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Mala gente que camina

Fuentes: El Comercio (Asturias)

Los que creen con fe de carbonero en el Diseño Inteligente debieran explicar si el hombre es la mejor de las imágenes y semejanzas posibles de Dios, o si su Dios es el mejor de los dioses posibles. Esto viene a cuento hoy por ser una fecha que invita al balance de la última docena […]

Los que creen con fe de carbonero en el Diseño Inteligente debieran explicar si el hombre es la mejor de las imágenes y semejanzas posibles de Dios, o si su Dios es el mejor de los dioses posibles. Esto viene a cuento hoy por ser una fecha que invita al balance de la última docena de meses. ‘Annus horribilis’ como tantos otros, pero que nos parece más horroroso por su proximidad, ya que a los años anteriores el tiempo les va dando su pátina suavizadora. ¿Quién sufre o se acuerda ahora por el terremoto de Lisboa de 1755? Sólo un poeta, Juan Carlos Gea, que acaba de publicar ‘El temblor’, por ejemplo, puede despertar la emoción ante tanto mal y sufrimiento.

Pero dejemos el diseño del mundo o el azar que lo ha venido modelando desde el caos hacia el cosmos con saltos atrás: terremotos, huracanes, sequías… Saltos a los que ayuda voluntarioso el capitalismo de las multinacionales, insaciables en su afán de acumular las mayores ganancias en el menor tiempo posible, con la filosofía de un nuevo ‘carpe diem’ globalizado. ¡Y el que venga detrás que arree! Los muertos por desastres naturales han sido demasiados en 2005, pero pronto se olvidarán porque no tienen nombre y están lejos en el mapa y no tardarán en sernos lejanos en la memoria (que dicen que la distancia es el olvido). Y además, aunque nos los acerquen las teúves, los ofrecen como espectáculo, que, como tal, cuando se repite, deja de interesar.

Tampoco le salieron bien los hombres al Diseñador Inteligente. En la simplificadora taxonomía machadiana había, entre otros individuos: a) «Mala gente que camina y va apestando la tierra», y b) buenas gentes «que viven, laboran, pasan y sueñan, y en un día como tantos, descansan bajo la tierra». Lo terrible es que, con frecuencia, los primeros se empeñan en acortar los días de los segundos. La última imagen de la crueldad humana que me llevaré de este año es la de Rosario, la indigente quemada viva en un cajero de Barcelona. Representa una víctima símbolo de la crueldad nocturna de los fines de semana. La mendiga Rosario había laborado -y parece que con éxito- y ya sólo quería vivir, pasar… Y para soñar no necesitaba más que el calor elemental de un cartón de vino, que a veces alegra un momento el corazón del hombre. Y entonces llegaron los tres caminando por las calles. Tenían por costumbre practicar alguna diversión a costa de los mendigos, pero, ¡eso sí!, sin que se les
fuera la mano, ya que, como dice el clásico «in medio est virtus». Pero esa noche el fuego, como a San Francisco, les pareció que era «bello y alegre y robusto y fuerte» y pensaron, como el personaje de Krahe que «la hoguera tiene qué sé yo, que sólo tiene la hoguera». ¿Quién es el que ha diseñado a estas gentes?

*Autor de «Noche», IX Premio internacional de poesía Antonio Machado en Baeza (2005)