La política de recortes también ha llegado a los parques naturales de Cataluña y, en especial, a los consorcios que los gestionan y los servicios de educación y sensibilización ambiental. El sistema de espacios protegidos que hemos tenido hasta ahora se encuentra en peligro por unas políticas que parecen hacer los primeros pasos hacia la […]
La política de recortes también ha llegado a los parques naturales de Cataluña y, en especial, a los consorcios que los gestionan y los servicios de educación y sensibilización ambiental. El sistema de espacios protegidos que hemos tenido hasta ahora se encuentra en peligro por unas políticas que parecen hacer los primeros pasos hacia la privatización. El movimiento ecologista ha comenzado a activar las alertas ante un fenómeno bastante grave.
El sistema de áreas protegidas
En 1982, hace 30 años, se declaró el primer Parque Natural en Cataluña, el de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Fue la segunda ley aprobada por el Parlamento de Cataluña una vez restaurada la Generalitat y, tras superar el recurso de inconstitucionalidad que interpuso el gobierno español, abrió la puerta a todos los gobiernos autonómicos del Estado español para que pudieran establecer sus espacios naturales protegidos. Un gran logro en la conservación del patrimonio natural que situó Cataluña a la vanguardia de las políticas de conservación. Al año siguiente se declaró el Parque Natural de los Aiguamolls de l’Empordà y así, sucesivamente, hasta el último parque natural declarado que ha sido el del Montgrí, Illes Medes y el Baix Ter. Actualmente son 19 los Espacios Naturales de Protección Especial en Cataluña, que ocupan 960.102 hectáreas terrestres y 77.818 marinas y cubren un 30% de su superficie.
Esta política de protección de los espacios naturales, gestionada por organismos locales, arraigados en el territorio, ha sido clave para salvaguardar y conservar el patrimonio natural y la biodiversidad de Cataluña, sometida a fuertes presiones por una intensa actividad económica y la afluencia de un gran número de visitantes y turistas a todo el territorio. Raül Valls, portavoz del Centre per la Sostenibilitat Territorial (CST) destaca que además suponen «el mantenimiento de la conectividad ecológica, factor imprescindible para la salud del territorio». Los parques naturales han permitido también regular su uso público y han promovido la educación y sensibilización ambiental entre la ciudadanía. Son igualmente dinamizadores económicos de los territorios donde están ubicados, generando una economía productiva rentable y ecológicamente sostenible, que estimula la agricultura y la ganadería local, así como diversas formas de turismo rural. Enric Cortiñas, presidente de la Associació de Naturalistes de Girona (ANG), señala que estas áreas protegidas forman parte del bien ambiental, que es colectivo e inmaterial, y por lo tanto «las administraciones públicas deben velar por su preservación y conservación para que la toda sociedad pueda ser beneficiaria».
La política de recortes
Desgraciadamente, en los últimos dos años, la protección de muchos de estos espacios está en riesgo por los drásticos recortes presupuestarios que han sufrido las asignaciones del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Patrimonio Natural (DAAM), del que dependen la mayoría de Parques Naturales. Desde 2010 hasta 2012 esta reducción ha superado el 60% y ha eliminado todo el presupuesto de inversión. Paradójicamente sin embargo, en el mismo periodo, el presupuesto del Departamento no sólo no ha disminuido, sino que se ha visto incrementado en un 10% respecto al 2010. Tampoco se debe el hecho de incorporar la Dirección General del Medio Natural y Biodiversidad, pues sin esta el incremento sería del 5%, según información publicada en la Web del propio Departamento.
Para la Inès Carrillo Badosa, geógrafa y ex-directora del Consorcio de la Alta Garrotxa, estos recortes muestran un problema de fondo: «la gestión de los espacios naturales no ha sido nunca uno de los temas de interés de la clase política de este país. Es evidente que el actual (y el anterior) gobierno, no tiene una voluntad firme de conservar y mejorar las áreas protegidas, sino más bien lo contrario: ha recuperado el viejo discurso que los espacios naturales son un freno al desarrollo». Como si fueran un lujo que ahora no nos podemos permitir.
Resulta chocante que en un contexto donde habría que priorizar políticas de eficiencia y mejora de la gestión, no se haya tenido en cuenta la evaluación promovida por la la Institució Catalana d’Història Natural sobre el sistema de espacios naturales protegidos, y que fue alabada como modélica por la Sindicatura de Comptes de Catalunya.
Asimismo, la supresión del Departament de Medi Ambient y la fragmentación de las políticas de conservación de la naturaleza en dos departamentos, el de Territori i Sostenibilitat (DTOS) y el de Agricultura, Ramaderia, Pesca i Patrimoni Natural (DAAM) no parece haber sido una decisión demasiado acertada. Desde el DAAM, donde se encuentran adscritos los Parques Naturales, las políticas de conservación de la naturaleza se ven supeditadas de hecho a las de explotación del medio natural. ¿No habría sido más lógico que todas las políticas de conservación de la naturaleza estuvieran bajo la responsabilidad del DTOS y poder así coordinarlas mejor?
Consecuencias nefastas
Recortar drásticamente los presupuestos de los espacios naturales protegidos, anulando todos los presupuestos de inversión, amputando o eliminando equipos de gestión enteros, no puede dejar de provocar impactos negativos, no sólo para el patrimonio natural, sino también para los territorios y la gente que vive ahí o en su entorno. En este sentido se expresa en Llorenç Planagumà, vulcanólogo y geólogo de Olot, que se encarga como personal externo de hacer el asesoramiento geológico al equipo gestor del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa: «Un 70% de recorte para la coordinación y asesoramiento para poder sacar adelante la estrategia de gestión del patrimonio geológico del Parque provoca desmotivación, incomprensión, precariedad, porque se acaba trabajando casi igual por mucho menos dinero porque tenemos un compromiso con el territorio. Pero todo esto, a la larga, puede comportar una pérdida de prestigio para la zona y, lo que es más importante aún, un retroceso en la conservación de los valores geológicos en un parque donde los volcanes tienen una importancia especial».
Uno de los ámbitos afectados por los recortes es el de los servicios de educación y sensibilización realizada en los parques naturales. Su gestión se llevaba a cabo mediante contratos públicos que en su mayoría habían ganado pequeñas empresas y cooperativas muy implicadas en el territorio. Los contratos de estas empresas han sido cancelados, después de que terminara su vigencia el pasado 30 de septiembre de 2012. Esto ha implicado que algunos servicios se dejaran de hacer, o prácticamente, como la atención a los visitantes o los programas de educación ambiental para la población local.
En estado de alerta
El tejido de organizaciones ecologistas de Cataluña ha empezado a reaccionar con preocupación ante esta situación. Desde la ANG, su presidente, Enric Cortiñas, considera que «los drásticos recortes que desde el 2010 está imponiendo el gobierno actual (entre un 60 y 100% menos de aportación de recursos económicos) deja en una situación límite a los equipos que los gestionan y su trabajo».
Lo que parece que se está discutiendo ahora es una propuesta de financiación para estas empresas que combine recuperar una parte de la aportación pública con ingresos que puedan hacer ellas mismas por el cobro de servicios diversos, tales como el estacionamiento de los vehículos de los visitantes. Desde la Generalitat se estaría apostando por mantener una mínima gestión en los parques a través de los ingresos generados por el turismo. Para Enric Cortiñas la Conselleria «insinúa que el modelo de financiación y funcionamiento de estos espacios debe cambiar, con una apuesta por un modelo de autofinanciamiento. Reivindicamos que, si la autofinanciación es el camino a seguir, es de vital necesidad una revisión y modernización del marco legal y fiscal -actualmente obsoletos-, para que estos organismos puedan nutrirse de herramientas e instrumentos a través de los cuales puedan obtener financiación (tasas, cánones, mecenazgos, oferta servicios, patrocinios, desgravaciones fiscales, etc.). Al mismo tiempo, es imprescindible que reciban una cantidad mínima fija de recursos públicos, que no puede ser despreciada, a través de la cual, se buscarán otros recursos y subvenciones que requieran cofinanciación, no debemos olvidar que la responsabilidad del medio ambiente es colectiva, y por tanto, es la administración pública que debe procurar por su salvaguarda. Los espacios naturales son bienes públicos, y hay conservarlos y gestionarlos con una visión ambiental amplia, lejos de una perspectiva puramente empresarial o de beneficios económicos. No podemos convertir en parques temáticos nuestros parques naturales».
¿Qué consecuencias pueden tener a la larga estos recortes? Para Inés Carrillo los impactos no serán visibles a corto plazo, pero todo hace pensar que habrá «menos actividades de educación ambiental, espacios menos ordenados, más desorden en la afluencia a espacios sensibles, menos actuaciones de ordenación,… Y eso sí, un desgaste enorme de las personas que día a día tienen como tarea la de hacer entender que velar por la naturaleza y por el territorio no es un capricho. A medio plazo, y eso es lo más preocupante, la creciente sensación de que no pasa nada, que todos nos adaptamos y nos adaptamos a todo. ¿Qué tiene que pasar para que empecemos a creer que los parques naturales y los espacios naturales protegidos son uno de los principales activos de nuestro país y que gestionarlos correctamente, significa situarlos como prioridad en las políticas de territorio y no como callejón sin salida de las políticas de … ¿agricultura? ¿ganadería? ¿pesca? Siendo un poco optimista, nos queda la esperanza de que sea la movilización ciudadana la que reclame que recuperemos de nuevo el sentido común».
El problema, remarca Raúl Valls, es que la desatención a los parques naturales erosiona una herramienta de importancia capital para la sensibilización de la ciudadanía en el proceso de transición hacia una nueva cultura del territorio y una sociedad en paz con el planeta: «Los parques naturales han sido un factor de desarrollo económico alternativo que prefigura un futuro donde el cuidado del territorio no es un lujo, sino un elemento imprescindible para garantizar un futuro digno para las próximas generaciones. Un viejo cartel de la Generalitat republicana proclamaba «La destrucción del bosque es la destrucción de la economía». Hoy podemos decir con la misma contundencia que el abandono de los espacios protegidos pone en peligro la recuperación de la economía y la creación de nuevos puestos de trabajo».
Carme Dolz, miembro de la Cooperativa La Copa, explica la experiencia del Parque Natural de los Aiguamolls de l’Empordà
Carme Dolz es licenciada en pedagogía, socia fundadora y jefe del Área de Sensibilización Ambiental y Participación Ciudadana de La Copa, SCCL, una entidad sin ánimo de lucro creada en el año 2004.
¿Cómo ha sido vuestra experiencia en el servicio de sensibilización y educación ambiental en el Parque Natural de los Aiguamolls de l’Empordà?
La Copa SCCL ganó en 2011 la concesión del servicio, que nos prorrogaron automáticamente en 2012. Cuando ganamos el concurso ya habían empezado los recortes, y por esta razón, según la Administración, el contrato se acortó de doce a nueve meses. Pudimos empezar a trabajar en el centro de información y como equipo de educación ambiental en abril, con la confusión que esto supuso para las escuelas, que estaban a medio curso y aún no sabían si podrían hacer las actividades de conocimiento del medio natural que hacían cada año.
¿Y como afectaron los recortes?
En vez de dos años, acabaron siendo dieciocho meses. Y hoy en día el centro de información y educación ambiental con las escuelas del Parque se cubre con el propio personal laboral del Parque. Teniendo en cuenta que su personal tiene otras tareas de gestión asignadas, podemos decir que el servicio educativo ha sido el que se ha visto más afectado.
¿Qué implicaciones puede tener?
La educación ambiental y la sensibilización ciudadana son herramientas imprescindibles para la protección del medio natural. No nos podemos quedar sólo en que es un conocimiento del espacio protegido en cuestión. Es mucho más que eso, es la manera que tenemos de, a partir del conocimiento, hacer crecer la estima, y consecuentemente el respeto, hacia el medio natural. Es una herramienta que nos permite aproximarnos a la naturaleza, por entender que formamos parte, que no somos propietarios, que no es nuestro territorio sino que formamos parte él.
Pienso que con los programas de educación ambiental que se llevaban hasta hace unos meses desde los parques, a pesar de las carencias -o más bien, con aspectos a mejorar- se mantenía un contacto directo con la población que forman parte de los parques. Se había conseguido mostrar que un parque no es una amenaza al desarrollo agrario o turístico, sino que es una oportunidad para preservar un espacio natural, correctamente gestionado, un reducto de naturaleza más o menos intacta de la que poder disfrutar. Un espacio de este tipo tiene un valor incalculable. No es, o no debería ser, un recurso para hacer dinero. No olvidemos que es un bien público, su valor total va mucho más allá que lo económico, tiene un valor natural extraordinario por sí solo, pero también tiene un valor social y cultural e, incluso, emocional o sentimental. Una fuente de salud física y mental para sus visitantes y residentes. Todo esto es lo que se quería transmitir con la educación ambiental, la estima por un territorio.
¿Crees que todo puede derivar en un proceso de privatización?
Corren rumores sobre la privatización de los parques naturales, que sea una gran empresa la que gestione y saque un rendimiento económico de estos espacios, que no supongan un gasto para la Administración, sino que sean autosuficientes. La privatización implicaría pagar por entrar, por informarse, por disfrutar en ellos. Y lo único que conseguiría sería que crecieran las desigualdades. Una familia con recursos podrá tener una educación de calidad, podrá disfrutar de un espacio natural. Pero una familia sin recursos, ¿qué tendrá?
¿Y para las escuelas?
Siempre queda la alternativa de que la educación ambiental hagan ellas mismas, desde su equipo de profesorado y maestros, pero la calidad que tenían los Parques se debía a que era desarrollada por profesionales especialistas en la naturaleza, el medio ambiente y en aquella tierra en particular, formados por equipos pluridisciplinares capaces de mostrar los aspectos más únicos de aquellos espacios. Hasta que no se entienda la educación ambiental como un recurso imprescindible para el crecimiento de personas, del mismo modo que se entienden las matemáticas o la lengua, no iremos a ninguna parte.
Artículo publicado originalmente en el Setmanari Directa, núm. 307, 27 de febrero de 2013.
Fuente: http://www.albasud.org/blog/