Debe quedar claro, en relación a la crisis y a los recortes de salarios y derechos sociales, que España no es más pobre que hace unos años. Sucede que la economía española es mucho más injusta e insolidaria que hace unos años. Sirva de ejemplo la situación de Telefónica, una compañía que era de toda […]
Debe quedar claro, en relación a la crisis y a los recortes de salarios y derechos sociales, que España no es más pobre que hace unos años. Sucede que la economía española es mucho más injusta e insolidaria que hace unos años.
Sirva de ejemplo la situación de Telefónica, una compañía que era de toda la ciudadanía y ahora que está privatizada se dedica a despedir trabajadores y, paradójicamente, también a repartir millones en dividendos para un reducido grupo de accionistas. Dicho esto (crisis la hay en Etiopia; aquí la gente corriente sufrimos un saqueo amparado por el Estado) hay que denunciar el giro balsámico dado por los medios de comunicación en relación a la situación económica.
Ahora nos dicen que la crisis va remitiendo y lo ciertamente curioso es que, a pesar de que los niveles económicos siguen cayendo y la vida de la gente va a seguir empeorando, la opinión pública está menos alarmada que hace dos años. Está por venir, por ejemplo, una ola de pobreza sobre aquellos millones de trabajadores que empezaron a cobrar el desempleo a principios de la crisis y a los que se les agotará el subsidio pero no encontrarán empleo (porque este modelo ha arrasado el mercado laboral); y cómo estos millones de nuevos pobres ya no podrán con su hipoteca de la burbuja, y etc.
Esto sucede por el vicio que hemos adoptado las sociedades modernas, que sentimos más empatía por lo que vemos en la televisión que por nuestro propio drama personal. Alienación total. Por eso no se produce el estallido social.
Fuente: http://www.