En el 2005 Jutta Voss escribió «Kann denn Gehorsam Sünde sein?», ¿puede ser pecado obedecer? Y subtitulaba el libro: «análisis sobre las estructuras fascistoides muy en boga en la Iglesia y en la sociedad». ¿Qué tipo de libertad existe cuando la sumisión se compra? El libro me ha venido al recuerdo al leer las excarcelaciones […]
En el 2005 Jutta Voss escribió «Kann denn Gehorsam Sünde sein?», ¿puede ser pecado obedecer? Y subtitulaba el libro: «análisis sobre las estructuras fascistoides muy en boga en la Iglesia y en la sociedad». ¿Qué tipo de libertad existe cuando la sumisión se compra?
El libro me ha venido al recuerdo al leer las excarcelaciones de políticos abertzales, dictadas por la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional española, tras el pago de una fianza de 50.000 euros y la prohibición expresa de que no podrán tomar parte en reuniones, manifestaciones, actos públicos o formación de grupos, coaliciones o partidos políticos de características idénticas o cualitativamente similares a aquellas que motivaron su imputación criminal.
Son excarcelaciones de guerra y dictadura, de jueces neuróticos obsesivos, de mequetrefes, de consejeros del reino. ¡Examine si el hecho imputado es delictivo y absténgase de meterse en la vida de los ciudadanos y dar órdenes y consejos! La Audiencia Nacional y sus jueces son desde años, desde el inicio en 1963, colaboradores necesarios de dictadura, brazo de represión y tortura y silencio descarado ante denuncias de vulneración de derechos. Y no garantía de justicia y libertad, de hombría y personalidad ¿Quién son ellos para determinar la acera que pisan los ciudadanos, para examinar sus ideas, condicionar su asistencia a actos o censurar sus pensamientos por altavoz? ¿Qué tipo de juez es ése que determina y marca con cartabón mi libertad? ¡Examine con equidad y objetividad si el acto, que se me imputa, es delito y cállese! Hace tiempo que el móvil de la persona es interno, personal, y no un sable sobre la cabeza, ni tampoco el tirano o pistolero de turno o una sala de la Audiencia Nacional y sus aledaños. ¡Sean jueces y no tiranos o abuelos cebolleta! O, con otras palabras, márchense y déjenos en paz ser abertzales libres.
A los José se les llama Pepe por aquello de José (p.p. =padre putativo de Jesús). Hace tiempo que las gentes hemos seccionado el cordón umbilical; nos sobran jueces meticones, mamporreros de intereses patriarcales o brazos ejecutores de gobiernos y poderes coloniales.
Y no necesitamos padres putativos. Porque cuando se impone vasallaje desaparece la justicia. Abraham se opuso a la orden divina de lo alto de acuchillar a su hijo siguiendo su criterio de hombre maduro. El yo digo y el querer del hombre no es patrimonio del juez de la Audiencia Nacional. Que es el caso.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.