El pasado jueves 24 de noviembre un grupo de trabajadores de CCOO hicieron una huelga contra CCOO. Suena extraño, pero lo cierto es que CCOO tiene una fundación llamada MAFOREM (centro de formación y empleo), donde se vulneran los derechos de los trabajadores, como ocurre en cualquier empresa capitalista. Por eso se formó en su […]
El pasado jueves 24 de noviembre un grupo de trabajadores de CCOO hicieron una huelga contra CCOO. Suena extraño, pero lo cierto es que CCOO tiene una fundación llamada MAFOREM (centro de formación y empleo), donde se vulneran los derechos de los trabajadores, como ocurre en cualquier empresa capitalista. Por eso se formó en su día un sindicato dentro del sindicato, con comité de empresa incluido. Entre otras cosas exigen que se estabilice la situación de 8 trabajadores, desde hace 6 años con contratos «por obra», a lo cual la «patronal» de CCOO en MAFOREM contesta como contesta cualquier patronal: con el ninguneo y las amenazas.
No se puede decir que este sindicato de MAFOREM tiene perspectivas anticapitalistas, ni siquiera se plantea en estos momentos algún tipo de «izquierdización» de CCOO, básicamente porque es imposible. Poco se puede esperar de un sindicato que no sólo explota a sus propios militantes, además, como una de sus últimas perlas, se presenta como acusación particular contra el joven Sergio L.D., encaudado por participar en la manifestación contra la cumbre europea de Barcelona (2002), donde fue detenido y torturado por la policía.
La lucha de MAFOREM es esencialmente reivindicativa en la parte que les toca a los afectados. Pero lo que sí se puede decir es algo más profundo: este conflicto forma parte de una tendencia contestataria que está renaciendo en Madrid, que en los últimos meses ha movilizado a miles de personas (por encima de la habitual canalización socialdemócrata institucional) contra el Plan Bolonia, contra la monarquía y por la reivindicación de la lucha antifranquista.
En el caso de MAFOREM, se percibe un proceso natural de protesta contra la degradación sindical absoluta al que CCOO tiene sometida a la clase obrera. Aunque a la mafia dirigente aún le queda mucho bolsillo por llenar con el sudor de los trabajadores, se observa cómo el «sindicalismo mayoritario» se está resquebrajando lentamente. Los focos de resistencia son todavía muy inmaduros y con poca fuerza, pero no debemos ser impacientes ni subestimar este archipiélago de rebeldía que cada vez es más extenso.
El colectivo La Plataforma acudió a las concentraciones de protesta que realizaron los trabajadores de MAFOREM y entrevistó a Ester, presidenta del comité de empresa, y a «el chico», miembro de Corriente Roja y trabajador en huelga.
CCOO vs. Autoorganización y Lucha
Ester nos contó que «hemos hecho una huelga con 2 concentraciones, una a las 12.00 en la sede del sindicato y otra a las 16.00 en la puerta de MAFOREM. Se han hecho piquetes, con lo que hemos conseguido parar la actividad de este centro y el seguimiento de la huelga ha sido bastante importante».
Los motivos de la huelga vienen arrastrándose desde hace tiempo. Según Ester, «nosotros somos parte de una fundación de CCOO que llevamos gestionando formacion desde hace 12 o 13 años, tanto en formación continua (trabajadores en activo) como para desempleados. El trato hacia los trabajadores conderamos que es bastante deplorable y las condiciones laborales han ido empeeorando paulatinamente; ahora mismo tenemos un colectivo de 8 trabajadores que se encuentran con contratos por obra o servicio de forma reiterada y nosotros lo que pedimos es que se vaya consolidando en el tiempo. También tenemos un colectivo de profesores que van siendo llamados puntualmente para el desarrollo de la formacióny que son el motor principal de MAFOREM. No existe ninguna consideracion hacia ellos porque los criterios de contratación nunca están claros. Nosotros venimos reclamando que se cumpla el convenio, el cual dice que los criterios de contratación deben estar sujetos a la antigüedad. Por otro lado, aunque pueda parecer contradicctorio por la empresa en la que nos encontramos, no existe absolutamente ninguna negociación y se ha paralizado cualquier proceso de información hacia el comité. Las decisiones son tomadas unilateralmente por la dirección de MAFOREM y nosotros no tenemos ninguna participación en la misma.»
En cuanto al apoyo recibido por parte de los trabajadores, la presidenta del comité de empresa en MAFOREM aseguró que «nos hemos sentido bastante apoyados por la federación de enseñanza a la cual pertenecemos, el sector crítico y también trabajadores de distintos sectores de la unión». En la protesta frente a la sede de MAFOREM, se pudo observar la presencia de críticos de CCOO de la comarca sur, críticos de la sección sindical del ayuntamiento de Getafe y algunos solidarios de CGT y de Corriente Roja.
En cualquier caso, despues de todas las perrerías que año tras año se hacen desde CCOO, mucha gente se pregunta por qué hay trabajadores honestos que continúan militando en este sindicato. «El chico», activo en la huelga de MAFOREM, comentó al respecto que «aunque la situación es bastante difícil y muchas veces te entra el desánimo, pues tienes a un montón de gente detrás, en este caso de la Fundación. Lógicamente casi todo el mundo está dentro de CCOO e intentamos trabajar donde está la gente. Ese es el esquema, intentar que por lo menos a traves de la lucha, desde luego manteniendo nuestras posiciones políticas, pues podamos arrastrar con este ejemplo a la mayor cantidad de gente posible».
Ante el planteamiento de si existe realmente la ilusión de poder «izquierdizar» el sindicato, entre risas «el chico» contestó: «Pues ojalá… Realmente es muy dificil, la estructura de CCOO supone un bloque muy monolítico. Incluso dentro del sector ‘crítico’, que es el que más caso nos hace, estamos detectando bastantes tácticas de aparato. Entonces pues es un territorio hostil, pero lo que nos queda es eso, trabajar con la gente, y es a lo que nos tenemos que dedicar, porque yo creo que estando en la lucha lo siguiente vendrá por añadidura».
Más allá de lo respetable o reprochable que pudiera ser esta opinión, quisimos profundizar en el asunto y nos preguntamos hasta qué punto la orientación claudicante que está llevando CCOO desde hace muchos años es culpa de las cúpulas o si existe una complicidad por parte de amplios sectores de las bases. «El chico» respondió que «yo aquí desde luego la responsabilidad se la achacaba a las cúpulas, porque tenemos algún caso bastante claro en que se puede demostrar. Las cúpulas desde hace mucho tiempo (desde los 80 y los pactos de la Moncloa) se encuentran muy bien negociando, entonces lo de la movilización no sólo lo han abandonado sino que les molesta; les molesta que la gente por su propios medios se autoorganice y trabaje en la lucha. Tenemos el caso de la huelga general de hace 2 años: ahí se vio que la huelga realmente se convocó por la presión de la propia base, que dijeron que esto no lo podían firmar. Claro, los de la cúpula no son tontos, llevan muchos años en esto y se pusieron los primeritos, pero fue la reacción de la base la que se movilizó y obligo a la huelga general. Yo creo que la responsabilidad de la base pasa por la falta de contenido político del sindicato, entonces toda esa falta la hace ir a remolque de estos dirigentes. Pero ahora mismo con el tema de la nueva reforma laboral ya veremos la situación que se puede crear y si también puede haber un divorcio entre lo que piensa la cúpula y lo que piensan las bases».
En cualquier caso, en este escenario lo que se echa en falta es la reconstrucción de un movimiento obrero de clase y anticapitalista. Preguntamos por esto a «el chico», subrayando que hay otros sindicatos más combativos fuera de CCOO, como en algunos casos puede ser CGT, u otros que ni siquiera aceptan el modelo sindical que se pactó en la transición, como CNT. Este trabajador alegó que «yo tengo mucho respeto por todos aquellos compañeros que militan en otros sindicatos y que están intentando, desde la base, seguir la tradición de lucha que siempre ha caracterizado al movimiento sindical. Creo que la historia de este movimiento siempre se ha movido entre la lucha por fortalecer la conciencia política anticapitalista y ese otro sindicalismo, que es el que ahora es mayoritario y que nos esta cerciorando. Este es el sindicalismo ‘de lo práctico’, ‘pragmático’ y en definitiva sin contenido político. Han venido años en que la clase obrera en su conjunto ha visto que se podían ir consiguiendo cosas, pero la situación ahora es bastante distinta, en la situación a nivel mundial lo estamos viendo. En alemania con la agenda 2010, en Inglaterra ya vimos lo que ha hecho el nuevo laborismo…, entonces ahora no va a haber términos medios. Realmente deseamos crear ese nuevo sindicalismo porque de lo contrario el panorama es negro. Por tanto para mi cualquier tipo de colaboración con otros sindicatos sería lo correcto».
Por su parte, la presidenta del comité de empresa de MAFOREM no cree en que desde CCOO se pueda participar en esa reconstrucción. Afirmó que «cada uno tiene su sillón y es dificil moverles de ahí porque hay muchísimos intereses creados alrededor. El movimiento sindical que se impulsaba antes es ahora prácticamente inexistente; ahora son trabajadores totalmente burocratizados y con pocas perspectivas sindicales».
Muchos desde fuera de CCOO saludamos estos intentos de desestabilización internos y esperamos que se multipliquen, si bien a largo plazo sólo vemos una solución sensata: destruir CCOO y dedicar todos nuestros esfuerzos a levantar un sindicalismo anticapitalista.
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