En primer lugar hay que dejar claro, que la idea inicial y el grupo impulsor lo constituimos personas, no vinculadas a ningún órgano de dirección política, más bien fuertemente vinculados a los movimientos sociales y ciudadanos. En segundo lugar esta propuesta de articulación y resistencia cívica, surge pues de personas con experiencia y bagaje político […]
En primer lugar hay que dejar claro, que la idea inicial y el grupo impulsor lo constituimos personas, no vinculadas a ningún órgano de dirección política, más bien fuertemente vinculados a los movimientos sociales y ciudadanos. En segundo lugar esta propuesta de articulación y resistencia cívica, surge pues de personas con experiencia y bagaje político y socio-sindical, pero sin compromiso alguno más allá del moral y ético con las ideas transformadoras, la búsqueda de otro mundo posible y el socialismo de izquierdas en el amplio y profundamente revolucionario concepto del término. Pero si algo nos une es el no dogmatismo y el antineoliberalismo amen de la convicción en que la ciudadanía autoorganizada es la única que puede crear un contrapoder efectivo, frente a los poderosos y a su instrumento principal, los bancos. No partimos de un debate ideológico previo. Simplemente de de una indignación ante lo que esta sucediendo a nuestro alrededor y de constatar como se nos ha hurtado la soberanía popular y vivimos una suerte de dictadura mercantilizada, que todo lo contamina, incluidas las mentes y las relaciones personales, no digamos el efecto destructivo y depredador sobre el medio ambiente.
No hemos pretendido hacer una summa teológica del pensamiento progresista de verdad o revolucionario consecuente, no éramos quienes para hacerlo, solo pretendíamos desde abajo, comunicarnos con las de abajo. La ciudadanía ese gran sujeto político es la que debe reaccionar y por tanto, lo único que pretendemos es mover su conciencia siendo libres del cortoplacismo electoral. Facilitar humildes cauces para lograr el empoderamiento ciudadano.
Hemos actuado como ciudadanos y ciudadanas libres y sin ataduras. Han circulado informaciones tendenciosas en medios de comunicación que apoyan a fuerzas políticas constituidas o en constitución, en el caso de «Público» esto ha sido evidente y no se ha entendido o querido entender que hay otras formas de hacer política, de entender la política. De explorar nuevos espacios y de preocuparse de lo que en el fondo pocos se preocupan, de las y los que sufren, padecen la inseguridad ante un empleo precario, se sienten solos y desamparados frente a la rapiña y la usura de los bancos o se encuentran solas y solos ante unos servicios esenciales privatizados, convertidos en negocio y por tanto crueles ante sus necesidades. Resumiendo, las cosas dolorosamente simples previas a cualquier cuestionamiento sistémico.
Se nos ha dicho que no nos hemos dirigido a esta o tal fuerza política. Hemos utilizado la red, contactos personales, pero ni políticos, ni con una lista previa. Quien ha querido estar lo ha hecho por que le ha parecido bien y ha decidido apoyar e incluso saludar a la Asamblea del día 19 de Febrero, pero no hemos excluido a ninguna fuerza política. Se nos ha visto con precaución y con desconfianza «qué harán estos», si el documento es malo, le falta esto, son socialdemócratas, no son anticapitalistas, están al servicio de IU, son la parte bis de su refundación, en fin tonterías.
No hay nadie más que los firmantes sean de donde sean detrás de esto. No hay ningún movimiento ciudadano apoyando, hay gente con ganas de hacer algo y si esto pincha, seremos solo un grupo de pringaos que pensábamos que era posible hacer política de otra forma y además de que esta sea siempre participativa. Dichoso cual, agradecemos cualquier apoyo que pueda darse, claro, e invitamos a que todas y todos impulsemos un proyecto, que permite perfectamente hacer a cada cual sus tareas, incluidas las electorales, pero también permitamos que se creen vehículos participativos amplios, comunes y unitarios, necesariamente amplios. Desde abajo.
Hemos tenido una buena acogida y la seguimos teniendo. Este proyecto no va contra nadie más que contra los que ahogan a la ciudadanía, acaban con sus derechos, extorsionan y controlan a los gobiernos o los gobiernos que aplican políticas neoliberales que extraen de las clases populares y trabajadoras, recursos para favorecer intereses de los ricos, los banqueros y las transnacionales, al tiempo que se genera paro y se extiende la pobreza de forma alarmante.
En estos tiempos estamos luchando contra el capitalismo, con propuestas, neokeinesianas, socialdemócratas, reformistas, tal es su dureza criminal. Si hablamos del reparto más justo de las rentas, de justicia fiscal mediante la urgente aplicación de tasas sobre los movimientos de capital financiero, la regulación de los mercados, la supresión de los paraísos fiscales. La total igualdad entre mujeres y hombres, el fin del patriarcado, la defensa de lo público y de los servicios públicos, además de una Europa de las ciudadanas y los ciudadanos y no de los mercaderes, estamos cuestionando ya el propio capitalismo, pues de que no se apliquen estas medidas tan simples y reformistas pende la supervivencia del sistema. El capitalismo actual necesita de la desregulación y el trabajo precario, necesita de los paraísos fiscales y la opacidad bancaria, necesita del patriarcado y el autoritarismo para perpetuarse. Necesita de la exclusión y de la depredación territorial para seguir enriqueciéndose. Necesita del extractivismo y del militarismo para imponer sus «leyes del mercado» por lo que cuestionar todo esto es ya un programa de cambio real de sistema y del sistema.
Así pues, pocos papeles, sabemos de sobra lo que hay que hacer ahora. Gran parte de la izquierda esta ausente de las vidas de las gentes normales de pueblos y barrios y la intención de las mesas de convergencia es llegar precisamente a esos lugares. Mucha gente trabajadora y pobre incluso, vota a la derecha, será acaso por que son unos vendidos o más bien será que la cultura alienante del neoliberalismo se ha hecho con sus mentes y no ha habido nadie capaz de contrarrestarlo.
Sabemos hacer buenos discursos y elaborar el relato según nos convenga, pero la vocación de la Asamblea del 19 de Febrero era convocar a meternos en el barro. No era para apoyar e estos o aquellos, era para tratar de apoyarnos entre todas y todos con algo nuevo, con una nueva forma de hacer. Con comodidad, con sentimientos, con amabilidad ¿Por qué los mosqueos? Si no cambiamos de actitud no avanzaremos.
Tenemos la posibilidad de agrupar y construir o tal vez reconstruir lo que los comunistas italianos en los años cincuenta del siglo pasado llamaron el pueblo de izquierdas, pero con las nuevas realidades y sin etiquetas.
Por eso surge la Asamblea, por eso tanta gente se adhiere al vez y en todo el estado. Por eso ni queremos preocupar ni combatir lo existente, todo un rico tejido político, sindical y asociativo especializado y muy interesante, aquí solo buscamos que las personas hagamos algo juntos y les plantemos cara de una vez a los poderosos.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.