Los ciudadanos madrileños tendrán que pagar 864.000 euros al día, hasta 2040, por una obra que no ha resuelto ningún problema estructural relacionado con la movilidad, la contaminación atmosférica o la articulación urbana de la ciudad. Gallardón intenta aprovechar la confusión de la crisis general para evadir responsabilidades. La Plataforma M-30 No Más Coches y […]
Los ciudadanos madrileños tendrán que pagar 864.000 euros al día, hasta 2040, por una obra que no ha resuelto ningún problema estructural relacionado con la movilidad, la contaminación atmosférica o la articulación urbana de la ciudad. Gallardón intenta aprovechar la confusión de la crisis general para evadir responsabilidades.
La Plataforma M-30 No Más Coches y el Foro por la Movilidad Sostenible de la Comunidad de Madrid, a las que pertenece Ecologistas en Acción, denuncian que a pesar de los reiterados intentos del Ayuntamiento para ocultar la verdadera magnitud del coste de la ampliación de la M-30 y de la deliberada desinformación a la que nos ha venido sometiendo al respecto desde que se iniciaron las obras, poco a poco los ciudadanos vamos conociendo la verdad y el verdadero alcance de la hipoteca económica y social que nos va a suponer durante más de treinta años a todos los madrileños.
Diez mil cuatrocientos millones
Según un informe de la Comisión de Vigilancia y Seguimiento de la Gestión Integral de la vía del 26 de marzo de 2007 – y que sólo hemos podido conocer más de un año después -, «el coste final de la M-30 será de diez mil cuatrocientos millones de euros«. En este documento, la Comisión desmiente rotundamente todas las informaciones interesadas que al respecto han venido proporcionando el alcalde y su equipo, quienes, incluso con posterioridad al mismo, han seguido minimizando la importancia de la deuda contraída con las compañías constructoras y los bancos, llegando a falsear descaradamente las informaciones públicas sobre las cifras comprometidas (nunca han admitido un coste superior a los 4.800 millones de euros).
El acta de la Comisión avala las previsiones que desde el primer momento formulamos en la Plataforma M-30 No Más Coches, que siempre ciframos el coste total por encima de los 10.000 millones, mientras que un chequeo pormenorizado del estado de la autovía avala la pertinencia y seriedad de nuestras denuncias sobre el despropósito de esta obra faraónica.
Atascos y contaminación en aumento
Un año y medio después de su inauguración, se puede comprobar que la ampliación de la M-30 no ha resuelto ningún problema estructural de movilidad en Madrid (tanto en la ciudad como en la propia autovía persisten -con tendencia al alza- los mismos atascos en hora punta que en 2004), mientras la contaminación atmosférica se mantiene un mes tras otro superando los límites legales.
Por su parte, los túneles presentan deficiencias que pudieran resultar gravemente peligrosas (contaminación muy elevada, ventilación insuficiente, inundaciones periódicas, señalizaciones confusas, etc.), mientras que el proyecto «Madrid Río» está estancado y los terrenos «recuperados» en superficie se han convertido en un erial inhóspito e insalubre.
La madre de todas las deudas
La agencia de calificación financiera Standard and Poor’s ya ha rebajado de «estable» a «negativa» la solvencia financiera del Ayuntamiento a causa de «el fuerte incremento de la deuda en el periodo 2003-2007» por causa de la ampliación de la M-30, advirtiendo que existe «un 30% de posibilidades» de que la solvencia ahora calificada, y la nota que le otorga la agencia, se vean rebajadas aún más «en los próximos dos años».
La crisis general ha destapado con mayor antelación de la que seguramente preveían los gestores municipales la verdadera dimensión del disparate económico que supone esta obra y las gravísimas hipotecas con las que tendremos que pechar durante los próximos 35 años. En estas circunstancias, al Sr. Gallardón no se le ocurre otra cosa que intentar eludir sus responsabilidades, como pésimo gestor que es, culpando al gobierno central del déficit municipal y ordenar una subida generalizada de los impuestos.
Falta de fiabilidad y transparencia municipales
Una conclusión que, en cualquier caso, debiéramos extraer de todo lo anterior es la cada vez más ineludible necesidad de saber la verdad completa sobre todos los aspectos económico-financieros de la M-30, así como sobre su seguridad, lo que exige ordenar sin demora que se hagan las auditorías necesarias bajo los criterios de máxima publicidad y transparencia, contando con la supervisión directa de todos los grupos municipales y huyendo de los informes conocidos hasta el momento los cuales, en tanto que han sido realizados a petición de parte interesada, carecen de la necesaria fiabilidad.
Se trata de que, si ya es imposible eludir la deuda de la M-30, al menos se eviten más engaños a la ciudadanía y de que, si al final las deudas municipales nos van a ahogar a todos, como mínimo sepamos por qué.