Zapatero afirmó el pasado 8 de febrero ‘tener la convicción de que habrá acuerdo en la reforma laboral», tras los»avances logrados en las últimas semanas en el proceso de negociación abierto con sindicatos y empresarios». En parecido sentido se expresó el ministro Caldera que vaticinó que habría acuerdo en «no demasiado tiempo» ¿A qué avances […]
Zapatero afirmó el pasado 8 de febrero ‘tener la convicción de que habrá acuerdo en la reforma laboral», tras los»avances logrados en las últimas semanas en el proceso de negociación abierto con sindicatos y empresarios». En parecido sentido se expresó el ministro Caldera que vaticinó que habría acuerdo en «no demasiado tiempo» ¿A qué avances se referían?
Los sindicatos aceptarían un nuevo abaratamiento y más facilidades para el despido
Descartada la imposición de una nueva reforma laboral de manera unilateral por parte del gobierno, todo queda a expensas de las concesiones que las partes hagan en la negociación, tomando como referencia las propuestas del gobierno. La patronal, que ve con simpatía las propuestas del gobierno (despido más fácil y barato, más rebajas en las cotizaciones patronales…) no mueve ficha.
Como siempre, son los dirigentes de CCOO y UGT quienes sí lo hacen, entre lamentos por la cerrazón patronal. Así Méndez habla de que los sindicatos «han flexibilizado sus planteamientos para tender un puente al entendimiento», pero que no han visto «correspondencia en la patronal». Fidalgo por su parte, que antes reclamaba que el gobierno legislara unilateralmente, ahora habla de negociación»empantanada» y con escaso futuro…
Los avances a que se refieren Zapatero y Caldera son las nuevas concesiones que CCOO y UGT están dispuestos a hacer, que se añadirían a las que ya reconocieron meses atrás, sobre todo la aceptación de rebajas de cotizaciones para la patronal y mayor protagonismo de las ETT’s en la contratación. Ahora CCOO y UGT verían con buenos ojos la extensión del contrato indefinido con despido barato (el llamado de «fomento de empleo» de 33 días por 24 mensualidades en lugar de los 45 por 42 del ordinario) también a la conversión de los contratos temporales en indefinidos, además de a los colectivos a que actualmente ya se les aplica (jóvenes, parados de larga duración, mujeres…).
Una concesión que, según reconocen los propios negociadores de CCOO y UGT, «no sería menor», pues «la mayor parte de los llamados contratos de 33 días proceden originalmente de conversiones». Una vía más lenta y gradual para llegar al mismo objetivo que proponen patronal y gobierno: la generalización del despido barato a todos los trabajadores.
El otro «avance» sería que CC OO y UGT estarían también dispuestos a ampliar las causas de despido objetivo. Se trataría de añadir a las actuales causas (económicas, técnicas, organizativas o de producción) una quinta que diga que una extinción de contrato será objetiva (y por tanto con una indemnización de 20 días por año y un máximo de 12 mensualidades) si el término de actividad de una subcontrata lleva a la quiebra de la empresa. Es decir, aunque no se eliminaría la autorización administrativa en los despidos de las subcontratas, sí que se abaratarían y facilitarían enormemente.
Movilizarse contra una nueva pérdida de derechos
No vamos a descubrir a estas alturas a dónde conducen las políticas sindicales de constantes renuncias y concesiones. No hay más que ver las consecuencias en los niveles de precariedad (que ya alcanza el 34% del empleo), accidentalidad (1369 trabajadoresmuertos en 2005) o pérdida salarial (los salarios han caído a niveles de 1997).
Además los dirigentes de CCOO y UGT están dispuestos a aceptar más recortes en derechos sociales y laborales, como en las pensiones (retrasar la edad de jubilación…). Todo ello a cambio de un mayor protagonismo institucional y suculentas ventajas materiales: acaban de firmar un nuevo y multimillonario acuerdo de Formación profesional que les permitirá obtener más fondos para mantener las prebendas de sus dirigentes.
Frente a ello sólo hay una salida: agrupar fuerzas para una política sindical verdaderamente de clase. En esa dirección va la campaña unitaria contra la reforma laboral impulsada por un movimiento de organizaciones y colectivos clasistas y combativos que se viene desarrollando en diversos puntos del Estado. Apoyémosla.