El extenista Manolo Santana falleció el pasado 11 de diciembre en Marbella a los 83 años de edad.
Manolo Santana nació en el barrio madrileño de Vallecas el 10 de mayo de 1938, en plena Guerra Civil Española y en el seno de una familia humilde y republicana.
Su padre Braulio Santana era un convencido republicano y un sindicalista de la Compañía Municipal de Transportes de Madrid. Tras acabar la Guerra Civil Española, fue condenado a doce años de cárcel por sus actividades políticas y, finalmente, permaneció preso durante seis años en las cárceles franquistas, donde enfermó. En 1954, poco después de salir de prisión, falleció.
Durante aquellos años, Manolo Santana, junto a su madre Mercedes y sus hermanos, visitaba a su padre en la cárcel. La madre fregaba y limpiaba para que sus hijos tuviesen algo que comer. Tras la muerte del padre, la situación económica familiar aún se agravó más y el joven Santana encontró su salvación al ser acogido en el hogar de la adinerada familia Romero Girón, ligada al mundo del tenis y al Club Velázquez de Madrid.
Manolo Santana empezó a destacar como tenista a mediados de los años cincuenta. En 1956, consiguió su primer gran éxito, la Copa Galea, trofeo que revalidó en 1957 y 1958.
En 1958, Santana ganó por primera vez el Campeonato de España absoluto de tenis y entró a formar parte del equipo español de Copa Davis.
En 1961, Manolo Santana alcanzó la victoria en el torneo Roland Garros, el primero de sus tres Grand Slam individuales. Tres años después, en 1964, repitió. Ganó los dobles en 1963.
Su tercer Grand Slam fue el Abierto de Estados Unidos de 1965, en Forest Hill, tras ganar en la final a Cliff Drysdale, por 6-2, 7-9, 7-5 y 6-1.
En 1966, Manolo Santana ganó la única final que disputó en Wimbledon, en la que derrotó a Dennis Ralston, por 6-4, 11-9 y 6-4.
Santana fue el primer tenista español en conseguir a nivel individual esos torneos, los mejores del mundo. No obstante, la primera victoria del tenis español, tanto en Wimbledon como en el Abierto de Estados Unidos, la logró Enrique Maier, quien ganó los dobles mixtos de Wimbledon en 1932 y del Abierto de Estados Unidos en 1935. La primera victoria española en Roland Garros fue conseguida por Lilí Álvarez en 1929, al vencer en los dobles femeninos.
En 1968, redondeó Manolo Santana su palmarés al ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de México, donde el tenis fue deporte de exhibición. Para ser exactos, ganó el oro individual y la plata por equipos.
Durante la década de los años setenta, Santana estuvo retirado de las competiciones, aunque reapareció en varias ocasiones para disputar torneos, manteniendo un buen nivel en su juego. Seguía teniendo una muñeca genial, un golpe de derecha y un revés excepcionales. No había perdido su genialidad que le condujo a ser el creador de varios golpes como el lob o globo liftado.
Manolo Santana se retiró definitivamente de la competición en 1980, aunque siguió vinculado al mundo del tenis. Fue capitán del equipo español de Copa Davis en dos etapas, 1980-1985 y 1995-1999. Casado tres veces y padre de cinco hijos, nunca perdió su relación con el deporte que había representado tanto para él.
En sus años de gloria, Santana tuvo que cohabitar con el régimen franquista que había represaliado a su padre. En 1966, Santana había vencido en los principales torneos y Franco quiso conocerlo. El encuentro no fue fácil. Franco se intentó disculpar ante él por la muerte de su padre. Le dijo a Santana que “en las guerras a veces pagaban justos por pecadores, y que quizá ese hubiera sido el caso de su padre”. El tenista se sorprendió con la disculpa y con un abrazo del dictador. Su madre, al enterarse de lo ocurrido, ironizó sobre las disculpas del dictador. Según comentó Santana en una entrevista concedida al diario Público en 2016, afirmó ironizando: “Qué maravilla, qué suerte tenemos”.
A principios de los años 60, el tenis en España era desconocido, lo practicaban muy pocos, era elitista. Manolo Santana, gracias a sus triunfos, consiguió que se convirtiese en un deporte conocido y popular.
Santana, además, abrió la veda para que décadas después tenistas como Arantxa Sánchez Vicario, Conchita Martínez o Rafa Nadal, entre otros, pusieran al tenis español en lo más alto.
El tenis y el deporte español le deben mucho a Manolo Santana. Nada hubiese sido igual sin él. Su reciente fallecimiento a los 83 años ha sido doloroso. Las muestras de duelo han sido numerosas, incluso desde campos ajenos al deporte. No podía ser de otra forma.
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