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Marco Enríquez-Ominami y los portonazos políticos del jet-set parlamentario

Fuentes: Rebelión

Mientras que dos ex presidentes y actuales pre candidatos, más el otro ex, el DC Eduardo Frei (involucrado en prácticas corruptas de campaña), se lucían bajo los reflectores durante el fallo de la Haya junto con la presidenta en la «defensa de la soberanía nacional», lo que significa por lo demás aceptar las lógicas de […]

Mientras que dos ex presidentes y actuales pre candidatos, más el otro ex, el DC Eduardo Frei (involucrado en prácticas corruptas de campaña), se lucían bajo los reflectores durante el fallo de la Haya junto con la presidenta en la «defensa de la soberanía nacional», lo que significa por lo demás aceptar las lógicas de proyección del poder territorial y de desposesión y acumulación impuestas por las castas político-económicas y castrenses chilenas a través de su Estado, cerrándose con vulgares discursos patrioteros a negociar de buena fe con el Gobierno de Evo Morales una salida soberana de Bolivia al mar, Marco Enríquez-Ominami alias «ME-O», el precandidato puntero en las encuestas y proclive, en campañas anteriores, a un tipo de entendimiento sobre el tema con el país hermano, continúa brillando por su ausencia.

Lo último que se supo de los viajes de Marco Enríquez-Ominami fue -según informaba la prensa capitalina- que había conocido los resultados de la encuesta que lo gratificaba ser el primero en las intenciones de votos en el aeropuerto bonaerense de Ezeiza, vía directa a París, a reunirse, por supuesto (es el relato ad hoc), «con altas autoridades francesas». Cosa que nadie sabe si es verdad o puro bluff de marketing político, en el cual el candidato que recibió platas de Ponce Lerou-SQM, como buen «aventurero político» y animal mediático es un experto. Cabe decir que la última encuesta no considera las revelaciones de los mails de Christian Warner con la secretaria de Contesse en los cuales aparece ME-O nombrado.

Así, mientras que el 17 de septiembre el país vivía un terremoto con tsunami que dejó al menos 13 muertos (todos hijos e hijas de pueblo) más sus secuelas de devastación y tragedias, ME-O, el candidato a la presidencia, se encontraba en París -donde sigue estando para capear el temporal que significa la formalización de Cristián Warner por la fiscalía, su ex brazo derecho y hombre de paja- muy cerca de Londres, ahí dónde el senador Jorge Pizarro (el controvertido presidente de la DC) asiste al Mundial de Rugby y a quién con razón (puesto que al susodicho le falta) se le exige volver al país a ocuparse de su zona, Coquimbo la más afectada.

Lo extraño es que nadie le exija a ME-O que vuelva a dar opinión sobre la política fronteriza contingente; dar la cara, asumir responsabilidades y no dejar solo, en lo que sin embargo ya es un cuadro de deslealtad casi consumado, a quién se la jugó por él al firmar mails donde a nombre suyo (de ME-O) agradecía las platas con las que Julio Ponce Lerou, el ex yerno de Pinochet y asesino éste en última instancia de Miguel Enríquez, el padre biológico del líder del PRO, le financiaba las campañas políticas por medio de su brazo derecho y ex gerente general, Patricio Contesse y, por qué no decirlo claramente y hasta prueba de lo contrario, sus actuales viajes y estadías fuera del país.

Porque si no es así ¿de dónde entonces ME-O, que no es parlamentario ni empresario para viajar a todo trapo, saca la plata para llevar el tren de vida que tiene?

Que la prensa y el periodismo sea condescendiente con un posible futuro presidente involucrado en claros actos de corrupción -verdaderos portonazos políticos- que él mismo considera ser parte de «las reglas del juego de la política» chilena, es grave. Fue lo que pasó con el otro, con Sebastián Piñera, al que nadie pidió que rindiera cuentas, cuando violando las reglas de la transparencia de los mercados hizo uso de información privilegiada para lucrar con la compra-venta de acciones de LAN justo antes de ser elegido.

Lo mismo puede pasar con ME-O. Que se cuele otro político involucrado directamente en prácticas corruptas, además que no da la cara y se borra del mapa para que su imagen no sea dañada. Este tipo de especímenes en cualquier democracia alerta y que se respete merece un prontuario penal y un castigo notorio por financiarse con platas sucias.