Fotografías para Rebelión de Joseba Barrenetxea
El movimiento pro-amnistia llama a los estados español y frances a dejar a un lado «su actual apuesta de guerra para dar pasos hacia la resolucion del conflicto»
Las calles de Bilbo fueron escenario el sábado de una de las mayores movilizaciones celebradas en Euskal Herria en los últimos años. Sirvió para relanzar la exigencia del reconocimiento del estatus político de los presos, para exigir su repatriación y para arropar su nueva dinámica de lucha. Los convocantes subrayaron el papel «fundamental» que deben jugar en un proceso de resolución democrática del conflicto. La manifestación había sido convocada por el movimiento pro-amnistía bajo el lema «Euskal presoak Euskal Herrira orain», apenas cinco días después de que el Colectivo de de Presos Políticos Vascos (EPPK) iniciara una «dinámica de lucha permanente», al objeto de demandar, entre otras cuestiones, su derecho a participar en el proceso abierto, a organizarse y a estar en Euskal Herria. Las previsiones quedaron desbordadas por la asistencia a la capital vizcaina.
Ante cerca de 32.000 personas según los cálculos de GARA, el mensaje lanzado sobre las escalinatas del acceso principal al Ayuntamiento de Bilbo por el abogado Jon Enparantza, portavoz del movimiento pro-amnistía, no dejó lugar a dudas. «Los presos políticos son consecuencia del conflicto político; de ahí su carácter político. Se les deben reconocer sus derechos políticos y no hay otra garantía para que participen:tienen que estar en Euskal Herria», manifestó antes de añadir que «los presos cumplen un papel fundamental en la resolución del conflicto».
Enparantza transmitió a los estados español y francés, en nombre del movimiento pro-amnistía, la exigencia de «dejar a un lado su actual apuesta de guerra para dar pasos inequívocos y atrevidos hacia la resolución del conflicto», mientras que pidió a los partidos e instituciones «presionar en esa misma dirección, ya que insistió si la resolución del conflicto va a ser democrática, el papel de los presos es fundamental».
Una hora antes una multitud se había congregado en los alrededores de La Casilla. Junto a una amplia representación de ex presos que encabezaron la marcha y centenares de familiares portando fotografías de los 712 encarcelados políticos vascos, se dieron cita representantes del espectro político y social, como los sindicalistas Rafa Diez y German Kortabarria, secretario general de LAB y responsable de Comunicación de ELA, mahaikides de Batasuna como Pernando Barrena y Joseba Permach, entre otros muchos, o el coordinador de Aralar y parlamentario navarro, Patxi Zabaleta.
En el transcurso de la movilización desarrollada en la capital vizcaina se distribuyó, de forma masiva, el documento que hicieran público los mahakides de Batasuna para explicar el sentido del voto dado ante el plan de Ibarretxe, el día después de su aprobación en el Parlamento de Gasteiz. De igual manera se repartió el comunicado emitido por el Colectivo de Presos Políticos Vascos sobre su dinámica de lucha.
«Desactivar la dispersión»
La manifestación discurrió con normalidad por la calle Autonomía, variando ligeramente el recorrido habitual al adentrarse por las calles Concha y Fernández del Campo, hasta llegar a Hurtado de Amezaga, como consecuencia de las obras que se acometen en Zabalburu.
Al arribar, pasadas las 18.00, a las escalinatas principales del Ayuntamiento de Bilbo, mientras se escuchaban los sonidos de una txalaparta, quienes portaban las fotos de los presos vascos se situaron en la parte baja, de cara a los participantes en la marcha que seguían descendiendo por la calle Buenos Aires, incluso tiempo después de que concluyera la alocución final.
El irrintzi lanzado desde las escalinatas sirvió para llamar la atención sobre la realidad que siguen padeciendo los presos vascos y sus familiares, como consecuencia de la dispersión. Enparantza incidió en afirmar que las políticas penitenciarias de los estados español y francés «vulneran los derechos básicos de los presos y de sus familiares, así como los derechos políticos de los prisioneros vascos. La misma política criminal que ha acabado con la vida de Txalaka y Oihane, la misma que ha matado a Leo y Karmele», recordó.
En este contexto, el movimiento pro-amnistía quiso hacer saber a José Luis Rodríguez Zapatero «que no nos vamos a quedar quietos», y exigió al PNV «que para desactivar ahora la dispersión ponga, al menos, la misma fuerza que empleó para ponerla en marcha».