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La Universitat de València expone hasta el 1 de septiembre más de 380 obras y documentos de la artista

Manuela Ballester: pintora, cartelista, ilustradora y militante republicana

Fuentes: Rebelión

A los 18 años. Es el título de un poema de Manuela Ballester (Valencia, 1908-Berlín,1994) en el que figuran los siguientes versos: “Lo importante ¡Salirse del camino!/Dar el salto, rodar por la pendiente/aunque las piedras nos magullen/y las espinas arranquen a tiras nuestra piel./Una tras otra, velozmente/abriendo un camino nuevo/hasta allá abajo/hasta el mar donde amanece”.

¡Salirse del camino! es, asimismo, la denominación elegida para las actividades -música, teatro, cine, dibujo o visitas comentadas- que complementan la exposición Manuela Ballester. Pintar frente a todo, organizada por la Universitat de València (UV) en el 30 aniversario del fallecimiento; abierta al público hasta el 1 de septiembre en el Centre La Nau de la UV, la muestra reúne más de 380 obras y documentos relacionados con la artista.

La creadora valenciana residió en el estado español y en otros dos países durante su exilio: México y la República Democrática Alemana (RDA); la muestra recoge pinturas (también retratos), ilustraciones en revistas, dibujos, portadas para editoriales, carteles, proyectos murales y de anuncios publicitarios; a las piezas artísticas se añaden las fotografías, publicaciones y documentación de archivo.

La comisaria de la exposición y científica del Departamento de Historia del Arte y Patrimonio del CSIC, Carmen Gaitán Salinas, destaca la pertenencia de la pintora a la Generación Valenciana de los treinta, así como algunos de los obstáculos que la artista tuvo que encarar: “Derivados de sus roles como esposa, al lado de un artista como Josep Renau, y madre de una familia numerosa (cinco hijos), pero también de la obligada huida de la patria”.

La retrospectiva de Manuela Ballester está compuesta de cuatro bloques; inició su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, en Valencia; el Centro La Nau da cuenta de los primeros concursos que ganó, las portadas en revistas (Blanco y Negro) o alguno de sus primeros cuadros: Mis hermanas Rosita y fina, de 1929.

El segundo apartado se dedica a la vida y obra de Ballester en los años 30; “tuvo un papel muy activo y fue una persona muy concienciada sobre lo que las mujeres podían hacer dentro de la retaguardia y en favor del frente republicano”, destaca la UV; dirigió la revista Pasionaria, diseño en 1938 el cartel Nuestra fuerza es también necesaria para la victoria y, junto al fotomontador y militante comunista, Josep Renau, la primera y última plana de Ejército del Ebro (colaboración en un número de la revista).

La tercera sección está dedicada a las dos décadas de exilio mexicano, entre 1939 y 1959; buena parte de las obras del periodo son encargos para el taller publicitario impulsado por Josep Renau, exiliado en México y director general de Bellas Artes en la II República; Manuela Ballester realizó carteles cinematográficos, ilustró publicaciones (“destaca la dirección artística de la revista Mujeres Españolas”); hizo trabajos en la moda/indumentaria y retratos de amigos y familiares (de sus cinco hijos en 1949 o el dibujo con el carboncillo del rector de la Universitat de València, José Puche -también desterrado en México-, en 1945).

En el verano de 1959 la artista valenciana se trasladó a la RDA, un año después que Renau; el cuarto bloque de la exposición corresponde a este periodo, que termina en 1994; Manuela Ballester se estableció en la RDA, pero viajó con frecuencia para reunirse con miembros de su familia.

En esta sección el visitante puede acercarse a cuatro paisajes nevados alemanes, dibujos a carboncillo de Berlín o grabados en publicaciones como España Republicana; asimismo a retratos y folletos de galerías valencianas, donde la autora expuso en el periodo 1975-1980.

Una pieza relevante de la presentación es la obra pictórica Recuerdo de Valencia, que Manuela Ballester realizó en México -en 1939-, y se creía desaparecida; el óleo sobre tabla fue expuesto en el evento Pintura en el destierro, que organizó -en 1940- la Casa de la Cultura Española en México; se trata de una de las primeras piezas creadas por Ballester durante la expatriación a América.

“La mujer mira hacia ese cortinaje ondulante y da la espalda a los fondos marinos, con barcas en la playa, que se repiten en varias piezas a lo largo de su trayectoria y que podrían recordar una Valencia que dejó atrás”, explica Carmen Gaitán Salinas sobre la citada pieza.

El Catálogo de la exposición reproduce otras obras de la etapa mexicana; por ejemplo las ilustraciones para Desde esta orilla, de Gabriel García Narezo (Ediciones de nuestro tiempo 1956); o para la portada de los libros ¿Qué habéis hecho de España? ¡Yo acuso! Contra la traición y sus cómplices, de Felisa Gil (Gráficas V. Venero, 1954); además la cubierta y páginas interiores de La dama de las camelias (1945), de Alejandro Dumas.

La publicación recoge la fotografía (retrato) de Manuela Ballester con su hijo mayor, Ruy Renau; a los días en México corresponden, además, los carteles de cinco filmes diseñados por Ballester y Josep Renau; las películas No basta ser charro, de 1945, protagonizada por Jorge Negrete; La vorágine (1948); El moderno Barba Azul (Buster Keaton, Ángel Garasa y Virginia Serret); Las puertas del presidio (1949) y Cartas marcadas (con el actor Pedro Infante), de 1949.

Respecto al ideario y militancia de la pintora, escribe en el Catálogo el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Jaime Brihuega:

“Desde el inicio de los años 30, la vocación de compromiso social y político de Manuela Ballester ya había cristalizado como el vector fundamental de su horizonte artístico (…); Renau estaba afiliado al PCE desde 1931 y pronto lo estaría también Manuela Ballester, que, además, integró la Unión de Escritores y Artistas Proletarios (UEAP), fundada por Renau en 1932”.

En la fase de la República y la guerra se inscribe el cartel ¡Votad al Frente Popular!, de 1936; las portadas de la revista Pasionaria. Revista de las mujeres antifascistas de Valencia (1936 y 1937); la ilustración -retrato del autor- para la obra teatral Seisdedos: tragedia campesina, cuatro cuadros en poesía (1934), de Pascual Pla y Beltrán; o la cubierta de la novela Babbitt, del escritor estadounidense Sinclair Lewis (Cenit, 1930).

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.