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Los martes al sol

Fuentes: Impresiones mías/ Rebelión

La película «Los lunes al sol«, del director Fernando León de Aranoa, con toda la angustia que es capaz de hacer sentir a quien tiene un mínimo de sensibilidad, se puede quedar en la timorata primera entrega de una larga serie de historias que contar. Estar en paro en España ha dejado de ser una […]

La película «Los lunes al sol«, del director Fernando León de Aranoa, con toda la angustia que es capaz de hacer sentir a quien tiene un mínimo de sensibilidad, se puede quedar en la timorata primera entrega de una larga serie de historias que contar.

Estar en paro en España ha dejado de ser una circunstancia más o menos temporal y ha pasado a ser un modo de vida. Todo en la vida es temporal, incluso la propia vida lo es, pero estar en paro actualmente en España es una de las cosas menos temporales que podemos encontrar. Estar en paro hoy es un contrato indefinido con las restricciones y las carencias. Estar en paro es un estatus, un signo de clase social. «Estar en paro» o «ser parado», he ahí el desempleo. En realidad poco importa la etiqueta que se le cuelgue al pescado podrido, no disimulará su olor.

En otros tiempos, ser parado en España era casi un delito social, era como hacer trampas, y tal circunstancia era motivo de señalamiento público, con esa coletilla de «el que no trabaja es porque no quiere«, que aún hoy utilizan algunos descerebrados con intenciones malsanas. Hoy más que nunca, cada parado es un síntoma de la enfermedad de esta civilización que es el Capitalismo. Hoy un parado es la víctima, y el señalado como culpable el sistema financiero, que es el «socio capitalista» de esta superproducción de parados que se podría titular «Los martes al sol». El protagonista principal es el parado de larga duración, a quien se le han agotado todas las prestaciones y subsidios gestionados por el Servicio Público de Empleo, y que iba a solicitar el PRODI (Programa Extraordinario de Protección por Desempleo e Inserción), nada más cumplir los requisitos. Ahora ya no puede solicitar nada más que clemencia a esta inclemente sociedad, de la que todos sin excepción somos cómplices, unos por acción y otros por omisión. Quizás ante la acción agresora de Gobierno y Capital debiéramos aprender algo de los italianos.

Para apagar este incendio que devora a la clase trabajadora, desde el Ministerio de Trabajo se limitan a escupir. Anuncian que el PRODI será sustituido por una ayuda vinculada con la formación, como si por tener más formación se fueran a crear más puestos de trabajo. Si yo soy mecánico y estoy en paro, podría reencarnarme, laboralmente hablando, en fontanero, pero aunque solo sea por la falta de experiencia en el nuevo sector, esto me colocaría automáticamente en la cola de los fontaneros que ya se encuentran en paro. Parece lógico pensar que el problema no es de la pieza que no encaja en el puzzle, el problema es que tenemos 4.110.294 piezas para encajar en un puzzle que apenas tiene huecos.

Si todo esto formara parte de una campaña comercial, al pie de los carteles se podría leer algo así: «Con el «latrocinio» de: Los mercados y el G-37 español

Puede que solo sean impresiones mías pero, por el camino que vamos, hay material suficiente para que la saga «Al sol» continúe con «Los martes al sol», «Los miércoles al sol», «Los jueves…, «Los viernes…

Fuente: http://impresionesmias.com/2010/12/16/los-martes-al-sol/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.