La reclamación de la autodeterminación y la territorialidad piedras de toque de una solución democrática al conflicto vasco recibió un fuerte impulso social en Bilabo. 26.000 personas, según el recuento de GARA, secundaron la marcha en la que se denunciaron los ataques a Euskal Herria. En el acto final, Arnaldo Otegi pidió responsabilidad y ambición […]
La reclamación de la autodeterminación y la territorialidad piedras de toque de una solución democrática al conflicto vasco recibió un fuerte impulso social en Bilabo. 26.000 personas, según el recuento de GARA, secundaron la marcha en la que se denunciaron los ataques a Euskal Herria. En el acto final, Arnaldo Otegi pidió responsabilidad y ambición a los agentes y gobiernos para llevar el proceso hasta el final.
Bilbo acogió el sábado la mayor movilización política producida en Euskal Herria desde la manifestación plural del 1 de abril que, apenas una semana después del alto el fuego de ETA, reclamó avanzar hacia la solución del conflicto. Siete meses después, con las cosas más o menos donde estaban entonces, la izquierda abertzale sacó a las calles de Bilbo a miles y miles de ciudadanos vascos para seguir dando impulso al proceso a través del apoyo a la autodeterminación.
Para todos ellos habló desde la tribuna Arnaldo Otegi, después de que los convocantes del acto «Euskal Herriak autodeterminazioa» remarcaran la necesidad de seguir organizándose y llevando esta reivindica- ción a todos los rincones. Había expectación por saber dónde fijaba Otegi la fotografía del momento actual, y el portavoz de Batasuna recurrió a un dicho árabe: «La noche es más oscura justo antes de amanecer». Antes lo había dicho con otras palabras: «Las cosas están mal, pero la oportunidad sigue ahí».
Otegi incidió en que el proceso está en situación de crisis y bloqueo, y remarcó que la izquierda abertzale debe decirlo porque quiere salir de ahí y porque tiene además un compromiso de decir la verdad a la sociedad. En este punto, emplazó a abandonar las «excusas», tras un día que llegaba marcado por una intensa polvareda mediática y política en torno al confuso incidente nocturno en Bilbo. «Que dejen de una vez por todas de lanzar pelotas al tejado de ETA, al de la kale borroka o a no sé dónde. La pelota está en primer lugar en los tejados de los partidos políticos de Euskal Herria, y en segundo lugar en el del Gobierno español, para que cese en las agresiones a la izquierda abertzale».
Ante las más de 26.000 personas congregadas ante el Ayuntamiento de Bilbo con carteles en favor de la autodeterminación y muchas ikurriñas, Otegi puso de manifiesto la paradoja que supone que «los pacifistas oficiales tengan miedo a la paz y al debate político» y, en cambio, «seamos los ‘agresivos’ y los ‘violentos’ quienes lo estamos deseando». Aprecia tras ello un motivo claro: «Saben que su proyecto es débil. Y nosotros sabemos que ganaremos la independencia si podemos decidir libremente en este pueblo». Sus palabras hicieron que se volviesen a escuchar gritos de «Independentzia!».
«Enorme dimensión»
Otegi inició su intervención con una explicación casi académica que buscaba dar su auténtico relieve al momento actual: «Lo que queremos hacer tiene una enorme dimensión. Queremos superar un conflicto armado de siglos. Ese es el objetivo, y no otro». Por ello, afirmó que la izquierda abertzale actúa con plena responsabilidad, reclamó la misma «ambición histórica y determinación» por parte de otros agentes, y dejó un aviso muy nítido y subrayado: «La izquierda abertzale no suscribirá un acuerdo, ni ahora ni nunca, que no contenga los mínimos suficientes para garantizar un marco democrático en este país y solucionar el conflicto».
Abundando en ese análisis histórico, Otegi dijo que a lo largo de décadas y décadas de la historia de Euskal Herria ha habido «tres factores que permanecen inalterables: el debate sobre nuestra vertebración territorial, el debate sobre el derecho a decidir y el debate sobre por qué los estados utilizan permanentemente la represión contra los rebeldes vascos y vascas. Eso es el proceso, no otra cosa: dar una solución democrática a esas tres cosas».
Para ello, instó a los partidos vascos a poner en marcha el diálogo multilateral («a nosotros nos corresponde, a nadie más»), acordando el procedimiento para ello. Y respondió al Gobierno español parafraseando las palabras utilizadas por su vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, la víspera: «La izquierda abertzale tampoco admite tutelas ni chantajes ni condiciones».
«En nuestras manos»
Antes que él habían intervenido varios de los convocantes de esta manifestación por la autodeterminación, la mayor movilización producida hasta ahora en esta dinámica que quiere llegar a todos los rincones. Joxe Abaurrea explicó en castellano que «hay mucho por hacer, no hay que quedarse mirando a nadie. El proceso no está en manos de Zapatero ni de Chirac, está en nuestras manos».
Convocantes y personas muy referenciales de la izquierda abertzale (Rafa Díez, Juan Mari Olano, Tasio Erkizia, Amparo Lasheras, Iñaxio Agirre, Arantza Urkaregi, José Ramón Aranguren) habían llevado la pancarta de cabeza, precedida de una gran ikurriña que se abrió paso a duras penas por una calle Autonomía cuyas aceras estaban abarrotadas.
Más de 26.000 voces por la solución
La manifestación reunió a cerca de 26.000 personas según el recuento realizado por GARA en dos puntos:al final de la calle Autonomía (la marcha giraba para entrar en General Concha antes de llegar a Zabalburu, ya que esta plaza sigue en obras) y al desembocar en la Plaza Circular. Por ambos puntos pasó una media de 750 personas por minuto durante 35 minutos de forma ininterrumpida, lo que deja claro que la marcha fue larga. De hecho, se inició en Aita Donostia poco después de las 17.10 y el acto final no comenzó hasta cerca de las 18.30, 80 minutos más tarde. –
«Ahora es cuando más hay que estar», el mensaje de De Juana
Otegi concluyó su intervención con un mensaje de calado, tanto por su contenido como por su procedencia. El mahaikide lo adornó con un golpe de efecto al esconder el nombre del autor de la misiva, que le había llegado en febrero desde la cárcel. Desveló finalmente que la prisión era la de Algeciras y el autor, Iñaki de Juana Chaos.
Pero la importancia real residía en el mensaje, que fue lo que Otegi puso por delante. En la carta, De Juana transmite ánimos al portavoz de Batasuna en un momento difícil y se lo ilustra con una anécdota: «En 1984, la última vez que vi con vida a Txomin Iturbe, me dijo: ‘Cuando menos nos gusta la pinta que están cogiendo las cosas, es cuando más hay que estar'». De Juana anima a Otegi, por tanto, a «estar más que nunca», y el mahaikide quiso hacer suyo ese lema y trasladarlo a su vez a la multitud congregaba en Bilbo y también al Colectivo de Presos Políticos: «Hay que estar, queremos que estéis, porque nos estamos acercando», afirmó entre una gran ovación.
Antes de llegar a ese punto, quiso pedir confianza y devolver a su vez el «cariño a todos los que nos lo transmitís». Aseguró que «sabemos que estáis preocupados», pero también «que estáis confiados. Muchas veces las cosas parecen negras, sin solución, y no hay más solución que seguir organizándose y peleando». Citó concretamente a presos y exiliados, a los que «tenéis que hacer miles de kilómetros para ver a vuestros seres queridos», a los imputados del 18/98 que llevan un año en Madrid y, en general, «a todos los que alguna vez estáis cansados o preocupados».