Se hacen llamar «La conciencia del mundo del arte», su identidad es desconocida, usan nombres de artistas muertas y visten máscaras de gorila en todas sus presentaciones. Ella son las Guerilla Girls, un colectivo estadunidense que, desde 1985, combate el racismo y el sexismo en el arte, la política y la cultura pop, mediante carteles, espectaculares, stickers y libros plagados de humor, datos duros, y una gráfica irreverente. Recientemente, dos de las fundadoras, Kathe Kollwitz y Frida Kahlo, visitaron por primera vez México y, en entrevista para La Jornada Semanal, hablaron sobre su forma de hacer arte y política.
-Uno de sus eslogans más famosos es «Guerilla Girls, reinventando la palabra feminismo.» ¿Por qué es necesario reinventar el feminismo?
-Debido a que el feminismo ha sido estereotipado tan negativamente por los medios y la sociedad, muchas mujeres y hombres que creen en estas ideas, no se asumen como feministas. Con nuestras acciones locas queremos hacerlo atractivo, cambiar el estereotipo de la feminista como una mujer quejumbrosa que odia a los hombres.
-Por un lado, ustedes redefinen el espacio público con su arte callejero; por el otro, montan exhibiciones en museos y les preocupa lo que ocurre en ellos, ¿no hay una tensión entre estos dos esfuerzos?
-Es una pregunta muy buena. Al principio fuimos un grupo de artistas que criticaba el mundo del arte, pero rápidamente nos extendimos a la política y a otras áreas de la cultura. Nunca fuimos aceptadas por los museos, sin embargo, en el último par de años han estado tras nosotras: hicimos una instalación gigante en la Bienal de Venecia en 2005, también en Tailandia, Estambul y varias ciudades de España. Tenemos una permanente en el museo Tate Modern de Londres y montaremos otra en Atenas el próximo junio. Es extraño para nosotras, que estamos acostumbradas a trabajar desde fuera, pero lo hacemos para compartir nuestra palabra.
-¿Por qué existe la idea generalizada de que si alguien hace arte por el mero placer de hacerlo, es un artista, en cambio si incluye posturas políticas, no hace arte sino panfletos?
-Todo el arte es político de cierta forma, cada artista es parte de su tiempo, no puede escapar, así que se podría decir que cierto arte es más directo que otro. Siempre ha habido y siempre habrá arte político. Cada artista tiene que seguir su propia pasión y esta es la nuestra. Sobre lo que decías acerca de que hay quienes hacen arte por mero gusto, eso no pasa en Estados Unidos actualmente, allá todo gira alrededor del dinero. Hemos luchado contra eso durante años, no estamos de acuerdo con la idea de que un buen artista es sólo aquél que tiene éxito económico.
-¿Por qué el anonimato de las Guerilla Girls ha causado sensación? ¿Hay un componente revolucionario en él?
-El anonimato molesta a mucha gente, hace pensar que tienes miedo de defender lo que crees y, honestamente, así era cuando empezamos. Decidimos ser anónimas porque el mundo del arte es muy pequeño y teníamos miedo de que afectara nuestras carreras, pero casi instantáneamente nos dimos cuenta de que ese era el secreto de nuestro éxito, pues nadie podía descalificar nuestro trabajo como Guerilla Girls porque no le gustara lo que hacíamos de manera personal. El anonimato nos permitió ser accesibles para muchas mujeres y nos ha dado nuestros disfraces estrafalarios que atraen a la gente. Claro, hay miles de performanceros que se pasean con disfraces; si sólo hubiera sido eso lo que teníamos, el proyecto no habría funcionado, pero nuestro trabajo mezclado con esta figura insana ha sido la clave.
-¿Es el anonimato una manera de poner en jaque la importancia de El autor, El creador, la omnipotencia del nombre de El artista?
-Creo que lo dijiste mejor de como podría hacerlo yo. Sí, hacer esto va en contra del carácter del mundo artístico, el cuál consiste en un «genio» identificable, mientras que nosotras actuamos en colectivo, no hay genios, excepto Frida.
-La manera en que funciona el mundo del arte: gran competencia, considerar que la obra más cotizada en el mercado es la mejor, la importancia del nombre del artista, ¿está relacionada con la dominación de los hombres en este campo?
-El sistema, el estereotipo del artista genial, es ciertamente este hombre que derrama pintura en su estudio, como Jackson Pollock, con una botella en una mano y una chica linda en la otra -o tres, o cuatro. Así que hay muchos elementos machistas, eso es parte del problema y ocurre en todas las áreas. Nos gustaría ver un modelo distinto, en el que hubiera más cooperación y se comprendiera que no sólo el trabajo de las cinco personas catalogadas como las mejores de su generación es el que vale. Ellos probablemente no existirían sin muchos otros con los que se han criado. Siempre nos gusta decir que el mundo de los artistas es grandioso, pero el mundo del arte realmente apesta. Comparado con el avance que ha habido en otras áreas, Hollywood, el mundo del arte y la música, están muy rezagados. Les gusta decir que la cultura es avant-garde, pero más bien es derrière.
-¿Es suficiente incluir más mujeres y otros grupos marginados para cambiar la lógica del sistema?
-No, pero ahora, cuando ese trabajo no se está exhibiendo -no es que todo el trabajo sea el mismo- necesitamos esas voces desesperadamente. ¿Qué pasaría si cualquier museo contemporáneo en México sólo coleccionara la obra de cinco hombres cada diez años? Dentro de cien años, si una mujer joven quisiera ser artista, iría al museo y sólo encontraría cincuenta hombres. Esto es lo que ha pasado. Sabemos que los museos no son perfectos, cualquier cosa dentro del sistema es terrible, pero eso no significa que no debamos asegurarnos de que ese trabajo sea incluido. Para cambiar la lógica del sistema cada quien tiene que encontrar su propia manera, la nuestra es usar humor, colarnos por abajo del radar, y quizás inspirar a más gente para que lo haga. El mundo necesita más vengadores enmascarados, siempre y cuando estén de nuestro lado.