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Me voy a volver… por algunos caminos de Fidel

Fuentes: Rebelión

Fidelidades 1 ¿Que les diré? ¿Qué les puedo decir que no sean los mismos discursos repetidos y vacíos, que se han dado para las cámaras globales? ¿Qué palabras se pueden encontrar para recordar al comandante Fidel Castro que, como diría Juan, entró en la muerte, según dicen por ahí? ¿Qué palabras que no sean tan […]

Fidelidades 1

¿Que les diré? ¿Qué les puedo decir que no sean los mismos discursos repetidos y vacíos, que se han dado para las cámaras globales? ¿Qué palabras se pueden encontrar para recordar al comandante Fidel Castro que, como diría Juan, entró en la muerte, según dicen por ahí? ¿Qué palabras que no sean tan grandes como para hacer una alabanza desmedida de su camino, y ocultar la pequeñez de tantos? ¿Qué palabras que no sean tan pequeñas como para desdibujar su camino y demostrar así la microscópica vida y muerte de tantos? ¿Qué palabras para describir el camino de Fidel Castro, que según andan diciendo entró a la muerte casi sin avisarnos? ¿Qué palabras?

En todo caso, las palabras que defienden las luchas de los pueblos son de todos, en cualquier lado que se digan, no pertenecen a una persona sino a todas, como las que escuchamos en aquel discurso de 1979, en las Naciones Unidas, en que Fidel decía: «Se habla con frecuencia de los derechos humanos, pero hay que hablar también de los derechos de la humanidad. ¿Por qué unos pueblos han de andar descalzos para que otros viajen en lujosos automóviles?… ¿Por qué unos han de ser míseramente pobres para que otros sean exageradamente ricos? Hablo en nombre de los niños que en el mundo no tienen un pedazo de pan. Hablo en nombre de los enfermos que no tienen medicinas. Hablo en nombre de aquellos a los que se les ha negado el derecho a la vida y a la dignidad humana. Unos países tienen mar, otros no. Unos tiene recursos energéticos otros no. Unos poseen tierras abundantes para producir alimentos, otros no. Unos, tan saturados de máquinas y fabricas están, que, ni respirar se puede el aire de sus atmosferas envenenadas; otros no poseen más que sus escuálidos brazos para ganarse el pan. Unos países poseen, en fin, abundantes recursos, otros no poseen nada. ¿Cual es el destino de estos? ¿Morirse de hambre? ¿Ser eternamente pobres? ¿Para qué sirve entonces la civilización? ¿Para qué sirve la conciencia del hombre? ¿Para qué sirven las Naciones Unidas? ¿Para qué sirve el mundo? No se puede hablar de paz, en nombre de decenas de millones de seres humanos que mueren cada año de hambre o enfermedades curables en todo el mundo. No se puede hablar de paz en nombre de 900 millones de analfabetos. La explotación de los países pobres por los países ricos debe cesar. Se que en muchos países pobres hay también explotadores y explotados. Me dirijo a las naciones ricas para que contribuyan, me dirijo a los países pobres para que distribuyan. Basta ya de palabras. Hacen Falta hechos.»

Fidelidades 2

Hacen falta hechos. Las palabras son, a veces, como imágenes escondidas en la memoria. La memoria es como un laberinto por donde caminan los recuerdos. Los recuerdos como las palabras, pueden tener la libertad de los escritores o estar presas en ese laberinto de la memoria. Hay palabras que se pierden en el camino, hay palabras marcadas por la pasión o el miedo, hay palabras cubiertas de dolor, hay palabras eternas y fugaces. Pero las palabras, sean eternas o fugaces, nos sirven para construir el mundo que queremos o el mundo que no queremos. De los encontronazos con la realidad que queremos y con la realidad que no queremos nacieron, y nacen, palabras que en el instante de su alumbramiento, son parte palpitante de la historia, se hacen síntesis de ideales y pasiones. La palabra revolución, por ejemplo, con el andar de los siglos se fue entrampando en su propio laberinto. Ahora cualquier cosa puede ser llamada de revolución. Pero más allá de las farsas y los farsantes todavía hay necios para seguir caminando, para seguir construyendo y reconstruyendo el camino las veces que sea necesario. Como decía Silvio Rodríguez en aquella canción: …Me vienen a convidar a arrepentirme, me vienen a convidar a que no pierda, me vienen a convidar a indefinirme, me vienen a convidar a tanta mierda… Pero, yo me muero como viví…

La palabra revolución se fue ahuecado, marchitando. Sin embargo, hay momentos históricos que no solo reivindicaron la palabra, si no que se constituyeron en hechos fundamentales para posicionar la revolución social en la memoria colectiva. Uno de eso momentos lo protagonizó Fidel Castro en julio de 1953, Fidel, que según escuche decir a unos que reían de miserables y otros que lloraban como si de drama se tratara, que entró caminando a la muerte. Los miserables se morirán un día como nos moriremos todos y seguirán siendo miserables. Los que creen que se trata de un drama también se morirán sin entender que Fidel entró en la muerte tranquilo sin necesidad de llorar o llorarse a si mismo. Que los miserables recapaciten y sean un poquito menos miserables. Que los que creen sinceramente que estos es un drama que también recapaciten y entiendan que el único drama es la vida en el capitalismo. Y que los que fingen que esto es un drama porque cuidan una silla, puestito burocrático o imagen, recapaciten también y entiendan que la farsa un día también se morirá con ellos.

Fidel decía hace ya unos cuantos años que «Revolución es cambiar todo lo que tiene que ser cambiado. Es igualdad y libertad plena. Es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos. Es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional. Es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio… Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo. Es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo».

Fidelidades 3

Venía diciendo que el Comandante Fidel, que según andan diciendo por ahí entró en la muerte, en julio de 1953 protagonizó unos de los hechos históricos más importantes de esta América y supo transformar la derrota en victoria. En los procesos revolucionarios existen derrotas militares que finalmente se transformaron en victorias políticas y hechos que marcaron el rumbo de los acontecimientos en el futuro. Los Asaltos a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en aquel julio de 1953 en Cuba, fueron una derrota militar del movimiento revolucionario cubano, que el comandante Fidel transformó en victoria política, pronunciando el discurso más trascendente del siglo XX en América Latina, conocido posteriormente como La historia me absolverá, por la última frase pronunciada al realizar su defensa. El asalto al Cuartel Moncada fue una derrota. Como nadie es amigo de las derrotas, en la época muchos sectores de la izquierda latinoamericana criticaron la acción diciendo que fue una aventura. Ahora, se me ocurre preguntar qué hay después de la derrota. Ahora se me ocurre recordar un poema que escribí hace algún tiempo y que decía así:

«La pregunta no es ¿qué hay después de la muerte?

sino ¿qué hay después de la derrota?

La muerte es solo una sombra de la vida

la victoria es como la lluvia

que nunca puede mojar las sombras

las sombras son como un selfie:

desaparecen en un instante y vuelven a aparecer

las sombras son manchas en la lluvia

que surgen de la derrota del sol.

El sol es una sombra que se mira a si misma

se ilumina a si misma

sin necesidad de reflejarse como la luna,

el sol es la derrota de la lluvia,

es la sombra en la mirada de Fernando Pessoa.

La vida es una derrota permanente

la muerte solo un reflejo, como la luna.

Después de la vida no hay vida ni muerte

después de la muerte no hay muerte

no hay victoria ni derrota después de la victoria

después de la derrota no hay derrota

Sabio é o que se contenta com o espectáculo do mundo,

decía Ricardo Reis,

y Alvaro de Campos le respondía:

a minha alma partiu-se como un vaso vazio

Alberto Caeiro, en cambio, comentaba:

ser poeta no es una ambición mía, es mi manera de estar solo,

Pessoa los miraba desde su muerte y se reía de la derrota.

La pregunta no es ¿qué hay después de la derrota?,

la pregunta es ¿qué hay después?»

Fidelidades 4

Hay una canción de Pablo Milanés que dice: «Como el largo de tus ríos que te riegan, / Y tu don milenario de pelear, / Así viven constantes tus ideas, / Así vas a llegar hasta el final». Pero, ¿qué hay después de la derrota? Aquellos que miran corto, que solo piensan en el momento, que no saben mirar al horizonte, no entienden que la victoria está más allá de la derrota. La historia me absolverá, fue un pronunciamiento político que se transformó en antecedente fundamental para el triunfo de la Revolución en Cuba y pieza política clave en los distintos procesos revolucionarios que surgirán en toda América Latina.

Ese pronunciamiento se convirtió en un hecho político que superó la derrota militar. Fue un documento político estratégico de increíble vigencia en la actualidad. En su excelente novela El año de la muerte de Ricardo Reis, José Saramago señala «A esta ciudad le basta saber que la rosa de los vientos existe, este no es el lugar donde los rumbos se abren, tampoco es el punto magnífico donde los rumbos convergen, aquí precisamente cambian los rumbos». Con La historia me absolverá, Fidel logro que se abran, converjan y cambien los rumbos… La derrota fue una victoria en el futuro…

Pero la mirada estratégica de Fidel, que según andan diciendo por ahí entro en la muerte, no se quedó en la América. El compromiso de Cuba con Africa fue un factor fundamental en su camino de liberación. Derrotas y victorias. Victorias y derrotas en el camino de un continente que le agradece a Cuba y a Fidel ese compromiso internacionalista hasta hoy. La palabras comprometidas se siguen escuchando hoy como en aquel diciembre de 1975, cuando decía Fidel: «Los imperialistas están irritados con nosotros. Y ¿por qué están irritados? Porque lo tenían todo planeado para apoderarse de Angola antes del 11 de noviembre. Angola es un territorio rico en recursos naturales. Cabinda tiene grandes recursos petroleros. Una de las provincias de Angola. El país es rico en minerales, cobre, hierro, una de las razones por las que los imperialistas quieren apoderarse de Angola. Algunos imperialistas se preguntan por qué ayudamos a los angoleños. ¿Qué intereses tenemos nosotros allí? Ellos están acostumbrados a pensar que cuando un país hace algo, es porque está buscando petróleo o cobre o diamantes o algún recurso natural. No, nosotros no seguimos ningún interés material, y los imperialistas es lógico que no lo entiendan, porque se guían por criterios chovinistas, nacionalistas, egoístas. Estamos cumpliendo un elemental deber internacionalista cuando ayudamos al pueblo de Angola».

Ese compromiso internacionalista con Africa fue agradecido y reconocido por Nelson Mandela, derrotado tantas veces antes de la victoria, esa que a veces es solo un instante en el camino del tiempo. Ese compromiso sigue siendo agradecido y reconocido. Un día de diciembre de 1989 Fidel recordaba a los caídos en Africa: «A esta hora simultáneamente en todos los rincones de Cuba de donde procedían, se da sepultura a los restos de los internacionalistas que cayeron en el cumplimiento de su noble y gloriosa misión. Creía el enemigo imperialista que ocultaríamos las bajas en Angola, la misión más prolongada y compleja que cumplió ya catorce años, como si fuera una deshonra o una mancha para la revolución. Soñaron durante mucho tiempo que fuera inútil la sangre derramada, como si pudiera morir en vano quien muere por una causa justa. Mas si solo la victoria fuese el vulgar rasero para medir el valor del sacrificio de los hombres en sus justas luchas, ellos regresaron además con la victoria… Nuestros país no buscaba glorias ni prestigios militares, siempre se aplicó rigurosamente el principio de alcanzar los objetivos con el menor número de vidas posibles. Para eso se requería ser fuertes, tener el máximo de sangre fría y estar siempre, como siempre estuvimos, dispuestos a todo. Cada combatiente sabia que detrás de él estaba el país entero… Cuando la política y al diplomacia fueron factores asequibles para alcanzar los objetivos finales, no se dudó un instante en utilizar las vías política y diplomáticas. Y aunque se actuó siempre con la firmeza necesaria en ningún instante durante el proceso negociador se nos escucho una palabra de arrogancia, prepotencia o alarde. Supinos ser flexibles cuando al flexibilidad era conveniente y justa. La ultima etapa de la guerra en Angola fue la más difícil. Ella requirió de toda la determinación la tenacidad y el espíritu de lucha de nuestro país en apoyo a nuestros hermanos angolanos. En el cumplimiento de ese deber de solidaridad, no solo con Angola, si no con nuestros propios combatiente que allá luchaban en condiciones difíciles, la revolución no vacilo en arriesgarlo todo. Cuando las amenazas imperialistas contra nuestra patria eran muy grandes. No vacilamos en enviar al frente sur de la Republica Popular de Angola muchos de nuestros más modernos y mejores medios de combate. Más de 50.000 combatientes cubanos se reunieron entonces en aquella nación hermana, cifra realmente impresionante, si se tienen en cuenta las distancias a recorrer, el tamaño y los recursos de nuestro país. Fue una verdadera hazaña de nuestras gloriosas fuerzas armadas revolucionarias, y de nuestro pueblo… Hay acontecimientos históricos que nada ni nadie podrán borrar. Hay ejemplos revolucionarios que los mejores hombres y mujeres de la futuras generaciones dentro y fuera de nuestra patria no podrán olvidar. Este es uno de ellos. Mas no corresponde a nosotros evaluarle. De ello se encargará la historia. No podemos olvidar ni por un instante que nuestros camaradas de armas fueron los heroicos combatientes de la fuerzas armadas angolanas. Ellos ofrendaron la vida de los mejores hijos de se extraordinario pueblo. La unidad y la cooperación más estrecha entre ellos y nosotros hicieron posible la victoria. También tuvimos la oportunidad de combatir junto a los valerosos hijos de Namibia, a los patriotas de Guinea-Bisáu y a los insuperables soldados etíopes. Años antes, en los días difíciles de Argelia, recién conquistada la independencia, nuestros combatientes internacionalistas estuvieron a su lado. Como estuvieron también más tarde junto a Siria, otro hermano país árabe victima de la agresión exterior, que solicito nuestra cooperación. No hubo causa justa que no contara con el apoyo de nuestro pueblo. El Che Guevara acompañado de un grupo numeroso de revolucionarios cubanos combatió contra mercenarios blancos al este del actual Zaire. Y hoy en la Republica Saharaui, médicos y maestros prestan sus generosos y desinteresados servicios a ese pueblo en combate por su libertad. Todos los países mencionados eran ya o son hoy independientes. Y los que aún no lo son, lo serán más tarde o más temprano. En breves años se escribió una brillante página de solidaridad de la cual nuestro pueblo se siente orgulloso»…

Fidelidades 5

No sé por que ahora se me ocurre escuchar Imagina, aquella canción de John Lennon en la que dice, sigue diciendo: «Imagina que no hay posesiones,/ me pregunto si puedes./ Sin necesidad de gula o hambruna, / una hermandad de hombres./ Imagínate a todo el mundo, / compartiendo el mundo… / Puedes decir que soy un soñador, / pero no soy el único. / Espero que algún día te unas a nosotros, / y el mundo será uno solo».

Entre el discurso en la ONU en 1979 y el de 1989 al recibir en Cuba a los caídos en Angola, vamos y venimos por algunos caminos de Fidel. Vamos y Venimos por algunos caminos de la Revolución. De Silvio Rodríguez reivindicando la «necedad» de seguir siendo revolucionarios a John Lennon pidiendo que imaginemos un mundo mejor. Del significado de la palabra Revolución en el camino del tiempo al significado de la derrota y la victoria. De la derrota a la victoria. De la victoria a la derrota. De la derrota a la esperanza. De la esperanza al camino nuevamente. Vamos y venimos de algunos caminos del Comandante Fidel, uniendo los hilos del tejido que construye la historia.

No sé si la historia absolverá a Fidel, que según andan diciendo por ahí entro a la muerte hace algunos días. Finalmente la historia siempre será contada por los vencedores. Pero la historia seguirá reivindicando a Fidel por lo que fue como a Ho Chi Minh…

La historia está ahí, va y viene. A veces se va a volver. Pero no creo que absuelva a nadie, solo vuelve, y el camino sigue. Un día, tal vez algún día regrese al punto en que un puñado de revolucionarios solo hicieron la revolución, nada más, nada menos. Próxima estación Esperanza diría el cantautor Manu Chao…

Kintto Lucas. Periodista y escritor ecuatoriano-uruguayo.

(Textos del autor, basados en su programa radial Me voy a volver…)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.