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A propósito del artículo de Fernanda Romeu "Poner palabras a los silencios"

Memoria del franquismo y sectarismo

Fuentes: Rebelión

La publicación por parte del Fòrum per la Memòria del P.V . del libro «El genocidì franquista a València. Les fosses silenciades del cementeri» (Icaria. 2008) ha despertado en nuestro medio muchas muestras de apoyo y reconocimiento pero también ciertas críticas que, según nuestro personal y modesto entender, resultan injustas e incluso enojosas, por cuanto […]

La publicación por parte del Fòrum per la Memòria del P.V . del libro «El genocidì franquista a València. Les fosses silenciades del cementeri» (Icaria. 2008) ha despertado en nuestro medio muchas muestras de apoyo y reconocimiento pero también ciertas críticas que, según nuestro personal y modesto entender, resultan injustas e incluso enojosas, por cuanto provienen del campo supuestamente progresista. Nos referimos en particular al artículo de la historiadora Fernanda Romeu publicado en Rebelión a principios de julio bajo el título «Poner palabras a los silencios» (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=69636&titular=poner-palabras-a-los-silencios-).

En su artículo, Fernanda Romeu realiza una descalificación durísima del Fòrum per la Memòria del País Valencià por haberse atrevido a publicar el libro mencionado, lo que a su particular entender convierte a esta organización en típico caso de «aquella izquierda que, en su afán por denigrar el franquismo (…) manipula la verdad histórica, sin metodología, sin investigación, y lo que es peor , sin ningún componente científico».

¿Acaso, como hace el libro «fosses silenciades», publicar un documento histórico tal cual (listado de cadáveres de las fosas comunes del cementerio de Valencia) supone manipular la verdad histórica? Fernanda Romeu opina taxativamente que sí. Incluso, da un paso más en su dogmatismo academicista -empecinado en restringir al ámbito académico la memoria social y política de nuestro pueblo e historia reciente- y también se atreve a criticar lo que a su juicio son «errores» de lo que llama con sarcasmo la «enciclopedia sepultural » publicada por el Fòrum. Así, critica que se junten en los mismos listados (como SÍ ocurrió físicamente en las fosas) a personas represaliadas por los fascistas y a quienes, supuestamente y según unos documentos oficiales (elaborados por funcionarios) más que dudosos, lo hicieron por «senectud», «peri toni tis» o vete tú a saber.

¿Tiene el Fòrum alguna culpa por no disponer los medios que serían necesarios para realizar esta discriminación entre las personas enterradas en las fosas comunes del cementerio de Valencia? Para Romeu sí la tiene, toda, y al tiempo que soslaya mencionar siquiera la responsabilidad de las actuales instituciones y régimen post-franquistas, en cambio no tiene el menor reparo en imputar falazmente al Fòrum un afán (obviamente absurdo) por sumar más «víctimas» para mejor denigrar al franquismo. Como si el listado de las fosas publicado se lo hubiera inventado esta organización, o como si el Fòrum en algún momento o lugar hubiera planteado que todas las personas listadas fueron victimas directas y explícitas de la represión franquista.

Estas falsas imputaciones y malentendidos acerca del Fòrum y sobre el libro por parte de la historiadora Romeu no merecerían mayor atención si no fuera porque, a nuestro entender, forman parte de unas actitudes y prácticas por desgracia extendidas entre algunas organizaciones de la memoria, partidos políticos y «académicos ilustrados».

Lo bien cierto es que, casi desde su nacimiento, las organizaciones del Fòrum per la Memòria construidas con esfuerzo en nuestro país vienen siendo denostadas por multitud de recelos corporativistas y de celotipias por completo alejadas de toda ética progresista o de izquierdas. ¿Hasta cuando vamos a seguir así? ¿Todavía no hemos aprendido colectivamente que la división y el cainismo son lo que nos sigue llevando a la derrota una vez tras otra? En lugar de enjuiciar y condenar sumariamente las debilidades y limitaciones de los demás compañeros y compañeras, para conseguir las reivindicaciones ampliamente compartidas de «verdad, justicia y reparación» deberíamos aprender a sumar, articular, fortalecer el conjunto de nuestro movimiento memorialista y republicano.