El discurso ultraconservador de Felipe de Borbón, el pasado 6 de enero, en el que a la guerra la llama paz, le hace cómplice de las intervenciones de los USA y de sus aliados, con su cortejo de horrores. Una arenga militarista, sin la menor mención al genocidio que se está cometiendo contra el pueblo palestino en Gaza.
Su ardor guerrero muestra a las claras su voluntad de seguir implicando al pueblo español, junto a la OTAN, en los crecientes conflicto armados y matanzas que el imperialismo de los USA desencadena por doquier.
Mientras toma posición a favor del corrupto régimen ucraniano, alimentando la hoguera de la guerra, silencia por el contrario los horrores del genocidio que el gobierno sionista de Israel está ejecutando en Gaza.
Su recurrente referencia a su estatus constitucional –Jefe del Estado y Mando Supremo de las Fuerzas Armadas, inviolable aunque delinca– solo pueden interpretarse como una advertencia; es decir, como una amenaza directa a la soberanía del pueblo español.
Felipe VI pretende que las Fuerzas Armadas (FAS), cuyo mando supremo dice ostentar, sean defensoras del régimen monárquico que él representa. Es una pretensión golpista impuesta por el Ejército de Franco. Las FAS son funcionarios armados a las órdenes legítimas del Gobierno de España, no cabe otra interpretación en un país democrático.
Los pueblos no quieren la guerra. No es su guerra.
Por todo ello hacemos un llamamiento al movimiento obrero y popular, a todos los patriotas honrados, para que se opongan a tales pretensiones criminales.
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