pensamientos diferentes, pero también desigualdades sociales, económicas… Los gitanos siguen en desventaja, existen muchos más prejuicios que hacia el resto de migrantes y llevan más de 500 años en la Península Ibérica.

500 años al margen

«Cada día intentamos desmontar los estereotipos, no se pueden extender las características de algunas personas a una cultura. Pero, no sólo se debe actuar ante alumnos gitanos, sino con diferentes colectivos en actividades grupales. En la educación, se debe ejercitar el derecho a la permanencia en las escuelas. Esto no llegó hasta hace 30 años, con las escuelas puentes, mediante las cuales la población gitana inició su proceso de escolarización en un modelo de escuela segregada. Un proceso que ha avanzado rápidamente, pero al que todavía le queda mucho por hacer».